Vivir con calma

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

Más rápido, más alto, más fuerte, corre, corre, corre, que la vida es corta y cuando volteamos para atrás nos damos cuenta de todo lo que ha pasado y que ya queda poco camino por recorrer.

Pero en esas interminables prisas, en esas angustiosas carreras, dejamos al lado muchas cosas que debiéramos de vivir y disfrutar en la cotidianeidad de la vida.

Desde la más temprana edad, aprendemos a correr, para llegar a la escuela, a la clase, al trabajo, al cine, a una cita. Recorremos las calles una y otra vez y no vemos tantos detalles de casas y negocios por los que hemos pasado infinidad de veces.

Hay muchas ocasiones que pasamos por nuestra ruta acostumbrada y vemos un edificio en construcción y nos preguntamos ¿qué había ahí? No recordamos nada, menos los colores o las texturas de la antigua construcción.

Pero vamos, eso es casi lo de menos, vivimos en general con mucha prisa, hay quienes leen las últimas páginas de una novela, (yo no leo novelas) para ver en que va a terminar, les urge el final, cuando hay tantas cosas que se disfrutan entre la primera y la última página de un libro.

Vemos gente en los cines o en los teatros consultando la hora, les urge que termine la película o la obra, sin disfrutar todos y cada uno de los momentos que, sin lugar a duda, están llenos de cosas hermosas.

Ahora tenemos la oportunidad (así se le dice) de ver películas en el autobús o en el avión, cuando nos desplazamos de un lado a otro, incluso hay quienes ven películas en sus vehículos particulares.

Cada día, es menos frecuente ver gente asomada por las ventanillas, disfrutando del paisaje, de las calles, de las nubes, echando a volar la imaginación y ver miles de detalles que hay en la vida, en los trayectos, en las cosas cotidianas que a diario están frente a nosotros.

Basta de correr tanto, la vida va a durar lo mismo y además no sabemos, por lo pronto, cuando se habrá de terminar para nosotros, ni para nuestros seres queridos, ni para nadie, aun un desahuciado llega a vivir, más o menos de lo pronosticado por los médicos.

Esa es la propuesta, vivir con más calma, sin correr tanto, para disfrutar los múltiples detalles que nos brinda a diario la vida.