Un poco de vida

Es por demás claro, que la amistad tiene una serie de elementos y dimensiones que la componen. A los amigos y amigas las elegimos nosotros

“Somos lo que dejamos en el alma de los demás…Sé humilde, estás hecho de tierra. Sé noble, estás hecho de estrellas.” Proverbio serbio

“Hacer de la interrupción un camino nuevo; hacer de la caída, un paso de danza; del miedo, una escalera; del sueño, un puente, y de la búsqueda, un encuentro”. Fernando Pessoa

“Todo niño es un artista que canta, baila, pinta, cuenta historias y construye castillos. Los grandes artistas son personas extrañas que han logrado preservar en el fondo de su alma esa candidez sagrada de la niñez”. Ernesto Sabato

 “Somos seres deseantes y debemos aceptar que siempre tendremos que convivir con la falta. No importa cuántos deseos podamos cumplir, nunca serán todos.” Gabriel Rolón

 “El verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos”. Marcel Proust

En estos tiempos que han sido por demás agitados como buen huracán caprichoso, la vida se va acomodando y con los recursos que se tiene podemos ir descifrando la trayectoria, pero sobre todo evaluado los daños que ha dejado a su paso el meteoro. No hay predicción que valga, los sistemas de predicción de huracanes, -ansiedad y angustia- poco pueden decirnos sobre el futuro. La vida nos pone a prueba, nos desafía para templar el carácter y para blandir la espada del carácter ante los sortilegios e infortunios humanos.

Patricia Monroy nos dice: “Las emociones surgen en el alma como olas del mar, a veces suaves y reconfortantes, otras veces fuertes y abrumadoras. Vienen y van, trayendo consigo alegría, tristeza, amor, miedo. Así como las olas chocan contra la orilla y se desvanecen en la arena, nuestras emociones también encuentran su momento y luego se desvanecen, dejando espacio para nuevas experiencias y sensaciones. En este flujo constante, aprendemos a navegar las aguas de nuestra propia existencia, encontrando equilibrio en la danza eterna de las emociones.”

Sin embargo, un poco de vida se nos va en cada trayecto nuevo, en cada decisión, en cada día en el que se presenta y que muchas veces va desafinado el futuro inmediato. El reto es ir teniendo claro, lo más que se puede, el hacia a donde vamos, porque aun con el mejor viento si no sabemos que queremos, que deseamos de nada sirve.

Con el tiempo, vamos viendo el valor de la amistad, esa que es una forma de amor al “otro”, ese “otro, otra” que nos define y que tiene rasgos especiales de lealtad, de comprensión, de solidaridad, de fraternidad entre hombres, de sororidad entre mujeres, que esta marcada por la escucha, por la conversación, por la confrontación amable, por el sublime deseo del bienestar del amigo, de la amiga.

Carlos Skliar escribió:

No, no es “reconocer al otro”.

El otro es anterior a todo reconocimiento.

El otro ya es, antes de mí.

Si así no fuera, si el otro solo existiera porque lo reconozco, sería como una estatua cubierta por una tela negra en una plaza abandonada esperando a ser descubierta.

O como un territorio que creemos inexistente y le damos un nombre que no es el suyo.

No, no es “descubrir al otro”.

No se juega a las escondidas así no más.

No es “nombrar al otro”.

Es ser llamado por él.”

Y creo que ahí se funda de origen la amistad y los valores que conlleva en sí misma. La amistad tiene rostros, nombres, tiempos, vivencias, espacios únicos, intimidad, secrecía, confidencialidad, simpatía, y empatía. Es algo que esta entre real de la amistad y lo sublime del deseo de ser reconocido en la reciprocidad de saberse uno con el “otro”, de saber que no importa muchas veces, ni la distancia, ni el tiempo, ni la frecuencia, si no el vínculo que funda la certeza de saber que no estamos solos, que no estamos en la desesperanza de un vacío aun sintiendo la soledad en carne y hueso.

