Yo soy puntual, ellos no

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

Atendí de manera precisa y ferviente, por no decir a tiempo, la convocatoria del 3er. Concurso de Calaveritas literarias en el marco del Festival de la Muerte 2022 en la categoría “Calaveras galantes”, para escritores con trayectoria y experiencia en composiciones literarias que organiza el Instituto Cultural de León, ICL. El plazo para enviar la composición cerró el lunes 17 de octubre. El fallo de los “expertos en creación literaria” se dio a conocer el 29 de octubre a través de la página de Facebook del Museo de las Identidades Leonesas, MIL.

Si bien la premiación no está marcada, en tiempo y forma, según la convocatoria, de manera extraoficial se hizo el sábado 29 en el Festival Alternativas con la consabida inscripción de los participantes que leyeron su trabajo literario. Allí me dicen se premió a los ganadores quienes fueron avisados el día 27. De manera particular mi “Calaverita bien calzada”, que alude a la fabricación de zapatos en León, obtuvo el primer lugar en la categoría citada líneas atrás.

De lo anterior desprendo que no fui avisado el jueves 27 para participar en el festival aludido mucho menos para saber que gané en la categoría respectiva. Tampoco tuve otro aviso formal donde comunicaran la noticia. Este vino por otras fuentes, las más por amigos escritores, que me felicitaban por algo sin saber yo por qué. No fue sino hasta que pregunté a quien corresponde vía correo electrónico para certificar mi ganancia. A partir de allí han pasado 21 días para saber sí habrá reciprocidad con el estipendio marcado.

Por cierto, di ya el número de cuenta bancaria con la susodicha clabe, 7 de noviembre, así como la firma a un documento que marcaba el recibo de lo ganado, 9 de noviembre. O sea, alguien desde el más allá puede afirmar que se dio el premio sin contratiempo alguno. Pregunté a quien corresponde, 10 de noviembre, si abonarían y cuándo sería. Su respuesta fue que “no me han actualizado el estado del trámite”. La mía fue como sigue: “Vaya con la puntualidad. Y en plena campaña “Yo soyo puntual”. ¿A qué persona del administrativo tengo que acudir? Para presionar, claro”.

Entonces me apunta: “Denos oportunidad, el mismo jueves que pasó a firmar se ingresó al área administrativa. Esperemos sea pronto y le estaré actualizando”. (14 de noviembre, vía WhatsApp). Han pasado más de veinte días para avisar, certificar y dotar de un premio por parte del ICL a quien suscribe. Se nota que la crisis causada por el otrora director general, perdonado ya de abuso laboral, permea sobre quien se encarga del despacho, así como de sus colaboradores.

La falta de puntualidad, pesada burocracia cultural, conlleva a mermar que “todo lo que hacemos y soñamos, son puentes para romper la separación y unirnos al mundo y a nuestros semejantes” (Octavio Paz, dixit). Yo soy puntual, ellos no.