El coronavirus y sus efectos sociales

Carlos Díaz Ábrego
Doctor Carlos Díaz Ábrego, analista Platino

Escuchar o leer sobre temas de virus, infecciones o pandemias que ponen en peligro la salud o la vida de personas, siempre genera incertidumbre y miedo por decir lo menos. Y mas aún cuando la información oficial, entiéndase la que generan los gobiernos o las instituciones internacionales encargadas de dar a conocer e informar al mundo respecto a situaciones que muchas veces los propios científicos no tienen claro, despiertan en las sociedades o países infinidad de dudas.

Por lo que de manera inmediata se empieza a generar una histeria colectiva que provocan las propias instancias gubernamentales al no informar con veracidad o claridad respecto al mal que comienza a expandirse en algún punto de la tierra y que nos dicen casi siempre que “no hay de que alarmarse”, “que la enfermedad ha sido atacada con un cerco sanitario seguro”, etc, etc, etc……

A todo ello hay que sumarle las redes sociales que así como muchas veces sirven de mucho, también generan caos y pánico dentro de las propias redes que se encargan de fabricar noticias falsas donde cualquier persona se encarga de contar “su versión o verdad” sin ningún rigor profesional y mucho menos científico, desarrollando una auténtica locura popular que termina por convertirse en “verdad social” aunque no lo sea.

Por eso insisto que la comunicación y las formas de divulgar los resultados científicos respecto a contagios colectivos tienen diversos efectos a considerar, según el impacto que generen en el receptor, la comunidad científica o la población en general. Estos pueden traducirse en acciones positivas de interpretación de acciones lesivas o mecanismos de diseminación, especialmente frente a pandemias, como la que estamos viviendo hoy en día en México y casi en todo el mundo.

La falta de coordinación y planificación entre organismos nacionales e internacionales, respecto a la comunicación masiva sobre una epidemia puede considerarse  una falta ética de gestión de salud pública, medida en la cual la confusión creada en el público puede favorecer el pánico, la discriminación de personas sintomáticas y el uso de medidas inadecuadas, violando el principio de no-maleficencia, entiéndase no hacer daño, es un principio esencial de la ética médica.

Estoy convencido de que la forma de comunicar información en materia de salud pública, sea de una alerta sanitaria o la evolución de un brote o una pandemia, deben adaptarse al receptor. No es válido pensar que la manera de transmitir la noticia en cierto país o sociedad más y mejor comunicada y madura, desde el punto de vista de la eficacia de sus instituciones será recibida de una forma más serena y creíble, que en un país como el nuestro donde sus instituciones hoy están seriamente cuestionadas y que decir del actual gobierno.

Todos los mexicanos hemos visto en todos los espacios de comunicación y prácticamente en todos los rincones del país cómo las instituciones de salud pública se han roto a pedazos por una falsa política pública de austeridad donde los nosocomios no tienen lo mínimo indispensable en hospitales de primer nivel: no hay gasas, no hay alcohol, no hay material de curación, no hay medicamentos.

Mientras el Presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno se dicen listos y preparados para hacer frente al coronavirus, cuando no pueden hacer frente a enfermedades de cáncer o VIH de cientos de miles de mexicanos que se debaten entre la vida y la muerte por no contar con sus tratamientos. ¿Realmente podemos sentirnos seguros y protegidos en caso de una pandemia? En las condiciones actuales de un gobierno que no sabe, no invierte en gasas, pero si lo hace en regalar dinero a jóvenes que ni estudian ni trabajan con tal de comprar sus voluntades por votos.

Para muestra un botón: La Organización Mundial de la Salud ya informó que el coronavirus, conocido oficialmente como covid-19, se originó en China y ya se extendió a más de 50 países. Se mueve muy rápido, se trata de una infección respiratoria con síntomas muy parecidos a la neumonía y ha cobrado casi 3 mil vidas. La OMS declaró una emergencia global a causa de su expansión mientras las autoridades de nuestro país, por medio del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Secretaria de Salud, informó que el coronavirus NO cumple con sus características para considerar una emergencia. ¡No pasa nada!

Ayer el museo del Louvre cerró por precaución ante el coronavirus, Trump anunció controles en EU a viajeros de países con casos de coronavirus; mientras que aquí en México las sabias autoridades decretan que no se considera una emergencia.

¿Usted que opina?

Carlos Díaz Ábrego
Mexicano, orgullosamente Guanajuatense y leones. Abogado egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM y Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Analista político!! Comprometido con mi país y con la sociedad.