… y de pronto

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

…todo detiene, pero no del todo, algo avanza sin saber a dónde vamos, en este mundo tan ordenado, tan calculado tan en lleno de sistemas, de metas, de certidumbres, de pronto todo es una gran incógnita.

Nadie se atreve a decir, con el corazón en la mano, ni el final de todo esto, ni el inicio de un después. Esa incertidumbre nos lacera, nos preocupa, nos vulnera, nos enfrenta. Nos pone tan cerca y tan lejos de los familiares, de los amigos, de los compañeros de trabajo.

Esto, seguro será algo que no sabemos, eso es lo más cierto, tanto los científicos como los intelectuales y más los ciudadanos de todo el mundo opinamos, más movidos por las ganas de decir que no pasa nada que por saber lo que realmente pasa.

Hoy más que antes, sabemos que no hay verdades absolutas, circula más información que antes, todo es un mar de datos, de cifras que más que nunca, nos hacen dudar, pero nadie tiene la certeza de lo que realmente pasa y más, la gran certeza es que no sabemos hasta cuando, hasta donde.

Pero sin lugar a duda, una buena opción es pensar que hay un mañana en que la mayoría podamos seguir con la dinámica que nos ha mantenido vivos, felices, plenos.

Pero ese mañana no llega de manera placentera, siguen las dudas, los cuestionamientos las incertidumbres. El mar de contradicciones se acentúa y nos deja en la indefinición total. A expensas de las notas falsas, algunas generadas desde el poder (de todos los países) otras desde los desertores. Unos las crean otros las creen, pero a todos lastima la gran duda: ¿hasta cuándo y hasta dónde?

Seguimos sin saber el verdadero origen, sin saber las verdaderas dimensiones, sin saber las verdaderas consecuencias. Sólo sabemos que nuestra apacible y bien ordenada sociedad en esta aldea global ya no es ni será la misma.

Nos hemos dado cuenta que como grupo social, cada quien “jala la cobija” sin importar el otro. Todo, pero todo se va relajando, pues la gente se encuentra cada día más cansada, más desesperada, más dolida y sale, como bien lo he dicho muchas veces, lo más vil del ser humano.

Ese humano egoísta que no sólo le importa poco su familia, sus vecinos, su entorno. Ese ser humano que se importa poco a sí mismo. Eso es lo más triste, dramático y peligroso para esta raza humana que perdió su hegemonía desde Copérnico, desde Darwin, desde Freud.

Hoy, estamos a expensas de la incertidumbre, pero saldremos adelante.