Zoé Robledo: entre la gestión en salud y las aspiraciones chiapanecas

El doctor Éctor Jaime Ramírez Barba es cirujano, especialista certificado en cirugía general y salud pública, doctorado en ciencias de la salud y en administración pública, y es diputado reelecto del PAN en la LXV Legislatura. Columnista Platino

Recientemente, el presidente AMLO compartió que Zoé Robledo Aburto ha decidido no contender por la candidatura al gobierno de Chiapas, optando por continuar al mando del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El mandatario detalló que Robledo se acercó a él con la intención de seguir adelante con el proyecto del IMSS, en especial para consolidar el sistema de salud IMSS-Bienestar.

Aunque Robledo había expresado su deseo de liderar Chiapas, parece que sus planes han cambiado. Recordemos que hace unos meses comunicó su intención de renunciar al IMSS para postularse como candidato morenista a la gubernatura. No obstante, muchos señalan que aprovechó su posición y recursos institucionales para realizar “giras de trabajo” en su estado natal. De los múltiples viajes que ha realizado –más de 154-, un 25% han tenido como destino Chiapas. A pesar de este esfuerzo, parece no haber sido suficiente para concretar sus ambiciones electorales.

Zoé Robledo, nacido en Tuxtla Gutiérrez en 1979, cuenta con una formación académica encomiable: licenciado en Ciencia Política por el ITAM y maestría en Derecho por la UNAM. Su trayectoria política es notable, habiendo sido diputado, senador y desempeñando roles clave en el ejecutivo.

Chiapas, con una población de más de 5.5 millones, es predominantemente rural -51%-. A pesar de su rica cultura y recursos, presenta el índice de desarrollo humano más bajo del país -0.696-. Y, ¿cómo ha impactado la gestión de Robledo y del actual gobierno en la salud de este estado? Los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social –CONEVAL-, basados en cifras del INEGI y su Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, pintan un panorama preocupante: El acceso a la salud en Chiapas ha sido gravemente afectado, los números son desalentadores, la cantidad de chiapanecos sin acceso a servicios de salud ha incrementado alarmantemente en los últimos años.

La población de Chiapas, ha sido una de las más afectadas por la desaparición del Seguro Popular, la creación y desaparición del Instituto de Salud para el Bienestar -INSABI-, la mala coordinación del programa IMSS-Bienestar y ahora con el nuevo SS-IMSS-Bienestar, todo a cargo de Zoe Robledo y sus visitas, cuya misión debió haber sido proveer el acceso a los servicios de salud a los más pobres y como muestro a continuación fue un rotundo fracaso y quizá por ello, perdió su candidatura.

El CONEVAL reportó que la población chiapaneca con carencia de acceso a los servicios de salud en el año 2016 eran 779 mil personas (15%), en 2018 fueron 940 mil personas (17.6%). Ya con el gobierno de la cuarta transtornación en 2020 fueron 2 millones 73 mil personas (37.1%) y en 2020 la friolera de 3 millones 764 mil (66.1%) personas a las que se dejó sin los servicios de salud.

En números redondos, las visitas de Zoe Robledo junto con las fallas del gobierno morenista cuadruplicaron (3.76 veces) el número de pobladores chiapanecos a los que les negaron el derecho a la protección de la salud a los que obliga la carta magna. Otros estados con gran pobreza también han sufrido de la negligencia cuasi criminal del gobierno federal en materia de salud y enumero algunos, comparando el crecimiento de 2018 al 2022 reportado con los datos oficiales del CONEVAL: Oaxaca pasó de 651 mil a 2 millones 793 mil personas sin acceso a servicios de salud (4.0 veces más); San Luis Potosí de 251 mil a 992 mil (3.86 veces más) Guerero de 483 mil a 1 millón 899 mil (3.8 veces más); Tabasco de 299 mil a 652 mil (3.54 veces más); Hidalgo de 439 mil a 1 millón 591 mil (3.49 veces más); tlaxcala de 179 mil a 620 mil (3.29 veces más) y por último Zacatecas de 189 mil a 603 mil (3.14). En otras 16 entidades federativas fue más de doble la población vulnerada en su derecho a la salud.

En el caso de Chiapas, además, se debe resaltar la alta prevalencia de carencias sociales. Y mientras Robledo promueve una visión idealizada de la salud, la realidad muestra índices como la mortalidad materna que contradicen esta perspectiva.

Un estudio publicado en la prestigiosa revista “British Medical Journal”, con datos de la mortalidad materna en México de una década completa, referido en la página 59 del contestatario,  mostró las causas más frecuentes: toxemia (presión alta), 28.5%; hemorragia, 22.1%; causas obstétricas indirectas, 19.3%; otras causas de defunción materna, 16.8%; sepsis 6.2%; embarazo ectópico, molas y otros, 3.7%; aborto espontáneo, 0.5% y aborto inducido, 2.9%.

En una comparación de las características entre Baja California Sur y Chiapas, que tuvo una mortalida materna siete veces mayor se encontró que la atención profesional del parto fue de 99.5% vs. 80.8%; la atención obstétrica de emergencia por cada 100 nacidos vivos, de 10.6 vs. 3.1; la escolaridad de la mujer, de 95.8% vs. 79.8%; la disposición de agua potable, de 88.1% vs. 62%; la violencia contra la mujer embarazada, de 16.3% vs. 8.3%; y la fecundidad y postergación de la maternidad, de 2.0 vs. 2.8 hijos. Son notorias estimados lectores, las desigualdades que conlleva la pobreza, que son, de fondo, causas también de la mortalidad materna, máxime si no hay acceso a los servicios de salud.

Le aporto desde esta columna al visitador Zoe Robledo algunas recomendaciones obvias para disminuir la mortalidad materna de Chiapas: dar acceso efectivo al derecho a la salud; incrementar las visitas a control prenatal y la atención profesional del parto; aumentar el acceso y/o el número de unidades de emergencia obstétrica; expandir el cuidado prenatal especializado para embarazos de alto riesgo y los programas de nutrición para madres malnutridas; coadyuvar con los tres niveles de gobierno en expandir y fortalecer políticas públicas para erradicar el analfabetismo y aumentar los años de educación en la población femenina; por último, aumentar el número de hogares con red de agua potable.

Deseo que esta decisión -forzada o no- de abandonar la carrera por la gobernatura le deje inquieto, pues como sostuvo Stefan Zweig, “es cuando estamos inquietos que podemos mejorar”. Zoé Robledo tiene mucho que mejorar en hacer efectivo el derecho a la salud. Que inicie con las entidades que como su natal Chiapas, son las más castigadas por su gobierno.