Explosión en Salamanca, un aumento en los Mecanismos de Violencia

Maestro José Moisés Herrera Saldaña, columnista Platino
Maestro José Moisés Herrera Saldaña, columnista Platino

León Guanajuato a 22 de septiembre de 2021.-Iniciamos la semana con las notas del doloroso evento suscitado el pasado fin de semana en el municipio de salamanca, en el cual hasta el momento han perdido la vida 2 personas y 4 mas se encuentran recibiendo la atención medica debida ante la gravedad de sus lesiones, se sabe de manera extraoficial que quien o quienes fraguaron este suceso lo habrían hecho como un siguiente paso tras no haber accedido la negociación comercial a pagar lo que coloquialmente se conoce como “cobro de piso”, ese “impuesto ilegal” que los grupos delictivos cobran a muchos giros comerciales por “permitir” operar con normalidad y con una supuesta “protección”, este fenómeno se ha observado que aumento en el país a raíz de los enfrentamientos directos contra la delincuencia organizada, que al ver menguados sus ingresos ordinarios busco otras vías de allegarse recursos, y la extorsión ha sido una de sus favoritas, como se ha observado en todo el país, incluso en salamanca había precedentes de ataques directos contra comerciantes que obligo a los tres niveles de gobierno a mantener una presencia importante de sus cuerpos de seguridad en la zona a fin de buscar desincentivar este ilícito.

La extorsión es un delito exitoso para la delincuencia organizada, pues requiere poca planeación, es de bajo riesgo de detención y tiene un gran impacto en la comunidad y en las victimas; y porque es de bajo riesgo de detención?, por una serie de factores que de manera enunciativa, pero no limitativa podemos compartir: no se denuncia por el temor de las personas a el daño en sus bienes o personas, las victimas desconfían de la autoridad porque en el proceso de extorsión muchas veces se les advierte que se enteraran si denuncian y los dañaran, muchas extorsiones son telefónicas, lo que dificulta su identificación y persecución, solo llegamos a conocer los casos mas graves y de funestas consecuencias. Por su parte la autoridad conoce muchas veces de manera informal estos hechos de extorsión, lo que limita su actuar al solo tener datos aislados en la mayoría de las ocasiones, dificultando su investigación y dando a las victimas y sus personas cercanas, la sensación de desprotección por parte del gobierno.

En el infame hecho atroz del pasado fin de semana, observamos que se da un aumento en la violencia y en la intención que la misma tiene, no han sido raros desafortunadamente atentados donde personas son asesinadas derivado de estas “extorsiones no formales”, y lo pongo así porque no se tienen normalmente denuncias formales, solo comentarios, que no debiendo ser menospreciados, no dieron pie a mas acciones de todos los involucrados, pero estos eran cometidos con arma de fuego, que no reducen el impacto en la percepción ciudadana, pero que se quedan cortos ante el impacto que un explosivo tiene no solo en las victimas, sino como lo hemos visto, en nuestra sensación de seguridad, si bien no se puede hablar en estricto sentido de terrorismo, pues el mismo esta tipificado en el art. 245 del Código Penal de nuestro Estado y conlleva que no haya una victima con ataque especifico, sino por así decirlo, “aleatoria” ; es claro que la parte de causar temor o terror en la población, o en un sector de ella, perturbando la paz publica y provocando un menoscabo de la autoridad del Estado en todos sus niveles, se da, los ciudadanos tiene miedo y es necesaria una respuesta de todas las autoridades para transmitir el mensaje de que este tipo de hechos no son permitidos, que no debe volver a pasar.

Los ciudadanos calificaron este suceso inicialmente de terrorismo, y aunque posteriormente se ha tenido mas información que permitió reclasificar legalmente el mismo, es claro que los ciudadanos percibieron temor, y ese temor debe de recibir una respuesta grande por parte de la Federación, el Estado y los Municipios, pero también de la sociedad, que debe sumarse a esta respuesta, no permitiendo la “normalización” de la violencia, pues aceptar esto es hacer cada vez más permisible la violencia, y empoderar más a los delincuentes, lo que no nos podemos permitir bajo ninguna circunstancia.