AGENCIAS.- La noche del sábado, a bordo del Air Force One en el que volaba de regreso de la Cumbre del G-20 realizada en Buenos Aires, el presidente Donald Trump anunció sorpresivamente que “pronto” retirará a Washington del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que existe entre EEUU, México y Canadá.
La medida busca forzar al Congreso, particularmente a la Cámara de Representantes que pasará a estar bajo control de los demócratas el próximo año, a aprobar la revisión del tratado que firmó Trump en Argentina en un aparte de la cumbre con el primer ministro canadiense Justin Trudeau y el saliente presidente mexicano Enrique Peña Nieto quien estaba justamente en su último día de trabajo.
“Estaré eliminando Nafta formalmente muy pronto”, dijo el presidente, lo que, de concretarse, abriría un periodo de seis meses para sustituirlo con el nuevo acuerdo.
El nuevo tratado ha sido bautizado como Acuerdo EEUU, Canadá México (USMCA, por sus siglas en inglés) o T-MEC en medios mexicanos , y es producto de difíciles y a veces apresuradas negociaciones realizadas en el último año y medio, en medio de la imposición de aranceles que Washington hizo a la producción de acero y aluminio de sus dos socios que deberían estar exentos de ese tipo de medidas por lo negociado en Nafta.
Problemas en el Congreso
Los tres países deben someter los firmado por los mandatarios a revisión en sus parlamentos. Se da por descontento que el proceso más difícil se viva en el Capitolio en Washington DC.
Por regla general, los demócratas son menos proclives a aprobar acuerdos de libre comercio, como experimentaron en su momento presidente de su propio partido como Bill Clinton, cuando negoció el Nafta original, o los que quiso establecer Barack Obama.
Si la Casa Blanca anuncia su retiro de Nafta y el Congreso no aprueba el plan sustituto firmado en Buenos Aires, el intercambio comercial norteamericano quedará en un limbo de normas y regulaciones, algo que en la práctica podría tener un severo impacto en la industria y la agricultura de las tres naciones, que son entre ellas sus principales socios comerciales.
Aunque el presidente dejó claro a los reporteros que las “consecuencias” de no aprobar el nuevo marco comercial serán culpa de los demócratas, al mismo tiempo disminuyó la gravedad del momento y aseguró que no tiene problemas en regresar a tiempos previos al Nafta porque entiende que aquel escenario “funciona muy bien para EEUU”.
Pero los demócratas han expresado su desconfianza con el nuevo marco comercial, asegurando que desprotege a los trabajadores estadounidenses y no garantiza mejores estándares laborales para los mexicanos.
El viernes, la líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, describió lo firmado por los mandatarios como un “trabajo en progreso” que su partido no puede respaldar.
“Lo que todavía no incluye son suficientes salvaguardas legales para los trabajadores, provisiones que tengan que ver con los trabajadores y el medio ambiente”.
Hasta el sábado, las amenazas de Trump de retirarse del Nafta habían quedado como un mensaje de campaña que no se había concretado por un aparente triunfo de la racionalidad económica, pese a que el principal asesor presidencial para el comercio Peter Navarro es uno de los que permanentemente sugiere que se adopte ese paso.
El anuncio de Trump se produjo horas después de una cena con su homólogo chino Xi Jinping, al final de la cual se informó que ambos países declararían una tregua en su guerra comercial y que por tres meses no habría imposición de nuevos aranceles mientras se negocia la manera de normalizar la relación comercial.