Tiempos de soledad

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

Nos metieron y nos metimos en una dinámica tal que ahora resulta la constante en las relaciones sociales.

Hace dos años, al menos en México, se bromeaba, quizá nerviosamente respecto a la Covid-19, que no acertábamos bien el cómo llamarle, pero muy al estilo de los mexicanos, se inundaron las redes sociales de memes, comentarios, chistes, artículos que hacían que la tensión ya del mundo no llegara a afectarnos.

Así somos los mexicanos, hacemos broma de todas las tragedias para que no nos afecten tanto, es un mecanismo de defensa que nos mantiene como aislados de la realidad, pues al fin, China está muy lejos, pero lo mismo se dijo de Italia y de España.

Eso es allá, los ricos son los que viajan. Total, ni que fuera tan serio, va a duran un poco y listo, todo se contiene.

Pero a dos años, sigue el debate del control, de que se escapó o lo dejaron salir de un laboratorio, que no es cierto, que nos quieren controlar.

Lo real, entre otras cosas, es que estamos metidos en esa dinámica de todo el mundo y en todos los órdenes, políticos, económicos, sociales. Creamos o no, estamos marcados por la incertidumbre.

Siguen el montón de comentarios, formales e informales, contradictorios y que han logrado una fragmentación de la sociedad, cientos de opiniones encontradas que nos enfrentan no solo con los desconocidos, sino con los cercanos, los amigos, los compañeros de trabajo, la familia.

Esto es de lo más preocupante, la sociedad se está dividiendo, pulverizando a tal grado que no habrá grupos fuertes y robustos que hagan contrapeso a nada. Ya no será una maza uniforme, serán cientos de grupúsculos sin forma, sin ideales, sin ideología. Cada uno creerá que tiene la razón y verá no solo como contrario al vecino, sino como enemigo al cual habrá que eliminar para salir adelante.

Cada día se está más solo, pues la búsqueda de consensos está siendo desplazada por prioridades individuales: yo y primero yo. Lo importante no es tener la razón, sino imponerla, pese a que se esté equivocado o sea lo que beneficia a las mayorías, a la sociedad.

Pero seguiremos insistiendo, algo hay que hacer para tener una sociedad más solidaria, más humana, más compacta, aunque parezcan frases trilladas.