La elección presidencial en Estados Unidos, de noviembre próximo, es crucial no solo para el vecino país del norte, lo es para el mundo entero y en especial para México porque de ello dependerá, en buena medida, la tranquilidad para los mexicanos.
Donald Trump es un ser radical, extremista, perverso, y en ello reside en gran parte el nivel de aceptación que tiene como expresidente y ahora como candidato. Su postura en todos los temas es de blanco o negro, sin tintes medios.
Trump no es una persona sino toda una corriente de pensamiento del pueblo norteamericano, al grado de que iba derechito a un segundo mandato, en comparación de Joe Biden que se encaminaba un fracaso, por méritos propios.
En el tópico de la seguridad nacional de los Estados Unidos y su relación con México, no solo en cuanto a la migración sino ante el narcotráfico, la política de Trump va del muro fronterizo a un posible bombardeo a los cárteles del crimen organizado.
¿Sería solo como un ardid publicitario para hacer viral su declaración en una entrevista que le hicieron o es una posible realidad lo de la guerra a los cárteles? Son las dos cosas.
Fentanilo como tema en Estados Unidos, es un asunto que va de la salud pública a la seguridad nacional y a una crisis humanitaria porque hablamos de 100 mil muertes en promedio anual por causa de este opioide.
Tal cifra es escalofriante porque supera a la de los homicidios dolosos en México, que en 2023 fue de 35 mil y en 2022 fue de casi 43 mil, según datos del Secretariado Ejecutivo (federal).
Debemos preguntarnos qué porcentaje de estadounidenses apoyaría una guerra a los cárteles mexicanos, en una escala nunca antes vista, y creo que sería un gran porcentaje.
Bombardear a los cárteles no sería una estrategia de misiles teledirigidos desde Estados Unidos hacia México, sino por medio de incursiones aéreas, que representarían una violación a la soberanía nacional mexicana.
Creeríamos esto de ciencia ficción porque es improbable que el Gobierno de EU se atreviera a ello ante la vista de la comunidad internacional, pero recordemos que la invasión implacable de Israel en Palestina, tiene como pretexto la guerra al grupo terrorista Hamás.
La invasión en Palestina ha acumulado casi 38 mil muertes, principalmente civiles, y más del doble de heridos, en los que están niños, mujeres y personas de la tercera edad, inocentes.
La captura de Ismael “El Mayo” Zambada (uno de los creadores del Cártel de Sinaloa), por parte de autoridades de Estados Unidos, en El Paso, Texas, al igual que la de Joaquín Guzmán López, hijo del “Chapo”, fue un hitazo para el gobierno de Joe Biden, en un momento crucial del proceso electoral de ese país.
La dimisión, que era urgente, de Joe Biden como candidato demócrata a la relección como Presidente de Estados Unidos, dio un respiro a la comunidad internacional y de manera autoespecial a los mexicanos.
La irrupción feliz de Kamala Harris como sustituta en la candidatura, al primero que puso a temblar fue a Donald Trump, aunque diga lo contrario y que alardee que la derrotaría mucho más fácil que a Biden.
Dos recientes encuestas posicionan a Harris, de uno a dos puntos porcentuales, por encima de Trump, aunque otras dos le siguen dando ventaja al magnate, de entre dos a cuatro puntos.
El Partido Demócrata, me supongo, aprendió del pasado cuando a pesar de que Hillary Clinton llevaba ventaja a Donald Trump, finalmente perdió la elección en una guerra electoral y mediática en la que intervino Rusia con el uso de redes sociales.
Kamala Harris deberá ir creciendo ante el electorado para convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos y en la esperanza de una política y una relación mejor con nuestro país.