Posicionamiento: Canto de las sirenas que te pueden hacer encallar

Benjamín Segundo Ramírez
Benjamín Segundo Ramírez, columnista Platino

El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Winston Churchill

Los políticos viven en un conflicto interno constante contra el ego y los cantos de sirenas que este despierta, ya que muchos prefieren la popularidad y dejan de lado la efectividad y la buena gobernanza.

Por ello debemos de tener claro el concepto de popularidad y que en la gran mayoría de estudios de opinión es el nivel de posicionamiento que se tiene.

El posicionamiento según Al Ries y Jack Trout (1981) es una estrategia de marketing comercial que tiene por objetivo que un producto ocupe en la mente del consumidor un lugar distintivo frente a la competencia; ajustando un poco lo que señala el diccionario enciclopédico de comunicación política de ALICE, podemos decir que el posicionamiento se explica el cómo está ubicado un político y su mensaje en la mente de los electores o de los ciudadanos.

El posicionamiento empieza con la construcción de la imagen del candidato (Sánchez Galicia y Aguilar, 2004), entendiendo que todos los políticos tienen aspiraciones y están en campaña permanente.

La imagen de un candidato o de un político es generada en la mente del elector o del ciudadano por lo que este percibe en el entorno y aquí aplica la máxima de “percepción es realidad”.

Y es aquí donde viene el canto de las sirenas y es que todo mundo te conoce y los políticos creen que la popularidad y el posicionamiento lo es todo, y no es así, ya que existe un elemento que le da mucha más fuerza a tu imagen y es la reputación política.

La reputación es la estima que adquiere un individuo por la sociedad en la que vive (Warren, 2009); y podemos señalar que la reputación política es la aprobación o reconocimiento (positivo) que alcanza una persona, institución o grupo en el espacio político por parte de los electores o de los ciudadanos.

Teniendo claros estos conceptos, precisamos que el posicionamiento es el nivel de conocimiento que se tiene de un político y la reputación política es el reconocimiento que este adquiere frente a la sociedad; podemos decir de manera simplista que el posicionamiento es estar y la reputación son las acciones que haces para que te perciban de manera positiva.

Así pues una buena estrategia debe de ir encaminada a lograr posicionamiento y a construir reputación y para ello requieres algunos elementos:

  • Ser constante, es decir, estar, estar y estar.
  • Humildad, que es esa virtud humana que ter permite tener conciencia de tus propias capacidades y limitaciones.
  • Ser coherentes, que la podemos entender como la actitud consecuente de una persona a acciones o dichos anteriores.
  • Autenticidad, que te demuestras tal cual eres y no buscas engañar.
  • Escucha activa, es escuchar no solamente lo que se dice o expresa sino que también los sentimientos, contextos e ideas que acompañan lo que expresamos.
  • Comunicación asertiva, expresar opiniones sin descalificaciones y enfrentamientos
  • Equipo multidisciplinario y profesional, entendiendo que como político no eres experto en todo y no tendrás la capacidad de gestionar todo, evitando tener aduladores.

Concluyo comentando que la popularidad te permite estar, pero la reputación política te permitirá tener aceptación social y legitimar tu gestión en el ámbito que te encuentres. Por lo que te recomiendo evitar el canto de las sirenas si quieres llegar a buen puerto.

Benjamín Segundo Ramírez
Comunicador por formación. Consultor en Comunicación Estratégica. CEO de ESKAUT Consultores. Máster en comunicación y marketing político por el CESCOMPOL, asesor en imagen política por el Colegio de Imagen Pública, relacionista público por el Centro Unesco y varias instituciones más.