Un artillero leonés en la II Guerra Mundial: Tony Pompa

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

Tenemos pocas historias, desde la región, ligadas a la historia de la II Guerra Mundial. Las que existen son valiosas y conmovedoras. La más entrañable tal vez sea la llegada de un grupo de polacos a las inmediaciones de la comunidad de Santa Rosa Plan de Ayala donde habitaron y luego, algunos, se asimilaron a nuestra sociedad. Pero no tenemos un héroe fundamental que nos represente como bien lo hicieron para el país, los integrantes del Escuadrón 201 que lucharon contra las posiciones japonesas en Filipinas y Formosa.

Al leer el volumen tercero de la serie Ecos de lejanas voces. Crónicas romitenses de tiempos idos (Ed. de Autor, 2017) de Josué Bedia Estrada nos enteramos del prócer estadounidense Tony Pompa nacido un 17 de enero de 1924 en León de los Aldama.

Su padre Juan Pompa huyó a los Estados Unidos de América en tiempos de la Revolución mexicana en busca de un mejor nivel de vida. Tenía 16 años y estaba ya casado con María. Fue a trabajar al ferrocarril de Kansas donde tiempo más tarde, no sin penurias y tragedias en Ciudad Juárez, su esposa le siguió.

En pleno Paso del Norte fue rescatada por Juan y perdió el producto de su primer embarazo.

Ya en la Unión Americana y bien instalados en un furgón en el patio de trenes, les sobrevino la Depresión de 1921 y sufrieron lo que muchos mexicanos: el repudio de los puritanos americanos y regresaron a León.

Aquí nació entonces Antonio.

Al término de la crisis la familia Pompa regresó al furgón americano y poco a poco se instalaron, no muy lejos de un basural, en una finca comprada con gran esfuerzo en la Calle Dos número 184 de la ciudad de Silvis donde creció.

Fue al Colegio de Santa María, pero no le gustó. Una de sus molestias era que no sabía hablar en inglés y al paso del tiempo lo abandonó y se fue a trabajar en el ferrocarril de Rock Island. Su seña de identidad, ser mexicano, le acarreó problemas y lo despidieron.

Luego ingresó a la milicia americana para conseguir la ciudadanía con el apoyo de una vecina quien fingió ser su madre y otorgó el permiso para enrolarse y se convirtió en Tony López. Sus padres no estuvieron de acuerdo. Pero aprobó el examen para ser artillero en un bombardero.

Lo adiestraron en Dakota del Sur y conoció a una mujer de origen inglés de nombre Dolores con la cual contrajo nupcias.

En la guerra fue asignado como parte de la Brigada 449 para combatir a los alemanes en Grottaglie, al sur de Italia.

Por su capacidad Tony ascendió a sargento del bombardero B-24 conocido como “El sueño del pescador”. Dicho avión atacó posiciones alemanas cerca de Aviano, Italia, pero fue alcanzado por la artillería fascista.

El bombardero cayó en picada y de los diez elementos, sólo a uno no le abrió el paracaídas como debiera. Fue el de Tony Pompa quien dio paso para que sus compañeros saltaran.

El avión se estrelló contra una montaña y el artillero leonés perdió la vida. ―“No quedó nada de mi hermano. Sólo su placa de identificación”―, señaló su hermana Clara.

En Italia se le enterró con el nombre de Tony López. Luego sus restos fueron enviados a su viuda Dolores quien no los recibió y pidió que los enviaran a su familia. Pero ella hizo gestiones para que se le devolviera el nombre de Tony Pompa.

El gobierno de la localidad estadounidense aceptó el cambio y propuso un monumento que llevara, como ciudadano americano, el nombre del personaje leonés ya americanizado.

Tony Pompa al ofrendar su vida logró el sueño americano sin duda. Fue un ciudadano más de la gran nación americana. Pero esto ni Juan Donaldo Trump lo sabe menos muchos paisanos nuestros enrolados en ser americanos de cepa.