Un día sin nosotras

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

Es el tercer año de “un día sin nosotras” iniciativa importante de muchas mujeres y respaldada por muchos hombres. Vamos avanzando poco a poco.

En una informal charla con un amigo, me hizo algunas reflexiones al respecto y creo que tiene razón: fue una excelente iniciativa, la cual fue rápidamente cooptada por algunos grupos conservadores, pues pervirtieron el sentido de hacer sentir a la sociedad la ausencia de mujeres en múltiples tares y momentos de la dinámica social.

Ahora resulta que las mujeres “tienen que avisar” en sus centros de trabajo el que ese 9 de marzo van a faltar, claro… para que sean sustituidas por los hombres y entonces, me dice mi amigo, yo fui al banco y sí me entendieron, no noté la falta de la cajera. Fui a comer y sí me atendieron, no noté la falta de meseras, acudí a varias oficinas y tuve la atención de siempre, no noté la falta de mujeres. El mundo laboral, absorbió un día sin nosotras.

Me comentó mi amigo, que en una ocasión lo invitaron a comida, todos llegaron con sus esposas y los sentaron en la mesa principal, de esas redondas en que caben 10 personas. El mesero se acercó y les dijo, pueden pasar a servirse, es bufete. De inmediato, las 4 esposas de mis amigos se levantaron, fueron y se asomaron a la comida, regresaron y les dijeron a sus esposos el menú. Ellas fueron sirvieron platos con comida y se los trajeron a sus esposos. Ellas regresaron, se volvieron a formar y se sirvieron sus platos, claro que para cuando llegaron a la mesa, los esposos ya habían terminado de comer (no las esperaron). Con su plato a medias, fueron a ver los postres y se los trajeron a sus maridos. No era un 9 de marzo, quizá no era tampoco un día sin nosotras.

Me dice mi amigo que es frecuente ver en las reuniones de trabajo en que hay alimentos, que las mujeres sirvan la comida a los hombres, aunque sólo sean sus compañeros de trabajo) recogen los platos y vasos sucios y lavan toda la loza. No es un día sin nosotras.

Las mujeres merecen todo el respeto y la atención, más allá de un sólo día, pues frecuentemente no se les da un lugar en la sociedad, la mayoría siguen marginadas, la mayoría ganado menos que los hombres, con la carga de las labores del hogar y del cuidado de los hijos.

Un día sin nosotras, no basta para que haya respeto para con las mujeres, hacen falta los esfuerzos en lo cotidiano, todos los días y a cada momento.

Con una educación a todos los niveles sociales, pues en miles de hogares, las esposas y las hermanas siguen atendiendo a los hombres, lo que se interioriza que así es y se traslada a la vida social en general.

El esfuerzo un día sin nosotras en bueno, pero falta mucho.