La vida democrática nunca cesa de trabajar

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

Para entender el por qué algunos electores de nuestro rumbo no votaron, dentro del ejercicio de Revocación de mandato 2022, conviene citar que, al hombre político, al ciudadano consciente del Bajío, “las manos para eso se le dieron: para ganarse el pan. Una mano ociosa sobre la otra, no es nada. Existe cuando entra en actividad. Con la mano gana el sustento diario, con la mano se lo lleva a la boca, lo distribuye con la mano: nada de lo que existe creado por el hombre, nada de lo que agregó a lo que ya existía, se explica sin sus manos. Las manos ejecutan lo que la inteligencia dicta, ordena”. (Andrés Henestrosa, Divagario, p. 95).

Entonces este grupo de no votantes, donde incluimos a los abstencionistas, azuzado por otro grupo de curiosos lepenistas no supieron lograr el convencimiento pertinente para, en las urnas, ejercer su derecho ciudadano, es decir, obtener ganancia para seguir guiando a sus conciudadanos. Perdieron el sentido de toda claridad democrática real, y, en el afán de domeñar el ímpetu del pueblo prefirieron quedarse en el ocio más inculto propagando las siguientes instrucciones para el domingo 10 de abril por una red digital:

  1. Ubica tu casilla.
  2. Una vez ubicada, ignórala.
  3. Destapa una chela, un vino, tómate un café o un té.
  4. Prende el carbón y has un asado de carnes.
  5. Échate un maratón de películas.

Se nota sin lugar a dudas el apasionamiento ciego de la miseria ciudadana convenida desde el hombre sin manos que nos guía desde hace treinta años en el estado de Guanajuato, con su gobierno profundo, que no se entera que “lograr viene de la palabra lucro y lucrar, que quiere decir ganancia. Lucrativo es todo aquello, que produce ganancia y provecho. Pane lucrando es ganar el pan”.

Pero los afrentes (por no decirles frenistas) entienden sólo el lucro como la ganancia del bien común (vengan las despensas y tinacos para todos) obviando el bien social que tiene, o mejor, sentó ya sus reales en el Bienestar para todos en el país. El llamado a no votar propina las minucias mal traducidas, sobre simulación, despilfarro y debilitamiento de “algo” que no son más que la base de una arquitectura democrática de una sola línea, como si fueran las chácharas a cambiar en el mercadillo del domingo.

De allí que resuenen con creces la flor y el canto de Ricardo Flores Magón: “La ceguera es la noche, pero sin el encanto de las estrellas”. Al presidente de la República Andrés Manuel López Obrador le siguen viendo todos ellos como un Objeto Político No Identificado, OPNI alguien que sabe que no hay esperanza ociosa, ¡oh, no! Donde quiera que hay un ensueño hay una esperanza y mientras hay una esperanza, es obvio, ¡no todo se ha perdido!…

Los que hemos votado, 9 de cada 10, nos dimos cuenta, desde hace buen rato, que la altura altanera de la Alhóndiga de Granaditas no es tal. Por eso somos grandes. Porque somos mexicanos que sabemos que la vida democrática nunca pierde un solo movimiento del reloj. Ellos, los sin manos los que amenazan con que uno se pasa como ciudadano, perdieron la manecilla del tiempo.

La vida democrática nunca cesa de trabajar.