De conformidad con el Diccionario impunidad significa sin castigo. Todos entendemos la impunidad como la falta de consecuencias ante la comisión de delitos o violaciones a la ley, ese famoso “aquí no pasa nada, se puede delinquir y seguir tan campante”
En el informe mundial de “Human Right Watchs” edición 2023 nos exponen que en México
“Cerca del 90 % de los delitos nunca se denuncian, una tercera parte de los delitos denunciados nunca se investigan y menos del 16 % de las investigaciones se “resuelven” (en la justicia, por mediación o con alguna forma de resarcimiento), lo cual implica que las autoridades resolvieron poco más del 1 % de todos los delitos cometidos en 2021, según el organismo oficial de estadísticas.” (https://www.hrw.org/es/world-report/2023/country-chapters/383718#8a7b7b)
Estas cifras son espantosas, muy preocupantes y nos muestran con claridad por qué como ciudadanos estamos tan acostumbrados a la impunidad, a la falta de castigo, si hablamos de un 99 a 1 de casos impunes conta casos resueltos, cualquier esperanza de justicia queda reducida a una mera ilusión.
Nos dijeron que no había delito en las casas blancas y grises, que no había delito en los sobres amarillos, en las adjudicaciones a empresas fantasmas o fachadas, en las compras con conflicto de interés de productos nunca entregados y una lista de burlas interminables, todo estaba limpio y en nuestra cabeza solo escuchamos “impunidad” dicen que no hay delito donde evidentemente si lo hay, pero se cubren unos a otros y así no hay castigo.
Ahora la impunidad ha dado un paso más hacia el cinismo, ya se nos dijo que sí hay plagio en la tesis de la ministra pero que no hay elementos para retirarle el título y se lanzan la bolita para crear un escenario de confusión donde el tema pueda ser olvidado en unos días. Sí hay falta, pero no se castiga, y así la impunidad se descara y el mensaje que se presenta es que no importa el actuar deshonesto al presentar una tesis plagiada y el actuar deshonesto de ahora al inventar mil mentiras y armar un teatro de corrupción con tal de sostenerlas, nada de eso importa porque su fuerza y respaldo es mayor a las consecuencias de sus actos. Hemos pasado de la mentira de “aquí no hay delito” al cinismo de “si hay, pero no pasará nada”
Tenemos en la Corte una ministra por encima de la Ley, al menos de la ley moral que la debería de obligar por consciencia a renunciar a un puesto que requiere honorabilidad y buena reputación, siendo que no tiene ninguno de estos dos requisitos, como tampoco tiene vergüenza y por eso no ha renunciado ni creo que renuncie.
Impunidad, estamos tan acostumbrados a ser sus víctimas que hemos aprendido la burla como único desahogo posible, es uno de los dolores más grandes de nuestro México y lo seguirá siendo mientras lo sigamos aceptando y permitiendo, solamente burlándonos de nosotros mismos.
¿No estás harto de la impunidad?
