El beso del mismo sol

Juancarlos Porras

A mis contertulios de Matí-Matí Cafetería

De las mejores herencias recibidas de nuestros abuelos españoles, los que habitamos este Bajío mexicano ―donde ha operado el mayor mestizaje somático y cultural―, la expresión de la lengua sin duda forma parte cardinal de nuestro ser y quehacer. Con ello sumamos la experiencia humana y nos adentramos al concepto del Tercer hombre propuesto por don Antonio Pompa y Pompa que construye de mejor manera la idiosincrasia nuestra: liberal y conservadora.

Lo antedicho nos conduce a la siguiente consideración: “En una lengua ideal deberíamos intentar, en un riguroso análisis del espíritu (pensamiento, mente humana), descubrir aquellos últimos elementos de la realidad que aprehendemos de manera inmediata por la percepción posible”. (Antonio Cabrera Angulo, Algunas reflexiones en torno a los juegos del lenguaje, 2003). Por supuesto que con ello entramos al ostentoso campo de las ideas.

Si el lenguaje es lógico, en el sentido de que es coherente (sigamos a Antonio Cabrera Angulo) la creación de poesía entonces, que ronda la subjetividad, asoma la expresión sentimental y de pensamiento. Por ende, su universo, cautiva ya que nos hace hablar y actuar sí, en un mismo lazo lingüístico como también con distintas percepciones, es decir, lecturas interpretativas que nos dejan ver la biología del punto de vista aristotélico de los llamados géneros literarios.

Pongamos un paradigma sustantivo: “Perfiles hispanorievales” (UG, 1978) de Alberto Ruiz Gaytán edición conmemorativa de la visita a México, de sus Reales Majestades, los Reyes de España don Juan Carlos y doña Sofía. En la citada obra se consigna, la Universidad guanajuatense, heredera del espíritu y la lengua que hablaron sus Hispanorievales perfiles, sus inmortales clásicos, dedica esta edición en homenaje a vuestra y nuestra cultura hispánica, donde España y América pensamos, sentimos, hablamos y actuamos en mismo lazo trasatlántico, bajo distintas banderas; pero con el beso del mismo SOL”.

La propuesta “acuña un nuevo adjetivo: hispanorieval, para decir con una sola palabra lo relativo a la edad de oro hispánica. El neologismo, forjado de acuerdo con la índole de nuestro idioma, está plenamente justificado. Catorce capítulos, precedidos de la explicación del título y seguidos de una bibliografía sumaria, integran este breviario consagrado a Boscán y Garcilaso, Fray Luis de Granada, Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Fernando de Herrera, Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Tirso de Molina, Juan Ruiz de Alarcón, Calderón de la Barca y Sor Juana Inés de la Cruz”. (Agustín Basave Fernández del Valle).

Catorce sonetos endecasílabos dan muestra de la poderosa empatía del filósofo y poeta moreliano avecindado entre nosotros hace tiempo. Una lección literaria que deberíamos leer bajo el marco de la Verbena y nostalgia de la poesía en León. Aquí un par de poemas áureos:

Santa Teresa

 

Cuánto corrió la lengua de Castilla

por su lengua de santa corredora;

y, qué seso cabal de fundadora

sus, moradas fundó, de maravilla.

 

Qué diamante cristal, su lengua brilla

con el mesmo decir, aún agora

que ya la sétima morada mora,

hablando para siempre tan sencilla.

 

Y qué cosa tendrá para decilla

a su tierra de Ávila, sonora

de murallas al sol, como bastilla.

 

Porque siendo mujer, mejor hablilla

debe saber y más, por ser Dotora

de sus “Moradas” en arcilla.

 

 

 

Sor Juana Inés

 

Rosa diamante, por amante pura;

tornamor del amor en sutileza;

sutileza tornándose belleza

por belleza del Ser que transfigura.

 

Balanza de virtud con hermosura,

equilibrio de docta gentileza;

pues en ti resolvió Naturaleza

igualdad de saber y donosura.

 

Del rosal transparente de la vida

humildad con talento no desdeñas,

entre claustros y libros abstraída.

 

Y tras la muerte donde viva sueñas,

en tu toca de sueños, revivida,

muriendo, vives; a vivir enseñas.

 

 

 

 

Portada del libro Perfiles hispanorievales (UG, 1978) de Alberto Ruiz Gaytán.