Bien dicen, “Donde está tu dinero está tu corazón” y así se puede ver con claridad en el Proyecto de presupuesto de egresos de la federación para el ejercicio fiscal 2024.
Se priorizan las grandes obras insignia del sexenio. El Tren Maya, y la refinería de Dos Bocas, son grandes ganadores en la repartición del pastel.
Hace 5 años se sacó una convocatoria para la construcción de la refinería, las condiciones eran hacerla en 3 años y 8 mil millones de dólares, finalmente las empresas invitadas contestaron que no era posible hacerlo ni en ese tiempo ni con ese presupuesto. Se les criticó se les tachó de neoliberales, corruptas etc. Han pasado 5 años, casi el doble del tiempo estimado y por más que le hagan muchas inauguraciones y reinauguraciones es un hecho que no está terminada desde el momento que no produce gasolina.
El gasto va ya en más del doble del presupuesto original y este año tiene destinado más de 15 mil millones de pesos para seguirle gastando. Tenían razón las empresas invitadas, no era realizable ni con este costo ni en ese tiempo, pero la necedad no escucha, y no importa que las cosas no funcionen cuando lo relevante es hacer publicidad y presentar otros datos. No entremos a discutir si era bueno o no construir una refinería, tan solo analicemos como ha sido una aspiradora de recursos que no ha producido nada.
El Tren maya en 2024 tendrá un presupuesto de 125 mil millones de pesos, lo que implica un acumulado invertido en él de 515 mil 762 millones de pesos, va a costar 3.3 veces más de lo que se presupuestó.
El tema del AIFA también implicó un dispendio tremendo entre las indemnizaciones a los inversionistas del aeropuerto de Texcoco, y a los constructores a quienes como nunca se les comprobó la presunta corrupción pues se les tuvo que indemnizar completo por las cancelaciones y lo que costó construir el AIFA y todo para que no se utilice, para que no se haya resuelto el problema de conectividad aérea en la capital del país.
Tenemos aquí tres ejemplos de gasto excesivo, de un presupuesto mal hecho desde el inicio y mal operado y gestionado el recurso en la ejecución de las obras, en donde se ha excedido el tiempo de ejecución, lo que revela otra vez una mala planeación, coincidiendo también en que ninguno de los tres proyectos aporta nada a la ciudadanía.
Mal planeado, mal ejecutado y sin resultados positivos. En esto se ha enfocado la mayor cantidad del presupuesto durante todo el sexenio. No ha habido suficientes medicinas, no se han dado los mantenimientos necesarios, es por eso pasan luego los incendios en las plataformas de Pemex, en las estaciones del metro y se desploma la línea 12.
El presupuesto para los programas sociales también está favorecido con aumentos, y la cuestión aquí es determinar cuál es objetivo final del gobierno federal. No sé por qué, pero me da más la impresión de que lo elaboraron como presupuesto electoral de morena que como lo que en realidad debería ser.
Lo acabamos de ver con sus internas, Marcelo acusó abiertamente a Claudia de utilizar los recursos de la secretaría del Bienestar para hacer proselitismo en su favor, condicionar los apoyos y sembrar el temor en la gente de que los apoyos desaparecen si no ganaba Claudia.
¿Para qué se ha estado utilizando el dinero de los impuestos de todos? No para salud, no para educación, no para infraestructura funcional, sino para gastos absurdos y estratosféricos en obras que son un elogio a la locura buscando pasar a la historia y para comprar voluntades, pretendiendo manejar con dinero el destino del país.