“Los amigos se pueden dividir en dos categorías: Unos emergen de tu entorno y por algún tiempo se vuelven parte de tu vida. A algunos los recuerdas, a otros los olvidas. Pero existen amigos no tan numerosos, yo los llamaría “elegidos”; se quedan para siempre” definió Agatha Christie y vaya que al pensar en los amigos y amigas son realmente muy pocos, y si algo tiene evocar su amistad es el poder sentir en el corazón un temblor y el poder dibujar una sonrisa en el alma.

Hanya Yanagihara escritora norteamericana dice que “El único truco de la amistad es encontrar personas que sean mejores que tú (ni más inteligentes ni más geniales, sino más amables, más generosas y más indulgentes) y luego apreciarlas por lo que pueden enseñarte y tratar de escuchar a ellos cuando te cuentan algo sobre ti, sin importar cuán malo o bueno sea, y confiar en ellos, que es lo más difícil de todo.  Pero lo mejor también.”

Con el tiempo y un poco de vida, mi agradecimiento florece al valorar a mis amigos y amigas, personas todas ellas habitan lo cotidiano. En la era de las comunicaciones digitales el poder saludar cada día, dirigir algunas palabras, desear que estén bien y compartir algo, una imagen, una poesía, un texto, una noticia, un “algo” hace que la amistad ahora se pueda mantener en un estado digamos dinámico, si bien la cercanía esta, también se añora el encuentro cara a cara, el abrazo, el café o la copa de vino como puentes mágicos donde el hablar, en donde la mirada y los gestos hacen que la amistad se transforme en recuerdos que se anclan en el corazón.

Recojo para mi las palabras de Haruki Murakami:  “Sé por experiencia que, en la vida, sólo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien a quien podamos transmitir nuestro estado de ánimo con exactitud, alguien con quien podamos comunicarnos a la perfección. Es casi todo un milagro, o una suerte inesperada, hallar a esa persona. Seguro que muchos mueren sin haberla encontrado jamás. Y, probablemente, no tenga relación alguna con lo que se suele entender por amor. Yo diría que se trata más bien, de un estado de entendimiento mutuo cercano a la empatía” y que yo interpreto como la amistad y yo soy afortunado de contar con amigas y amigos así.

Es por demás claro, que la amistad tiene una serie de elementos y dimensiones que la componen. A los amigos y amigas las elegimos nosotros, nosotras y cada uno, cada una tiene esa oportunidad de optar, de decidir ser amigo o amiga de alguien. A la familia no lo escogemos, si elegimos que hacer con los vínculos con los miembros de la familia, con todo lo que implica y que cargamos desde ese origen.

La amistad se nutre también de lo que somos y de lo hacemos en el mundo, de lo real, “De modo que no eran las ideas las que salvan al mundo, no era el intelecto ni la razón, sino todo lo contrario: aquellas insensatas esperanzas de los hombres, su furia persistente para sobrevivir, su anhelo de respirar mientras sea posible, su pequeño, testarudo y grotesco heroísmo de todos los días frente al infortunio.” Sentenció Ernesto Sabato.

Por ahora pienso en mis amigas y amigos, en la gratitud, ternura y amor que les tengo. Me han hecho sin duda alguna mejor persona, he recibido su apoyo, su cariño y su amor. No podría estar y ser lo que voy siendo sin ellas y sin ellos. Su confianza ha sido -espero- correspondida. No hay perfección en el mundo, pero una de las cosas que nos hacer ser humanos es la amistad, y hoy después de tanto vivido, de lo un poco de mi vida se la debo a mis amigas y mis amigos, que me hacen creer en la bondad, que, es hoy algo que nos hace tanta falta. Sentir la magia de la amistad es recordar que “lo esencial es invisible a los ojos” y que ahí, hay un poco de vida, de esa que merece ser vivida y que he merecido vivir.