¡Que se levante el telón del teatro en León!

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

El año de 2001 como ya lo mencionamos ocurrió el parteaguas del escenario teatral de la localidad. La reconversión de la Muestra de Teatro en León, MUTEA generada por los teatristas desembocó en el Concurso, ya tomado por la institución oficial, es decir, el ICL quien fue tajante y se predispuso a premiar lo mejor pero también a señalar lo peor.

Eduardo X. Reyes escribió una serie de comentarios críticos en donde dio cuenta del desarrollo del nuevo Encuentro de Teatro. Su aparición fue fortuita y abrió un espacio atrapado y sostenido desde siempre por los teatristas, así como la prensa escrita local, y vedado, por ende, a la crítica independiente que no tenía compromiso con nadie. En la primera hoja suelta de Escenarios X. Reyes señaló de manera precisa lo siguiente:

“La función del ahora nuevo Concurso de Teatro Leonés 2001 no ha cambiado mucho. Mostrar los trabajos de los grupos o instituciones que difícilmente encuentran o buscan un espacio donde presentarse (…) resulta un escaparate perfecto que nos da una radiografía de la realidad teatral en León. La anterior Muestra de Teatro Leonés (MUTEA) nos dio un panorama bastante deprimente, carente de una propuesta clara, donde la falta de profesionalismo de algunos grupos empaña el buen trabajo de otros.

No desmerece mencionarse que la opción del Instituto Cultural de León para producir, primero la Muestra y luego el Concurso, nos puede dar una mejor calidad en los espectáculos, propuestas y trabajos escénicos mejor logrados. Esto todavía está iniciando, faltan otros grupos teatrales que en diferentes temporadas han demostrado calidad y compromiso en sus puestas en escena. Así como la aparición de grupos que, al parecer, se preparan solamente para presentarse en este Concurso (o en la Muestra), no aportan mucho o casi nada al desarrollo y profesionalización del Teatro como evento artístico, propositivo y reflexionante.”

En ese tiempo Armando Holzer hablaba de que “a veces se confunde el esfuerzo con la calidad. Estamos en un nivel muy básico, en lo actoral. Hay una carencia de lectura de textos, de escenógrafos, de realizadores, etc. etc. y la mayoría de los trabajos que hay son así desafortunadamente”.

No es muy lejano a lo que Miguel Martínez periodista cultural, en su columna Culturama decía un año atrás:

(…) Pese al tono triunfalista con que el Arq. Salvador Zermeño habló durante la ceremonia de clausura de la Muestra de Teatro Leonés, ésta concluyó de una manera más bien gris, y sí sirvió, en cambio para evidenciar por una parte los esquemas anquilosados de la burocracia oficial con respecto a la muestra, además de algunas carencias del medio teatral de la ciudad, y por otra parte la necesidad de que el evento tenga una mecánica diferente.

Al menos para este nefasto redactor, fue evidente, insanos lectores que: (…) a algunos grupos la MUTEA les queda francamente chica.

Que a muchos grupos la MUTEA –con todo y ser un evento muy localista– les queda francamente grande (el ejemplo más lamentable es el grupo Traum, con “producciones” por demás deplorables que repite año con año).

Que el teatro estudiantil en muchas ocasiones supera al llamado “teatro independiente”.

Que existe una terrible carencia de producción en teatro infantil: los grupos que lo hacen –salvo dos honrosas excepciones: GEyMA y “Los tiliches del Baúl”– lo hacen de manera esporádica, oportunista y deficiente.

Que la MUTEA (al menos bajo el actual esquema) no aporta nada realmente significativo para el desarrollo de la actividad escénica en León: no hay una remanente o subproducto o como se le quiera llamar, que deje la muestra; no impulsa, no favorece y no alienta la producción en las diferentes áreas escénicas. No crea escenógrafos, ni iluminadores, ni mucho menos fomenta la formación de dramaturgos (que tanta falta hacen en el medio).

Que en los términos generales los teatreros leoneses (al menos los del llamado “independiente”) se consumen en un submundo lleno de carencias, desunión, egoísmos y vanidades gratuitas.

Que ni al Instituto Cultural de León (INCUL) ni a los teatreros leoneses les interesa verdaderamente buscar una opción para que la MUTEA se convierta en un auténtico generador de cultural teatral”.

Si bien Miguel Martínez señala el anquilosamiento de la MUTEA en diez años de trayectoria, al año siguiente la Muestra transformada en Concurso no parece dar ese ancho y sigue quedando chica y grande para algunos grupos. Maribel Carrasco, como jurado del Concurso, lo apuntó como sigue:

Martes 29 de mayo
Obra: Promiscuidad fatal
Categoría: Independiente

Aún estoy con el asombro… lo que he visto el Apia de hoy, es un compendio de lo que no se puede hacer el en Teatro. (…) Es una puesta tan pobre en cuanto a discurso, en cuanto a calidad interpretativa, en cuanto a la dirección, en cuanto a todo. Se puede hacer Teatro con tres ladrillos, por supuesto, se puede hacer teatro pobre, como el de Antonin Artaud, pero no un teatro de esta factura. Me parece una falta de visión acerca de lo que es el arte, acerca de un concepto artístico, carente de toda intención.

En otro comentario señala:

Sin fecha
Obra: S. A. de C. V.
Categoría: Independiente

(…) ésta puesta en escena es tan limitada en su propuesta temática y en su desarrollo que da la impresión de que justamente la obra habla de lo que el autor y director tiene en la cabeza y créanme que eso no refleja la vida de un escritor, esa banalidad no hace a un escritor, otra vez pienso en los jóvenes que acudieron ese día al teatro, agradezco tanto no ser tan joven ahora, pues seguramente al ver que eso es el universo de un escritor, me hubiera alejado.

