Champions 2023 (1): Primera ronda de los cuartos

Fernando Cuevas, analista y columnista Platino News.

Con tres equipos italianos, dos de ellos de la misma ciudad, dos ingleses, un portugués, un alemán y un español, la Champions entró en etapa decisiva. Los cuatro primeros enfrentamientos dejaron un saldo favorable a la visita, salvo en un caso y en ninguno de los partidos ambos equipos anotaron.

PREVALECE LA CIUDADANÍA

En el enfrentamiento más esperado de esta fase, el Manchester City levantó la mano con plena convicción y saltó a su territorio, ahora llamado Etihad, lleno de confianza ante un duro rival y de larga tradición en estas instancias: el eterno campeón del torneo teutón, el Bayern Munich, en pleno proceso de cambio de técnico y sin estar en su mejor momento, al igual que la selección de su país. El juego empezó con el frenesí esperado con ambos equipos buscando el arco contrario y fueron los visitantes quienes pudieron irse al frente pero Dias metió justo la pierna justo ante el tiro de Musala; prácticamente en la siguiente jugada, Rodri tomó pelota  confianza para lanzar un disparo desde la esquina del área para introducirlo en la escuadra y mandar adelante a los suyos cerca de la media hora. Surgió el espíritu alemán y el visitante estuvo cerca del empate, si bien se percibía también peligro en su propia área.

El segundo medio arrancó con la dinámica esperada y ambos conjuntos seguían con la idea clara, más allá del marcador, de buscar la pelota y avanzar en dirección contraria a su portería, pero un error de Aupamecano fue recibido con gratitud por Grealish quien taconeó a Haaland para que el noruego le pusiera la pelota en la cabeza a Silva y convirtiera el segundo tanto para el equipo inglés al 70’, rompiendo en definitiva la paridad y el propio equilibrio del cuadro germano, desfondado hacia el final y viéndose frágil, como lo demostró el propio noruego empujando el tercero tras recibir servicio de Stones a segundo poste. Fueron quince minutos finales de carácter festivo para el equipo de Guardiola que bien pudo ampliar el marcador pero que se lleva una cómoda, nunca definitiva, ventaja a Munich.

EFICACIA MERENGUE

El Real Madrid puso nombre, experiencia y sentido de oportunidad al recibir al Chelsea, conjunto que arrancó con buen ritmo y generando alguna llegada de peligro como para mandar señales tempranas de vida en su condición de visitante. Pasados los diez minutos, Benzemá lanzó un par de anticipos, además de las llegadas de sus compañeros, y el cuadro blanco empezó a tomar el control de las acciones, capitalizándolo con el tanto del propio delantero francés al 21’, aprovechando un servicio justo en el filo del área chica. Sterling estuvo a punto de emparejar casi de inmediato pero apareció la figura de Courtois para evitar la igualada y en cierto sentido alertar a sus coequiperos para que siguieran al frente y buscar el segundo, que estuvo cerca de llegar durante los minutos finales de la primera mitad.

El Bernabéu vio cómo el cuadro londinense iniciaba la segunda parte buscando el gol del empate, sobre todo durante los primeros minutos en los que el anfitrión tuvo una aproximación vía el incombustible Modrić; fue hasta que Chilwell vio el cartón rojo a falta de media hora por jugarse, cuando el conjunto merengue volvió a tomar pleno control del partido reflejado en el gol de Asensio con disparo desde fuera del área, a poco más de quince minutos del final, en los que pudieron ampliar la ventaja que hubiera sido casi definitiva, si bien los de azul todavía alcanzaron a generar un par de llegadas hacia el final del partido que se quedaron en buen intento: con dos goles de ventaja nada es definitivo pero para los de la capital madrileña, el escenario para el partido de vuelta es bastante adecuado a su estilo.

CALCIO PARA EL SIGLO XXI: FIESTA MILANESA

El Benfica se presentó con entusiasmo en casa ante el Inter de Milán con la esperanza de seguir la luz de su estadio que, desafortunadamente para su causa, se fue apagando poco a poco, a pesar de las opciones que tuvieron para anotar a lo largo de la primera mitad, sobre todo en un disparo de Rafa que logró rechazar bien el portero camerunés Onana; por su parte, los visitantes se iban organizando poco a poco al tiempo que controlaban el vendaval, mismo que no encontraba abrir la puerta, y al punto de empezar a generar juego al frente que tampoco terminó por enfocarse en el arco de enfrente, en un episodio inicial terminó por resultar equilibrada entre estos dos equipos que escenificaron una final del certamen 58 años atrás.

Para el segundo medio, los anfitriones se volvieron a lanzar de manera pronta para encontrar el gol pero recibieron un duro golpe en el ánimo cuando Barella remató a segundo poste un centro preciso de Bastoni y así mandar al frente al equipo milanés con cuarenta minutos por delante. No se arredró el equipo de Lisboa y cerca estuvieron del empate en una enmarañada jugada dentro del área y después en un disparo del propio Grimaldo. El partido se abrió y el equipo italiano, ahora de amarillo, tuvo un par de alternativas para ampliar la ventaja, si bien en la recta final, Lukaku convirtió un penal por una mano detectada por el VAR, a pesar del buen lance del arquero griego. Todavía pudo acortar el local pero otra vez apareció el portero camerunés para dejar en cero al rival y asegurar un regreso confortable para los suyos.

El Nápoles saltó al campo del Milán dispuesto a lanzarse al frente: así lo hizo a lo largo de los primeros veinticinco minutos en los que tuvo varias oportunidades, prácticamente desde el silbatazo inicial, cuando la defensa local salvó en emergencia y después el arquero francés Maignan voló por los aires en otro par de ocasiones; todavía los napolitanos tuvieron llegadas que terminaron con el balón zumbando algunos de los postes. Los anfitriones resistieron y se fueron acomodando en el terreno de juego, ganando confianza con un disparo cruzado que pasó rozando el poste; a partir de ahí, dominaron las acciones y después de algunos minutos típicos de partido entre italianos, por fin en una gran escapada cayó el gol a cinco del final vía Bennacer, seguido de un remate al travesaño y presión fuerte sobre el arco de la visita.

La segunda parte transcurrió en similar tesitura. Los primeros 25 minutos fueron testigos otra vez de la enjundia del cuadro visitante, ahora buscando el empate, pero de nueva cuenta topándose con la falla final o la agigantada figura del arquero galo, dispuesto a no abrir su puerte en el mítico Giuseppe Meazza. Zambo Anguissa fue expulsado al ’74 y la reconfiguración de su equipo, ahora en desventaja no solo en el marcador, tardó varios minutos para poder generar alguna otra llegada hacia el final, todavía con la esperanza de emparejar, mientras que los de casa no lograron capitalizar la circunstancia en su favor y más allá de un par de opciones para ampliar la diferencia, terminaron por llevarse la victoria por la mínima con la sensación de haber podido enfrentar la vuelta en una postura más holgada.