Tiene razón el maestro Enrique Quintana: el ritmo de vacunación en México se ha acelerado, pero la proporción de la población realmente inmunizada sigue siendo muy baja y los riesgos de un rebrote persisten.
Afortunadamente los adultos mayores tienen al menos, una dosis; y los médicos en la primera línea de COVID-19 en el sector público ya están inoculados, pero desgraciadamente los privados fueron olvidados.
Tres médicos muy queridos de este reportero se vieron obligados a viajar a los Estados Unidos para recibir el tan ansiado biológico. Se inscribieron en una plataforma como especialistas de salud, y nunca mintieron: dejaron asentado que nacieron y viven en México, y se identificaron con la credencial de elector (INE) el día que se presentaron a recibir las dos inyecciones.
Nunca pararon de dar consulta y mucho menos de salvar vidas en los quirófanos. Pasan visita a los cuartos de hospital, también todos los días. No revelo sus nombres, porque nunca les consulté que los tomaría como ejemplo de cómo centenas de miles de mexicanos se están vacunando en Texas, California, Nevada, Arizona y otros estados de la Unión Americana.
Allá uno puede recibir la vacuna de la manera más sencilla, y tiene una lógica elemental para las autoridades que la ofrecen sin requisito alguno: ven y gasta. La reactivación económica con el “turismo de la vacuna” dejará centenas de millones de dólares, en beneficio de la sociedad, que por cierto, fue vacunada antes de ofrecérsela a los inmigrantes indocumentados, y visitantes.
Boleto de avión, renta de auto, noches de hotel, desayunos, comidas, cenas, propinas, y algo de souvenirs para recordar el periplo médico, logran que muchos dólares salpiquen a distintos sectores de servicios, que estuvieron cerrados por motivo de la pandemia.
Que nadie se engañe: la forma en que se distribuyen actualmente las vacunas supone un muy grave peligro para la salud pública global. Los países más ricos han comprado ya la mayor cantidad que se producirán este año, mientras los más pobres no tendrán dosis para administrar incluso ni una sola inyección a sus sociedades más vulnerables.
Según la universidad de Duke, después de divulgar un estudio sobre la distribución de la vacunas, asegura que cerca del 90 por ciento los habitantes en casi 70 países de bajos ingresos tendrán nulas posibilidades de vacunarse contra el COVID-19 en 2021. Mientras naciones como Canadá, ya han comprado suficientes dosis para vacunar hasta 5 veces a su población.
Y advierten los especialistas de Duke: de continuar como va el actual sistema de distribución, el virus podría seguir mutando, hacer inefectivas las actuales vacunas, además de producir consecuencias económicas, políticas y morales devastadoras.
En México, al viernes 16 de abril se habían recibido 18 millones, 891 mil 665 dosis de vacunas, según el reporte del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que es considerado un funcionario a nivel mundial, que ha realizado una buena “diplomacia de las vacunas”. Pero claro, aún las cifras son insuficientes para un país de 130 millones de habitantes.
Al principio había temor y pudor. ¿Me quitarán la visa? Preguntaban mexicanos que planeaban su viaje a los Estados Unidos para vacunarse, pero después de decenas de experiencias positivas, hoy es muy común este paseo médico. Y repito, hasta lo promueven las mismas autoridades de los estados citados, que reciben con gran gusto a familias enteras o grupos de amigos, que dejan algo de dinero -muy bien recibido en estos tiempos.
¿Es ético irse a vacunar a los Estados Unidos? Miles de ya inoculados, mayores de 18 años, aseguran que sí, porque no saben cuando les tocaría en México. ¿Los médicos del sector privado que han viajado hicieron lo correcto? Claro que sí, responden. ¡Imagínate, podríamos estar entre la vida y la muerte quizá otros 365 días, sin recibir el químico! Mientras el Presidente prefiere vacunar a los maestros (y nos pide que nos aguantemos, mientras nos la rifamos todos los días).
Los estadounidenses nos reciben con los brazos abiertos, porque dejamos dinero, les sobran las vacunas y a nosotros nos urgen. ¿A usted le parece buena opción hacer este gasto? ¿Invertirá en su salud viajando a la Unión Americana, lector de clase media?
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
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