León, Gto., 6 de octubre.- Nacido como un movimiento contracultural en los años 60, tuvo la característica de ser libertario y pacifista. Una reflexión política para el tiempo y envuelta en sonidos del rock psicodélico, Groove y folk. Parte de una revolución sin manos, con movimiento intelectual y de brazos activos en el arte.
Eran tiempos convulsos. Tiempos de la guerra fría, de los bloques formados por los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Soviética así como por sus aliados. Eran momento de tensión, del espionaje moderno -el derribo del avión espía U2 fue la evidencia-; del homicidio de John F. Kennedy y el fallecimiento de Marilyn Monroe. Del atentado contra Malcom X.
Fue la década del homicidio de Ernesto “Che” Guevara y de Psicosis de Alfred Hitchcock y de la Copa Mundial de Fútbol el Inglaterra. La década de Mary Poppins y de la primera discoteca en Guanajuato llamada “Catacumbas” que estaba ubicada, por cierto, en la calle subterránea.
Así fue el tiempo que le tocó vivir a Manuel Tejada, familiar directo del ingeniero Pedro Tejada León, escultor del Arco de la Calzada en esta ciudad. Hoy esa añoranza la ha convertido en música.
Este domingo Manuel Tejada ayudó a su hijo en atender un puesto de venta de discos de vinilo, esos que no pasan de moda y que, con todo y su sonido de screech, hacen regresar el tiempo “la realidad el vinilo nunca desapareció, en México sí, pero la gente se convenció que el vinilo es el mejor para escuchar música y por eso ha regresado, se puso de moda”.
Por cierto, la entrevista ocurrió en el marco de la séptima edición del Turbo Bazar, un espacio para la nostalgia dentro del moderno Poliforum León. Allí, entre cómics, juguetes, adornos y enseres de épocas pasadas, Manuel Tejada abrió esa caja de recuerdos para evocar a Joe Cocker, Creedence Clearwater Revival, Mamas and Papas y otros “del rock hippie”.
Propietario de la tienda de música “Melomanía” en León, comparte en el pasillo de los discos de vinilo el gusto por el retorno de este pedazo de plástico que deja escapar melodías del recuerdo. Dice que hoy ha regresado pues hay muchas personas que gustan de regresar al tocadiscos y su sonido.
“Aquí vienen expertos compradores, vienen a comprar rock, pero ahora están comenzando a comprar de Agustín Lara, Vicente Fernández, Rocío Dúrcal” y hay de varios precios. Uno que recuerda es “una pieza muy interesante como la del Sargento Pimienta que estaba en perfecto estado, era un disco para coleccionistas y que pasó por nuestras manos”.
Manuel Tejada es un nostálgico y le brillan los ojos cuando recuerda aquellos cafés cantantes de la Zona Rosa de México donde escuchó lo mismo a Dugs-Dugs que a Enrique Guzmán y los Teen Tops, o a Javier Bátiz y a Carlos Santana con Jonny Laboriel y los Rebeldes del Rock, por eso vive con pasión su melomanía, la pasión por los discos y la música en 38 revoluciones.
Discos desde 50 pesos hasta los mil pesos. Cuentos de vaqueros hasta el Capulinita. Películas del Santo y sus respectivos cartelones de la época de oro del cine mexicano y, hasta un zapatófono del Súper Agente 89 fueron ofrecidos en venta a los coleccionistas de recuerdos en el Turbo Bazar que, este año como el año pasado, volvió a crecer.