León Gto.,a 20 de diciembre de 2021.- Calificada como cadena de beneficios de la Madre Santísima de la Luz, ligado al celo por la instrucción y educación en materia religiosa, primero de los sacerdotes, así como de su pueblo (José Ruiz Miranda dixit), la sola mención de la imagen ―llegada a esta geografía en el siglo XVIII― bajo la tutela de los padres jesuitas, vincula el sentido de identidad y estrecha la pertenencia del leonés de cepa. Esto es significa sin duda la confianza y el gran fervor que la catolicidad profesa a la también llamada Madre de la Luz Increada.
De lo anterior deriva sin duda lo que los relatores del acontecimiento cultural, es decir, la suma del ejercicio histórico y de fe, enlazado al numeroso concurso de fieles, dispongan de la suficiencia bibliográfica para luego apuntar el mucho fruto espiritual y mucha gloria para Dios y honor de Nuestra Santa Patrona.
La piedad entonces aparece y se propaga a través de singulares títulos como: Oficio de la Madre Santísima de la Luz. Solemnidad y las Lecturas segundas de Sn. José María de Yermo y Parres, Pbro. (Memoria obligatoria); La Madre Santísima de la Luz y la ciudad de León de J. Cruz Ramírez Servín Cngo.; El engrandecimiento de León bajo la protección de la Madre Santísima de la Luz de José Ruiz Miranda por citar solo algunos.
Este último no es más que el “Discurso pronunciado en la Sta. Iglesia Catedral Basílica de León, Gto. en la Jornada Mariana celebrada con motivo del Segundo Centenario de la llegada de la bendita Imagen de la Virgen Santísima a dicha ciudad el 6 de julio de 1932”, donde apunta el poeta leonés: “Basta, señores, a León, para ser grande, haber sido señalado insistentemente por la predilección de la Virgen Inmaculada como depositario del lienzo bendito…”.
Entonces el vate deriva que dicha predilección se dio a partir de tres factores esenciales del engrandecimiento. A saber: la educación, la instrucción y el trabajo.
Pues bien. En los dulces atardeceres del Valle de Señora, circula el libro Su mano extiende pía (2018) del Pbro. Carlos Muñoz Hernández donde educa, instruye y consagra, primero desde la Fe y luego desde la Historia, el valor y significado de la aparición de la Virgen María dada en la isla de Palermo, Sicilia (Italia) y pintada en 1722.
En diez capítulos el autor nos propone la renovación a partir del Evangelio para dar paso a la alegría, que la conversión provoca y que está vinculada a una expresión concreta de la vida cotidiana, sin duda.
Esto nos lleva a pensar en el compromiso, pero además en el “testimonio veraz de todos los espacios de desarrollo humano, y en aquellos de formación y de relación con Dios”, como bien apunta el prosista.
El libro entonces deviene y da paso a la promoción de la difusión de la devoción a la Madre Santísima de la Luz, a través de la añeja, y renovada a la vez, cofradía que fundó el primer Obispo de León, don José María de Jesús Díez de Sollano y Dávalos el 9 de noviembre de 1873, con el afán de promover el culto a la también llamada Santísima Patrona y que por los días de publicación del libro funcionaba bajo la tutela del rector de la Catedral de León, quiero decir, el mismísimo padre Carlos.
Este volumen empeñoso y lleno de amor, así como de buen talante en lengua española, al fiel logrará conducir al alivio y a la esperanza de la salvación. Y al lector lego, es decir, al curioso y lejano a las lides de la instrucción religiosa, logrará cautivar por la literatura filial y por qué no decirlo por el aserto de la instrucción y educación de León a través de la Poesía.
PARA LEER SIN PRISA (PLSP)
Pbro. Carlos Muñoz Hernández, Su mano extiende pía, Ed. de la Catedral Basílica de Nuestra Madre Santísima de la Luz, 2018, 76 pp.
