Una caja llena de recuerdos en León, 1914-1918/ 1ª. de 3 partes

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

León Guanajuato a 23 de noviembre a 2020.- En los primeros días de diciembre de 2006 conocí una singular libreta de notas de José Ruiz Miranda poeta y orador leonés, muy bien conservada por sus hijas Gela y Paloma, quienes junto con su sobrino Rodolfo Negrete Ruiz «el Chato» nieto del autor, dedicaron buena parte de su vida a la conservación del precioso acervo con ahínco.

Era uno de los tantos materiales inéditos que nuestro querido y admirado escritor, oriundo del Barrio de Arriba, dejó de su puño y letra, para que lo leyeran sus hijos.

“Son mis recuerdos”, apuntó ahí.

Aquella libreta, de 17 x 25 cms., de pasta dura, hojas a raya, bien impresa y numeradas, contiene un lustro vital de nuestra historia local visto por un testigo de hechos que se dio a la tarea de anotar lo que le tocó vivir.

Revisé con mucho empeño aquel preciado objeto en diversos santiamenes. “Mi abuelito”, me comentó «el Chato», “describió bien aquel tiempo. Aquí están sus vivencias”. Luego, la señora Gela abundó en la hechura del manuscrito e insistió en lo doloroso del momento que vivió su padre: “Un lustro muy álgido para la ciudad de León, de 1914 a 1918, donde hubo lucha, enfermedad y, el tiempo venidero, fue trágico por la pobreza del pueblo. Recuerde las pandemias de tifo y de Gripe española y los primeros intentos para levantar a la familia y a la nación apenas se asomaban”.

Tenía 25 años cuando comenzó el trazo de la primera entrada en la página con el nombre tutelar de: “Patria. Recuerdos de la Invasión norteamericana de 1914”. Era septiembre cuando firmó este primer capítulo. De allí en adelante no paró de escribir con inteligencia sus vivencias, con fina pluma y tinta sepia escribió sobre la Noche trágica de la Invasión de Pascual Orozco en el primer sábado de agosto donde, en el calor del conflicto, algunos paisanos fueron partícipes de la rapiña.

Luego narró su sentir y amor por la Provincia: “el lugar en que nací” donde “respiro con fruición las brisas de mi valle”. Además de contar algunos tópicos singulares de la cultura de la época, por ejemplo, “el Convite” ligado a la Fiesta brava que tanto llamó la atención.

Por ende, en más asuntos de la Revolución mexicana, documentó la entrada y salida de las diversas fuerzas en pugna por la plaza local: maderistas, orozquistas, carrancistas, villistas, renegados, entre otros, donde el pueblo leonés jugó un papel preponderante junto con las autoridades civiles y religiosas.

No dejó de lado a su familia, Soledad su primera esposa, y Severianito su primogénito, a la postre Cheve, quien tuvo su primer diente el 15 de noviembre de 1914 cuando los aliados de Carranza salían y los de Pancho Villa llegaban.

Destacó de manera singular el relato sobre los fieles católicos con respecto al culto de la virgen de la Luz que nos legaron los padres jesuitas desde 1732. Es decir, luego de tres meses del cierre de los templos al culto y con el antecedente del repique de campanas dado días atrás, el 2 de diciembre de aquel 1914, nuestro cronista entró “en nuestra Sta. Iglesia Catedral” y describió con virtud el vaivén ambiental del recinto religioso: el decorado y el tránsito que se vivió desde temprana hora; sin faltar los personajes clave como el obispo Emeterio Valverde y Téllez, los sacerdotes del Cabildo catedralicio y el director del coro el Profesor Tinoco, todos pasaron por allí.

Cabe recordar que José Juan de la Luz Ruiz Miranda (1889) o José Ruiz Miranda, JRM nació “en el seno de una familia profundamente cristiana y de hondo arraigo en la ciudad en la que abundaron las vocaciones religiosas (…) estudió en el Seminario Conciliar” donde obtuvo “la solidez de su formación literaria, pues dominó a la perfección la técnica de la Preceptiva literaria en todas sus formas y variantes. (…) Desde 1904 comenzó a dar a la luz pública sus escritos, en las páginas del periódico El Pueblo Católico, para después fundar y dirigir La Defensa, El Presente y La Provincia, y colaborar en Excélsior, El Sol de León, Noticias; Juventud Bizarra, Alma Joven, Revista Blanca, Presagio, En Pos del Ideal, Bien y proa1”, estas últimas revistas literarias.

Una caja de llena recuerdos en León, 1914-1918/ 1ª. de 3 partes
José Ruiz Miranda y su hija Gela Ruiz Miranda Villalobos, promotora del poeta y orador leonés, ca. 1970.. Fuente: Especial

“Compuso la letra del ‘Himno al Mutualismo’ (1948) ―que hoy se canta aún en algunos países de Hispanoamérica―, así como la letra de la canción ‘Pon tus manos’, cuya música escribió otro ilustre leonés contemporáneo suyo: Enrique Jaso López. Y entre sus numerosas obras literarias editadas no podríamos dejar de citar los poemarios ‘Soledad’ (1931) y ‘Canto a la vida’ (1941). Pero es indudable que su prestigio literario se había consolidado de manera especial a través de una obra maestra, que no obstante la pequeñez de su dimensión física, fuera génesis de uno de los movimientos literarios más importantes no sólo del Bajío, sino del país: su poema “Yo soy un viejo monje de la Trapa”, publicado en El Presente en 1922; hoy casi completamente desconocido por nuestros coterráneos2”.

Pero volvamos a las anotaciones de la libreta de formato francés: una caja llena de recuerdos en León.

Continuará…