Con profunda emoción, abordaré un tema que considero que es la piedra angular para que se pueda construir un puente generacional entre los jóvenes del país, o a contrario sensu, que sea el sepulcro de las nuevas generaciones. Pero seguro estoy, que esta disyuntiva se planteará según el tratamiento que le demos, sin embargo, en estos momentos estoy consciente que para avanzar en el camino trazado, los jóvenes y cualquier miembro de la sociedad podemos caer un sinnúmero de veces, pero los más importante es que hemos logrado levantarnos y que lo volvemos a intentar hasta llegar a nuestras metas.
Decíamos ayer, que debemos de concentrarnos y ocuparnos para sacar adelante a una generación que se debate en el olvido, toda vez que existe un gran número de jóvenes mexicanos que no tiene rumbo, que los hemos desdeñado e inclusive que hemos permitido que les impongan un sello indeleble que se conoce en el argot social como “ninis” porque según esto ni estudian ni trabajan.
Por esta razón y mil más, debemos empujar fuerte a todo joven promesa que tenga un sueño, para que lo persiga y lo busque hasta llegar a él sin miedo y con todo su corazón. Aquí, leemos entre líneas el pensamiento de Carl Schurz: “los ideales son como las estrellas, nunca las podemos tocar con las manos, pero al igual que los marinos en alta mar, las tenemos como nuestra guía y siguiéndolas llegamos a nuestro destino”.
Por consiguiente, la sociedad y el estado debe generar todas las pautas y andamiaje para facilitar todo tipo de proyectos y metas que puedan cumplir los jóvenes. Hay que buscar los apoyos para que puedan formar sus propias empresas, forjadas en sus ideales y sueños por alcanzar, con una mirada puesta en el futuro, cerremos filas para trazar el camino y dejemos que los jóvenes ocupen el lugar que les corresponde en la historia.
En este orden de ideas, hoy quiero dejarles una historia exitosa que tiene su base cuando los caminos se entrelazan, cuando existe bondad, bien común, fraternidad y solidaridad y que puede ser ejemplo para muchos de nosotros.
La anécdota que quiero dejarles esta mañana está engarzada y tuvo lugar sin que fuera óbice las distancias geográficas. Y tendré que comentarlo, que esta fraternidad tiene lugar en Aguascalientes, donde se dio el encuentro de dos personas de diferentes Estados, como lo son Guanajuato y Querétaro, comparto primero, una semblanza del joven Rogelio Madrigal Casillas, nacido en Querétaro, Qro.
El practica desde muy niño el deporte conocido como pentatlón moderno, nació en 1996, actualmente estudia la carrera de Licenciado en Administración Industrial en el IPN, ha destacado obteniendo logros deportivos como lo es: 1ro en relevos en el Nacional Tetratlón en Guadalajara, Jalisco 2017; 1ro en relevos en esta misma categoría en la Competencia Nacional en Querétaro, Qro. 2017; 3ro Espada Individual en la Olimpiada Nacional de Esgrima en Monterrey, NL 2008; 1er.
Equipo Juvenil A en el Campeonato Norcera en La Habana, Cuba en el año 2013, entre otras participaciones obteniendo buenos lugares; la última participación sucede apenas en días pasados en el estado de Chihuahua, manteniendo su ranking nacional en este deporte de Pentatlón moderno.
Por otro lado en León, Guanajuato, el joven Emanuel Galván Silva estudiante de licenciatura en Derecho empieza a trabajar para crear su propia empresa y hace lo necesario para dar vida a la marca “Yibel”, de la cual dejo que sea él quien hable por este ideal que está tratando de consolidar: “Somos una marca 100% mexicana, que enaltece nuestras tradiciones como un homenaje a nuestra cultura, generando identidad, pertenencia y mexicanidad a través de bordados artesanales, plasmados en prendas de calidad que nos remonta a nuestras raíces.
Buscamos promover el crecimiento de nuestros valores históricos en los tiempos actuales. Fomentando a su vez la economía nacional al consumir productos hechos en México, por artesanos mexicanos. Al igual que generar una combinación entre técnicas indígenas antiguas en la comodidad y temática actual, siempre aportando ideas relacionadas con nuestro país.
De igual forma se busca impulsar el trabajo indígena dentro de las nuevas generaciones”.
Lo importante es creer y apoyar los proyectos de esta generación que paso a paso puede lograr engarzarse para llegar a alcanzar sus metas y sus sueños.
Aquí en este renglón me detengo porque probablemente, Usted, amigo lector se está preguntando qué tienen de común estos dos proyectos, el deporte y la ropa artesanal bordada por los pueblos originarios del sureste, y es aquí donde aparece la magia de un pensamiento que se atreve a realizar acciones, para cerrar esta columna solo me referiré al encuentro de estos dos jóvenes que anuncié al inicio de esta columna en Aguascalientes, en donde la empresa del joven Emanuel Galván Silva patrocinó con su marca al talentoso y prometedor deportista Rogelio Madrigal Casillas con el único compromiso de que cuando éste lograra subir al pódium después de una competencia, manifestara que había que apoyar los proyectos que tuvieran que ver con la ropa artesanal elaborada en nuestro país por los pueblos originarios y en este caso, la marca “Yibel”, sellando así un compromiso de una generación que no quiere quedar en el olvido sino que al contrario quiere aportar cooperación y esfuerzo desde sus trincheras e incentivar la alineación que puede dar frutos insospechados para mejorar la economía, la cultura y patrimonio.
Por ende, el día de hoy me congratulo al poder contar una historia de hermandad y éxito para que los jóvenes que la lean, puedan motivarse y se atrevan a llevar a cabo sus planes e ideales.