La Crueldad de la Esperanza Perdida

José Moisés Herrera Saldaña
Maestro José Moisés Herrera Saldaña, columnista Platino

En nuestra mente primitiva, aun la de los mas “intelectuales”, la muerte es un asunto de viejos, o de personas que se ponen en un riesgo considerable por las circunstancias de la vida, aun así, la muerte nos conmueve, nos indigna, nos deprime…

Pero cuando la muerte es de un menor, alguien sin antecedentes, sin culpa alguna, no encontramos como reaccionar a la misma, no estamos preparados, alguien con “toda la vida por delante”, no debería morir, debería crecer, tener vivencias, vernos partir de este mundo a los adultos, pero no a sido así para cientos de niños en nuestro país.

La Red por los Derechos de la Infancia en México documento en el reciente año 2019, 636 homicidios dolosos donde las victimas son niñas, niños y adolescentes, menores de 18 años, de los cuales 83 fueron en nuestro Estado de Guanajuato; insisto, el homicidio doloso es impactante socialmente, es la conducta que priva de su primer derecho a cualquier ser humano, existir, pero privar de la vida a niños y niñas, es la mayor crueldad posible, por que nos priva de esperanza, de posibilidades, y patentiza que nuestra prioridad como organización política y social ha fallado, garantizar la seguridad de nuestros integrantes, pero aun mas,  la seguridad de las siguientes generaciones.

La responsabilidad intergeneracional implica que nuestra actual generación en edad productiva, de los 18 a los 64 años según el Consejo Nacional de Población (CONAPO), debería estar garantizando socialmente la seguridad de nuestros adultos mayores, pero sobre todo, de nuestros niños, niñas y adolescentes, pues es la generación siguiente en la cual descansan nuestras posibilidades de mejorar como país, al dotarla de la mayor seguridad, educación y bienestar posible, para que en un futuro, al crecer, cuiden de esta generación que envejece, y no lo estamos logrando.

Además de las 636 vidas quitadas a nuestra niñez, en todo el país se iniciaron durante el 2019,  1,062 carpetas por corrupción de menores, 6,580 por lesiones dolosas, 48 por rapto, 105 por secuestro, 83 por trata de personas y 7 por trafico de menores; en todas, las victimas son niñas, niños y adolescentes, y para agravar esto, además tenemos mas de 30,000 menores en orfanatos públicos y privados, donde de la misma manera la pregunta que debemos hacernos es: ¿los estamos cuidando adecuadamente y dándoles las oportunidades que su desarrollo requieren?.

Tal vez las cifras dadas en el párrafo anterior puedan ser desechadas por mas de uno que diga “pero son muy pocos casos, somos mas de 120 millones de mexicanos”, u otras sandeces por el estilo; pero nadie puede ser omiso de la cifra negra que oculta la realidad de nuestros niños, sus victimarios son protegidos por la familia, los vecinos, cuantos crímenes se están dando contra nuestros niños sin que lo sepamos?, hace unos días la noticia en nuestra ciudad eran los menores de 4 y 10 años de edad abatidos en una ejecución en la colonia los olivos, esta semana, la trágica historia de Fátima en la Ciudad de México nos conmueve hasta las lagrimas; pero esto nos debe mas que conmover, mover, cada niña, niño y adolescente que permitimos que sufra o sea privado de la vida, es la renuncia a nuestra esperanza de un mejor futuro, a nuestras posibilidades de vivir mejor, si no cuidamos a nuestras siguientes generaciones, hemos perdido de vista lo importante por lo urgente, y comprometemos la existencia de nuestra organización social en su conjunto, iniciemos en nuestro entorno, y pidamos a nuestras autoridades mejorar sus esfuerzos en la materia.