El ejercicio de la sexualidad (Segunda parte)

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

He insistido y seguiré insistiendo que tanto la educación sexual como el ejercicio de la sexualidad debe de estar normado por principios científicos.

En la práctica profesional, personas de diversos credos, con formaciones religiosas diversas, de estratos socioeconómicos múltiples, acuden con nosotros para tratar de aliviar los conflictos entre sus prácticas sexuales y la educación que han recibido en casa con respecto a lo sexual.

No es una tarea fácil y no es grato que la gente sufra tales conflictos “morales” pues llevan una doble vida, por una parte, lo que le agrada y satisface a su circulo familiar y social y por otra lo que realmente le es gratificante en el ejercicio de la sexualidad. Aunque muchos (y muchas) viven el calvario de no poder satisfacer su sexualidad por los fuertes tabúes con que cargan y los detiene, los “amarra” a reprimir su sexualidad.

Seguramente, con una educación sexual, habrán de bajar los abusos sexuales dentro de los grupos religiosos, de los grupos de niños y adolescentes (Boy Scouts), internados, casas hogar para niños abandonados, seminarios, conventos. Abusos sexuales dentro de la familia, en las escuelas. Abusos sexuales en los trabajos, en los centros culturales, artísticos y un largo etcétera que ha quedado evidenciado en los medios de comunicación, pero que sólo es la punta del gran iceberg de la cuestión sexual que aqueja a nuestra sociedad.

Se que no es la solución total, pero nuestra sociedad debe de aprender a decir NO, ha denunciar, a creer en nuestros cercanos cuando relatan ataques sexuales.

Miles de mujeres viven en soledad las malas prácticas de la sexualidad con sus parejas, formales o informales.

Miles de adolescentes -hombres y mujeres- ven frustradas sus vidas por abusos sexuales que no pueden denunciar, pues ni su familia está preparada para ayudarles.

Miles de niños guardan silencio que les desgarra la vida porque son agredidos sexualmente en casa, en la escuela. En sus círculos de confianza.

Aquellos que han tenido una adecuada educación sexual, basada en principios científicos, viven una vida más plena y es más respetuosa de los demás.

Recordemos, las cárceles están llenas de delincuentes sexuales que tienen una práctica religiosa. Es momento de educar sexualmente a nuestra sociedad.