Domingo 3 de junio
Obra: ¿MÁS CAFÉ?
Categoría: Independiente

Curiosamente, el mismo tema, las mismas resoluciones, los mismos planteamientos tan pobres, tan trillados, los chistes sexuales, los mismos referentes, parecía que estábamos viendo solo otra versión de la noche anterior… El escritor que busca la inspiración… por lo tanto, la misma crítica, sin más.

Bueno estos tres “artistas” independientes a los que nos referimos son (o fueron) Héctor Yaffet Merino, Teatro Nuevo Ekco Hurhiram; Rodolfo González, Grupo Nithzin; Luis F. Lara, Grupo Traum; aquellos que curiosamente los comentaristas, es decir, los jurados califican de nefastos y perjudiciales para el movimiento teatral local.

De manera curiosa si revisamos esos dos espacios, esos dos escenarios de conversión –entre la MUTEA y el Concurso– los siempre mejor librados y con una magnífica crítica hacia ellos, elocuente y a veces severa, pero con aportes, son: Xavier Ángel Martí, Javier Avilés, Javier Sánchez Urbina, Eulalio Nava, Óscar Garduño y Laura Madrid, así como el dueto Martín Espinoza y Gelos Giles, estos últimos considerados en la categoría de teatro para niños.

Un apunte extraordinario

Un brevísimo comentario aparte merece Leopoldo Ibarra que no obstante de haber participado en una edición del Festival Internacional Cervantino, FIC en el año 2001 con Odisea Teatro marcó una debacle en su carrera al someter a concurso la puesta en escena La feria. Pues no solo dejó “un mal sabor de boca” a Maribel Carrasco que le “provocó, aberración, pocas cosas dentro del teatro me han creado este sentimiento, pienso en que, si yo no fuera gente de teatro, muy probablemente no volvería a acudir a un teatro”.

Luego se pregunta la notable directora leonesa: ¿Por qué hemos de apoyar la vulgaridad en el sentido artístico del término? ¿Por qué como creadores de principios de un nuevo milenio no nos comprometemos a buscar nuevas formas de crítica política que sea CLETA? ¿Por qué insistimos en hacer reír buscando la risa fácil, el chiste de la esquina, el chiste ordinario, el albur mal empleado, del doble sentido tan burdamente? He de decir que todo esto me ha sorprendido que se lleve a cabo tan recurrentemente dentro de algunas de las puestas en este concurso.

La amarga experiencia de Carrasco obedece a que La feria como puesta en escena no es un trabajo completo y no tiene un lenguaje teatral en el más estricto sentido del término (Xavier Segoviano, dixit), además de que el texto fue “retomado de la obra Mitologías en la Vitrina (1984, aprox.)” mismo que escribió la dramaturga (Maribel Carrasco) aún en León.

Agrega:

La feria “tiene tanto similitud con esa obra que incluso pude recordar algunos textos que están expuestos literalmente, así como personajes, situaciones y hasta algunos elementos escenográficos como la carpa (…) me entristece, tanto por la calidad de lo actoral, en la propuesta de esta versión muy libre de mi texto, en muchos momentos tan burda y ordinaria…”

Si el movimiento teatral en León existe ¿por qué no ha progresado? Si hay inquietud, búsqueda, inconformidad y riesgo ¿por qué la instancia oficial, el Cultural de León, ICL a pesar de tener un diagnóstico teatral, no hace algo?

La respuesta es muy simple: porque no son sensibles al arte teatral y no lo son porque no conocen a quienes conforman a plenitud el colectivo teatral de la zona, sino que desde siempre aluden a reconocer a la “comunidad teatral” de unos cuantos.

Dicho truco, sacado del sombrero de un mago como un escueto conejo para sorprender a los espectadores, es harto conocido. Entonces ¿a quiénes apoyar? A los aficionados que fingen actuar o a los verdaderos artistas de León.

Los funcionarios culturales del rumbo desde siempre continúan promoviendo ritos, pero no construyen actos, por lo tanto, no provocan gestos que, de manera final, son el arte. A ellos les gusta ver las socorridas muecas con programas y proyectos que se gestan en capacitaciones culturales. Tal y como ocurrió en el momento referido, con el borrador del Encuentro Regional de Teatro ejercicio elaborado a partir de una sesión con Othón Téllez en el Diplomado de Gestión Cultural al personal del ICL (noviembre de 2001) y el cual fue trasladado literalmente al venidero Encuentro de Teatro del 2002.

Al parecer para las citadas fechas la vinculación de la teoría con la práctica (aplicadas) desde cualquier CANAL CULTURAL no funcionaron en las artes escénicas porque continuaron progresivamente hasta 2021 y en lo que va del 2022 los mismos ritos referidos con la consabida idea de la ciudadanización de la cultura donde los “ciudadanos” se apoderaron de los consejos directivos para apoyar el proyecto político en turno así como a sus “artistas” que rondan desde la aguja, el hilo y la tijera: un modisto en tiempos de identidad leonesa.

Por eso sí que podemos exigir que se levante el telón del teatro en León para aludir las palabras de Marisa de León quien nos invitó, en su momento, a revisar el papel del promotor cultural institucional y a su vez detectar al gestor cultural, aquel qué es un agente de cambio que genera políticas, modelos y acciones como resultado del estudio y la investigación, el análisis y conocimiento del medio cultural y el contexto donde se aplica la gestión.