Saber y sentir: he aquí toda la educación

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

León Guanajuato a 10de mayo de 2021.-Las ilusiones que quedaron temblando en Guanajuato, recuerda José Vasconcelos en 1924 —porque todos hicieron suya la empresa de crear una gran Secretaría de Educación Pública— se tambalearon trece años después cuando un grupo de inconformes con la educación laica acusaron a los maestros de la Misión Cultural No. 10 afincada en San Felipe Torres Mochas de ser comunistas. El jefe de la misión Profr. Rolando Uribe recibió una carta anónima donde los amenazaban si seguían impartiendo aquellas doctrinas en las escuelas. Y cerraban la intimidación con aquella frase tan abajeña: “Se los va a llevar la… tostada”.

Entonces la tiranía devota comenzó a operar un osado plan que consistió en atentar a balazos contra aquella brigada cultural que, previamente, había viajado a Dolores Hidalgo a recibir “una serie de cursos para el perfeccionamiento de los servicios escolares”. Más allá de asustar a los preceptores, el grupo determinó hacer una asamblea pública el 29 de marzo de 1936 con el afán “de informar a la ciudadanía sanfelipense sobre las virtudes de la educación socialista y el mejoramiento de la vida de los campesinos que, a través de las misiones culturales y escolares, integradas por ingenieros agrónomos, funcionarios de gobierno y los propios profesores, difundían a la población”.

La respuesta de los agresores fue organizar una “manifestación ordenada” para pedir el “apoyo a sus derechos que, al parecer se veían atacados por la escuela socialista”, por lo que se mandó “hacer un tiro de volantes considerable”, mismos que repartieron “dos o tres monjitas disuadiendo a las personas que ahí se encontraban o que pasaban por ahí (para) que no asistieran a la reunión”. Alrededor de las 11:45 de la mañana vino la confrontación de un grupo a otro. Uno de los ofendidos cristianos soltó un machetazo al orador en turno que lo mató al instante. El agresor cayó por el disparo de un máuser, desde la casa de los Bárcenas, e inició el zafarrancho e inmediatamente la balacera que arrojó 18 muertos y 25 heridos.

El 30 de marzo el presidente municipal José Martínez se presentó muy temprano en la plaza, venido de San Luis Potosí, y alrededor de las seis de la tarde se apersonó el presidente Lázaro Cárdenas donde pudo constatar la agresión sufrida por los docentes en la Escuela “Justo Sierra”. Luego acudió a la plaza principal y después entró a la parroquia donde, como responsable de los intereses de toda la Nación, supo de los acontecimientos y dijo:

“Quise venir personalmente [de mi paso por Querétaro]a darme cuenta de los acontecimientos registrados ayer en esta ciudad, porque como responsable de los intereses de toda la Nación, juzgo de mi deber hacer acto de presencia en todos los lugares donde ocurren sucesos o se plantean problemas nacionales (…)

De las investigaciones que mandé practicar sobre los acontecimientos registrados ayer en esta ciudad, las cuales fueron encomendadas a funcionarios responsables, así como de los testimonios que recibí de personas idóneas de esta misma población, se desprende que la brigada cultural que desde hace varios días se encuentra en esta municipalidad, ha venido a cumplir su noble y alta tarea, sin rebasar el marco de las leyes, sin hacerla menor lesión a las creencias religiosas.

Sin embargo, por desgracia para el país y para bochorno de esta población, la multitud que se congregó en este recinto fue azuzada por quienes nada tienen que ver con nuestros problemas de orden económico y social, lanzándola en contra de los maestros que tienen una misión redentora. Y, como consecuencia de tan incalificable provocación, cayeron abatidos muchos hombres del pueblo, gentes humildes, algunos luchadores y otras tantas personas que se debaten en el dolor, auxiliados por los cuidados oficiales.

¿Y quiénes son los responsables de tan abundante derramamiento de sangre?

Es mentira que la enseñanza socialista sea agente de disolución de los hogares; y mentira también que ella pervierta a los hijos y los apartes de los padres. La educación socialista prepara al niño para que sepa cumplir, cuando hombre, con sus deberes de solidaridad dentro de un espíritu fraternal para sus compañeros de clase”.

El presidente señaló a los culpables de aquel desaguisado: el párroco y el vicario del templo [José Refugio Méndez y Estanislao Velázquez Gutiérrez respectivamente]que azuzaron a la clase trabajadora; a los empresarios y hacendados que mantienen “sistemas inhumanos de explotación”. Remató después en su discurso con una frase contundente: “Nosotros no azuzamos a las masas”.

Luego pronunció: “Es un engaño lo que han propalado en contra de la escuela socialista. Son mentiras las que escribieron en dos hojas que distribuyeron profusamente en toda la ciudad. Y, ya que excitaron a las multitudes, provocando el choque sangriento de ayer, exhorto aquí públicamente, a estos señores sacerdotes a que abandonen la población en el término de veinticuatro horas”.

Y finalmente consignó: “Si las mujeres tienen sus creencias, para ello cuentan con la iglesia y con su casa. Y ustedes cumplan con sus deberes de hombres”.

El pueblo reunido en el templo parroquial asomó un rumor sordo “que fue roto por el agrarista Juan Medina, del Barrio de San Miguel, quien a voz a cuello gritó: ¡Tamos con usté, señor Presidente!”.

El presidente de la República salió del recinto. En días posteriores se consignó a los culpables de aquel azuzamiento contra las misiones culturales y sus maestros. Los sacerdotes católicos —oriundos de León— salieron de San Felipe. Las campanas de la educación sonaron.

De aquel acontecimiento, por el valor de los maestros y el apoyo del Jefe del Ejecutivo no resta sino recordar que la educación es saber y sentir.

  1. de A. Para la realización de este texto me apoyé en el libro San Felipe. Crisol de la Independencia (2010) de José Aguirre Bárcenas y José Hernández Salazar y en la charla con el periodista Julio Villanueva Ortiz.