Una caja de llena recuerdos en León, 1914-1918/ 2ª. parte

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

León Guanajuato a 20 de Noviembre de 2020.-En lo que respecta al año de 1915 los recuerdos se vuelven tristes e imborrables así como la quietud de la plaza junto con la posterior apertura del comercio y la reanudación del tráfico de tranvías, para dar paso al repique de campanas, a vuelo, y surja el anuncio “en los pizarrones del jardín que Obregón había tomado Aguascalientes, tomando a Villa un gran botín pero… mientras se repicaba en las torres [de los templos], en la plaza se detenía a todos los hombres” y… comenzó la especulación.

En la libreta aparecen luego los “cabos sueltos”, es decir, una serie de seis relatos cortos donde José Ruiz Miranda, JRM hace elocuencia de los hechos y sucedidos que ve y van por todos lados bajo el amparo de la historia. El anecdotario es rico y jocoso a la vez. Sus protagonistas son variopintos: revolucionarios de aquí, de allá y de acullá, junto con “la madrechinche”; Gilberto Rincón Gallardo y el comercio revolucionario; unos señores Canónigos a quien otro revolucionario los reúne para pedirles un préstamo y pregunta: “¿Quién de ustedes es el cabecilla?”.

No nos tiene rendidos la fatiga. Dibujo de JRM con su esposa e hijas. Col. Part.
No nos tiene rendidos la fatiga. Dibujo de JRM con su esposa e hijas. Col. Part. Fuente: Especial

En el ínterin se habla por supuesto de la relación del Clero y la Revolución donde el periódico El Clarín es “instrumento de la Revolución para propagar sus ideas”, y se convierte en protagonista para comentar más y mejor ciertos pareces álgidos entre lo sagrado y lo laico.

De agosto de 1915 a febrero de 1916 hay una gran transición y nuestro prospecto a gran poeta confiesa: “Hace mucho tiempo que he dejado de consignar mis recuerdos. Lo hago de una manera sencilla y con el único objeto de no dejarlo al olvido”. Y sobreviene un recuerdo harto doliente donde se juega la vida, la amenaza, la vejación, el asalto y, finalmente, la justicia divina que Dios hace brillar, apunta. El relato es sumamente conmovedor y merece la suficiente atención en el contexto de la época.

Finalizan las anotaciones de la libreta con dos asuntos importantes: en 1916, la miseria que se vivía, donde la guerra fratricida arroja lo peor del ser humano y su condición más baja: hambre, pobreza, enfermedad (peste y tifo): “la gente moría en los quicios de las puertas, en los campos, en las barriadas, dondequiera…”, escribe. Esto prefigura un 1917 desolador.

Otro asunto que trata es un “Paréntesis de un viaje a Ciudad de México el 1º. de agosto de 1916”. Allí da cuenta JRM de su condición al abordar el ferrocarril: (…) cerré los ojos y decidí el viaje. Llevaba pieles y calzado”.

Allí estaban su tío Ramón y Petronilo su asistente. Todos los viajeros “apabullados, materialmente prensados unos con otros y sobre una vía dejaba en olvido tres años antes y que con las lluvias y los durmientes podridos se resentía constantemente del peso que soportaba haciendo ungir los desvencijados coches que contenían un millar de vidas”.

Termina sus notas citando el desaguisado que vivió, a la vista de Salamanca, donde hubo un tiroteo al pretender asaltar unos cuantos al tren que venía de León. Los quince hombres que protegían el convoy lo repelieron y hubo muertos.

“A las 12 del día llegábamos a la Estación de Salamanca desde donde se nos dijo se había oído el tiroteo”, consigna.

La última fecha que aparece en la hoja es la del 3 de junio de 1918.

El resto de las hojas, unas tres de cinco partes, permanecen en blanco a la espera que el escritor las aborde.

Pues bien, esta caja llena de recuerdos en León que ahora se abre para todos, ha sobrevivido un siglo, gracias a la conservación de un mecanuscrito ―tomado del original― que me fue proporcionado por la señora Gela Ruiz Miranda Villalobos para su estudio y con miras a realizar la publicación del mismo.

En el tiempo que conocí aquel original y lo comentamos, de 2006 a 2010 ―primero en el Archivo José Ruiz Miranda, AJRM y luego en mi estudio particular― publicamos el libro La Trapa, sociedad artística y literaria (ICL, 2007); luego preparamos una selección de poesía bajo el nombre No nos tiene rendidos la fatiga (2008) que quedó en ciernes la hechura del libro; después vino León en los días de la lucha por la Independencia (Instituto Oviedo-Amoxco, 2010) que recuperamos del cuadernillo de una conferencia magistral otorgada por el cronista en el club Rotario (1931) y que el licenciado Francisco Javier Suárez Huerta «el Romita» tuvo a bien avalar desde el club Rotario de León “Estadio”, Distrito 4160.

Teníamos en proceso de exploración también un epistolario de JRM (2009-2010) con Luz Villalobos, una veintena de cartas de ida y vuelta, donde daban cuenta del amor que se profesaron y que culminó en casamiento ―en segundas nupcias para el poeta― junto con la libreta comentada.

Continuará…