La Responsabilidad del Tiempo

Adriana Oliva es una experta en psicología. Columnista en Platino News.

En el artículo anterior hablaba de la responsabilidad que le damos al tiempo de resolver nuestros problemas, queremos que él, con su magia, nos dé la libertad de nuestras heridas. Y contamos con numerosas frases donde el tiempo es el protagonista, da la calma y te da la solución, y es que hay que darle “tiempo al tiempo” o dejar que el “tiempo lo solucione”, porque el tiempo tiene ese gran poder.

Lo que no nos dicen es que el tiempo, es solo una dimensión física que representa la sucesión de estados por los cuales pasa la materia. No tiene una magia para resolver problemas ni es poderoso para darnos respuestas. 

El tiempo nos da confort y nos ayuda a ir comprendiendo sucesos, acciones y tener más claridad en nuestros actos y en situaciones que nos hemos puesto, pero no sanará ni resolverá nuestras heridas, estas nos corresponden a nosotros; pues en determinado momento nos volveremos a posicionar en las mismas circunstancias. 

Cuando hay algo que no comprendimos, que dolió y no resolvimos, pequeños fragmentos de esas situaciones quedaran en nosotros, se perpetuaran durante el tiempo hasta que encuentres en el presente la manera de resolverlo y para ese entonces, ese dolor habrá guiado nuestras decisiones.

Y es que ninguna de nuestras experiencias cae en saco roto, pero realmente, ¿cuánto queremos ver?  En consulta, he escuchado la frase “esto ya me había pasado antes”, y pensamos que es mala suerte, que nos topamos con las mismas personas, que tenemos ese imán para atraer un mismo perfil, que nosotros no tenemos una responsabilidad, que el tiempo nos puso ahí para aprender algo y que el mismo nos dará las respuestas. Y así podemos pasar la vida, dándole responsabilidad al tiempo, pensando que él nos guía y que él pone las oportunidades. 

Pero realmente nuestros actos son los que nos van guiando, lo que no resolvemos, lo que no hablamos ni enfrentamos, lo que no queremos ver, creando un legado de aflicción, una sombra de heridas, de equivocaciones, de negación de nuestros actos, que nos acompañará siempre, hasta que decidamos resolverla y hacernos cargo. 

Así que observa tus actos, la repetición de las situaciones en la que te posicionas, los conflictos en los que normalmente te encuentras, aprovecha la claridad y calma que el tiempo te ha brindado para ver lo que tu historia te quiere decir y tomes la responsabilidad de la misma y dejes de repetir circunstancias y culpar al tiempo.