¡Aumento del 150%!

Fito Pons
Adolfo Pons, politólogo y académico leonés.

El pago de contribuciones obligatorias, es decir los impuestos (latín impostus) por actividad económica que cada uno de nosotros, tenemos que hacer al gobierno; no es algo nuevo o de reciente creación. Como tampoco lo es la imaginativa del gobernante para establecer y cobrar algún tipo de impuesto.

Las primeras leyes tributarias aparecen en el antiguo Egipto, China y Mesopotamia. Textos muy antiguos en escritura cuneiforme de hace aproximadamente cinco mil años, señalaban que “se puede amar a un príncipe, se puede amar a un rey, pero ante un recaudador de impuestos, hay que temblar”. Bueno, hasta en el nuevo testamento, aparece la figura del recaudador de impuestos en la persona de Mateo. En China, Confucio fue inspector de hacienda del príncipe Dschau en el estado de Lu en el año 532 A. C.

Se encuentra, en una inscripción de una tumba de Sakkara, con una antigüedad de aproximadamente 2,300 años A. C. la que trata de una declaración de impuestos sobre animales, frutos del campo y semejantes.

El pago de los impuestos también ha variado con el tiempo. En el antiguo Egipto, una forma común de tributar era por medio del trabajo físico (prestación personal). En la isla mediterránea de Creta, en el segundo milenio A. C. el rey Minos recibía hasta seres humanos como tributo.

Respecto a “impuestos internacionales”, los pueblos antiguos tomaron a los impuestos como una forma de sujeción y dominio sobre los pueblos vencidos. Como ejemplo, tenemos al Imperio Romano, el cual cobraba fuertes tributos a sus colonias, situación que permitió que por mucho tiempo los ciudadanos romanos no pagaran impuestos. Augusto en Roma, decretó un impuesto del uno por ciento sobre los negocios globales llamado Centésima.

Los babilonios y asirios después de victoriosas campañas militares, levantaban monumentos indicando a los vencidos sus obligaciones económicas contraídas. Los aztecas imponían fuertes cargas a los pueblos vencidos, el Código mendocino nos dice que se pagaban tributos también con artículos procesados como las telas, además de la existencia de un registro (matrícula de tributos). Posteriormente el tributo en especie de los aztecas, fue sustituido por el cobro de impuestos en monedas por el gobierno Español.

Y hasta la iglesia impuso el diezmo, el pago de la décima parte de lo producido o ganado en el año.

Pero hoy en día, los impuestos de gobiernos federales, estatales y municipales, son obligados, como en la antigüedad, para poder financiar las acciones de gobierno y sus programas de políticas públicas.

Para este 2020, en el caso del gobierno federal, vemos que se fijó en tratar de combatir la evasión fiscal para obtener una mayor recaudación. Y centró los ajustes en: gasolina (magna 8.3%, Premium 3%), diésel (17.2%), cigarros (40%) y refrescos (7.8%) en el IEPS.

En el Gobierno del Estado, los incrementos en los impuestos estatales autorizados por los diputados del PAN, ¡fueron de pavor! Al tener mayoría absoluta, hacen lo que quieren sin medir consecuencias de ningún tipo.

Veamos, el impuesto a la prestación de servicios profesionales, quienes facturan x honorarios; aumento en 150%. Uso de bienes inmuebles, quienes rentan una propiedad, 150%. Actividades empresariales 150%. Al servicio de hospedaje, 100%. El derecho de alumbrado público 20%.

Pero, además, crearon 2 nuevos impuestos, el 5% por la venta de bienes inmuebles y el 4.5% a la venta final de bebidas alcohólicas.

Lao Tse decía que al pueblo no se le podía dirigir bien por las excesivas cargas de impuestos ¿aprenderán?