Indefinidamente no es vitalicio: cronistas municipales en riesgo

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

León Guanajuato a 27 de septiembre de 2021.-Partamos del lugar común. O mejor, del pronunciamiento cotidiano: “El presidente municipal no está obligado a saber todo”. Es verdad. Así que los próximos alcaldes, nuevos y consecutivos de los 46 municipios del estado están, de alguna manera, disculpados no por la incompetencia sino por su ignorancia en materia de cultura.

Señalamos lo anterior en torno al peligro que corren los cronistas municipales ya que les preocupa al gremio de la Asociación de Cronistas del Estado de Guanajuato, ACEG la continuidad que logren en su cargo, aunque los ampare la Ley Orgánica Municipal para el Estado de Guanajuato (2018) que a la letra dice:

Del Cronista municipal

Artículo 140-1. Para los efectos de la presente Ley, se considera como Cronista Municipal, al servidor público de la Administración Pública Municipal que tiene como objetivos fundamentales:

  1. El registro de sucesos notables acaecidos dentro de la circunscripción territorial del municipio al que pertenezca; y
  2. Investigar, rescatar, conservar, difundir y promover una cultura histórico-cultural entre la sociedad, dentro de su municipio y proyectarla en la Entidad y el país. El Cronista Municipal permanecerá indefinidamente en su cargo y sólo podrá ser removido por causa justificada a juicio del Ayuntamiento. Percibirá la remuneración que se le fije conforme a la partida presupuestal que corresponda.

Luego sobrevienen sus funciones, así como las causas de remoción para dar paso a la forma de elección donde destacaría “una convocatoria pública, previo el análisis y evaluación de méritos, prestigio moral y capacidad del candidato o candidatos”.

En el segundo numeral como ya se vio, aparece la oración: “El Cronista Municipal permanecerá indefinidamente en su cargo y sólo podrá ser removido por causa justificada a juicio del Ayuntamiento”, que da pie a una variada interpretación. Los más curiosos hablan de ser vitalicios, es decir, estarán de por vida hasta que la muerte los separe del cargo. Los más sensatos mencionan que de manera indefinida estarán en el cargo, es decir, temporal hasta que alguna de las causales expuestas se les aplique para removerlos. A saber:

  1. Por enfermedad o incapacidad física o mental debidamente comprobada que le impida ejercer el cargo;
  2. Negligencia, falsedad y alteración de hechos históricos; así como la autenticación de hechos históricos falsos;
  3. Incumplimiento de las actividades señaladas y las propias de su función; y
  4. El cambio de residencia fuera de su Municipio.

De allí que la confusión, entre los conceptos de “vitalicio” e “indefinidamente”, se preste a la discusión vana pero más a la compleja consejería que dan a los alcaldes, sus asesores ―muchos ligados a la filiación partidista más íntima― que no ven que los nuevos funcionarios del gobierno municipal son servidores públicos y no servidores de su adscripción política.  El Cronista Municipal de cada ciudad por ende es un servidor público con deberes y derechos que debe honrar sin adscripción política a ningún partido.

El caso más reciente del oprobio por no conocer la ley y no saber aplicarla se dio en mayo del año pasado cuando, ante la carencia de quien ostentara el cargo oficial de cronista en Irapuato, aunque el arquitecto Xavier Martín Ruiz lo tenía de manera simbólica y reconocido por la ACEG, fue anulado por el presidente municipal Ricardo Ortiz Gutiérrez de extracción panista quien sólo reconoció al también otrora director del Archivo Histórico Municipal como un “colaborador en la difusión de datos de la historia de Irapuato”. Nada más absurdo que reducir del cargo y la labor de tan importante personaje.

Luego el Cabildo irapuatense, entre dimes y diretes, convocó a un proceso para elegir al nuevo Cronista municipal, pero con la mayoría blanquiazul a su favor, designó a José Luis Chávez Hernández como titular del cargo expuesto. Se trataba de un periodista ligado a sus intereses con una trayectoria de cincuenta años en la profesión de comunicador que a la fecha no ha dado señales de ser el más afín al puesto.

El alcalde Ortiz Gutiérrez, ante las protestas de la oposición, solo invitó a los interesados a gestar un reconocimiento al saliente cronista no oficial, el difusor de datos de la historia, para salir al paso. Asunto que rechazó el personaje vilipendiado por la autoridad.

Como se verá el reduccionismo de la labor del cronista municipal está por demás dicha. Considerarlo sólo como un canal de difusión de datos no es lo que merece el arquitecto Martín Ruiz ni los otros restantes cronistas del estado quienes han manifestado en alguna de sus reuniones mensuales su preocupación por ser retirados del cargo para colocar a alguien de su grupo político en menoscabo del mérito, prestigio moral y capacidad.

En el caso particular de León se tiene la confusión de que el actual cronista municipal es vitalicio en el cargo. Nada más ambiguo si se lee bien la ley y si se sabe interpretar. Pero esto deriva, lo del adjetivo “vitalicio”, por la herencia del título de honor que ostentó nuestro querido y admirado Carlos Arturo Navarro Valtierra quien lo obtuvo de viva voz por Luis Quirós Etchegaray presidente municipal en 1996 cuando lo escuchó pronunciar una conferencia magistral sobre la ciudad y le mencionó que sería el cronista vitalicio de León.

En 2002 Luis Ernesto Ayala Torres presidente municipal le confirmó aquel título de honor, que no nombramiento oficial, en reconocimiento a su extraordinaria labor. De allí la confusión que hemos escuchado en un año que el Cronista municipal de León es vitalicio cuando no lo es.

En general el Cronista municipal de cada ciudad del estado es un servidor público con un cargo de tiempo indefinible hasta que viole alguna de las causales expuestas en la ley o bien, el presidente municipal en turno junto con su cabildo determine que, bien vendría un cambio en el cargo para beneficiar más y mejor a la ciudadanía. O bien, la propia ciudadanía se exprese y solicite al Cabildo en pleno una mejor propuesta que no divague en las redes sociales, por ejemplo, sobre la historia nuestra. Aunque claro, algunos servidores públicos tienen la ventaja de ser filiales al instituto político que gobierna o son recomendados de alguien de arriba y seguro conservarán su cargo por ser flamantes, todavía, en su quehacer de contar historias de futbol.

Lo cierto es que el gremio de Cronistas municipales solicita una tregua para que las nuevas administraciones valoren mejor su trabajo y no los coloquen como: los no vocados, los ociosos, los pobres, los desconocidos, los meros repetidores de un oficio más viejo que el atole blanco, dueño de temática propia, de un método peculiar y de un círculo de lectores. Sino como aquel personaje que investiga, escudriña, tantea, tropieza y hace surgir el oficio de rastreador. Ese es el tipo de servidor público que necesitamos los guanajuatenses: el Cronista municipal.