El derecho de las mujeres mexicanas

Maestro Antonio Galván Torres, analista Platino.

Los mexicanos en un sin número de ocasiones sufren atropellos, siendo víctimas de la discriminación, y las mujeres no han sido la excepción, porque a ellas, por cuestiones estereotipadas durante décadas las pasaron de lado, por el conocido “El Macho Mexicano”, quien mientras pudo, dio pie a vejaciones, maltrato y exclusión y un trato discriminatorio a las mujeres.

Quiero concientizar que todos el 10 de mayo, festejamos el día de la madre, pero ¿qué creen? que solo ese día nos comprometemos con ellas porque después, nuevamente las olvidamos. Luego entonces, las madres, hermanas, novias y esposas que nos piden un trato igual entre hombres y mujeres, no ha sido posible dárselos, debido a una cultura machista arraigada hasta la médula, en nosotros los mexicanos, que en ocasiones caemos en conductas reprochables cuando nos dirigimos a las mujeres, por tanto, comparto la opinión de algunos que no somos feministas, sino “machistas en rehabilitación”.

Aquellos viejos estigmas, que desde mi opinión han sido superados por muchos mexicanos (aunque pareciera que aún faltan demasiados) como el de que: “las mujeres que son golpeadas por sus parejas son responsables de lo que les sucede, puesto que no denuncian la violencia y siguen viviendo con ellos” a través de los nuevos criterios de las autoridades judiciales, como por ejemplo,  lo manifestado  por la Suprema Corte en sus publicaciones, quienes aplican la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, establece en su artículo 8:

“Los Estados partes convienen adoptar en forma progresiva, medidas específicas, inclusive programas para:

,b) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, incluyendo el diseño de programas de educación formales y no formales apropiados a todo nivel del proceso educativo, para contrarrestar prejuicios y costumbres y todo tipo de prácticas que se basen en la premisa de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros o en los papeles estereotipados para el hombre y la mujer que legitimizan o exacerban la violencia contra la mujer.”

Así las cosas, si el Estado en su artículo 1º  Constitucional, establece que debe de aplicar y ser garante de los principios constitucionales de igualdad, debe de buscar en todo momento proteger a los grupos vulnerables, como en este caso se ha argumentado que las mujeres se encuentran en desventaja, presentándose una franca desigualdad entre como han sido tratadas durante más de cien años en nuestro país y a pesar de que se han logrado conquistas que van desde el voto de la mujer, hasta conseguir posiciones políticas y empresariales en su entorno, pero como lo han evidenciado y exigido las mujeres, todo esto aún no es suficiente, es por eso que me apego al principio de progresividad que establece Abramovich y Courtis, quienes señalan:

“La progresividad implica tanto gradualidad como progreso. La gradualidad se refiere a que la efectividad de los derechos no va a lograrse de una vez y para siempre, sino que se trata de un proceso que supone definir metas a corto, mediano y largo plazo. El progreso patentiza que el disfrute d ellos derechos siempre debe mejorar, como se establece en un artículo publicado por la Biblioteca Jurídica de la UNAM”.

Por consiguiente, como una meta a corto plazo, un día sin mujeres puede llamar la atención de todos los mexicanos y concientizar que no es posible maltratar, humillar y desconocer a las mujeres de México, sin embargo, como una meta a mediano plazo, la lucha debe darse contra la impunidad, y con el objetivo de que todos los delitos perpetrados contra las mujeres deban ser castigados.

En este tenor es conveniente traer a la memoria histórica que los mexicanos contamos con una de la Constituciones Políticas más vanguardista del mundo, que así como impone deberes, también reconoce derechos humanos que tiene cualquier persona por ser un ser humano, por ende, el artículo 20º establece claramente que todo proceso penal será acusatorio y oral, se regirá por los principios de publicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación, así tendrá como objeto el esclarecimiento de los hechos, que se proteja a quien sea inocente pero que el culpable no quede impune e incluso como lo he dicho en otras intervenciones, que los daños causados por el delito se reparen. Por consiguiente, debemos fomentar y exigirles a nuestras instituciones que cumplan con dichas obligaciones, porque de lo contrario de caer a la justicia de la ley del talión, es decir, ojo por ojo, diente por diente, sería caer en un retroceso de siglos, en el cual México ha avanzado.

Finalmente señalo que la convocatoria que hacen las mujeres no es mala, porque quieren que, como dice la Constitución, sus derechos sean reconocidos por el Estado, pero de acuerdo con lo que he expresado, tenemos leyes y protocolos para juzgar con perspectiva de género, lo que ahora es indispensable, es que se cumplan, porque de lo contrario, caeríamos en aquel viejo adagio, “hágase la ley, pero no se cumpla”.