Las formas que imperaron en la política mexiquense se basaban en la disciplina y lealtad. Si querías avanzar en el escalafón, tenías que rendir pleitesía al gobernador en turno, y no moverte. Si te “saltabas las trancas” te castigaban o de plano, te sacaban de la jugada.
Hay muchas historias de éxito: desde líder campesino o vecinal, hasta diputado local y federal. Desde entrega-volantes y trípticos, hasta presidente municipal.
Encaja perfectamente en el Estado de México la óptica del ingeniero Tierritas. Don Diego Mendoza “el hombre de las circunstancias” podría ser un tricolor de Atlacomulco, Almoloya de Alquisiras, Huixquilucan o Acambay: un personaje con mucha suerte que logró colocarse físicamente muy cerca de varios gobernadores priístas que despacharon en la Plaza de los Mártires.
La novela de Miguel Alemán podría desarrollarse fácilmente en Toluca. Aunque “Si el Águila Hablara” se refiere al poder presidencial, se adapta perfectamente al “institucional” que nada pedía en Chalco, Temascalcingo, Tejupilco u Ozumba, pero que todo le dieron. Primero pequeños obsequios y atenciones sin compromiso, hasta pociones políticas donde había mucho presupuesto.
Todavía los “caciques” siguen controlando algunas zonas, a pesar del avance de oposición, y la llegada de la democracia. Muchos años han designado regidores y alcaldes, y claro, han decidido al ciento por ciento sobre el presupuesto. Se han sentado en la silla de primer edil, abuelo, hijos, nietos, yernos, y compadres,
Pero las cosas cambiaron y en 2023 habrá elecciones para elegir al sucesor de Alfredo del Mazo Maza. ¿Seguirán apoyando al aparato? ¿Estarán con el PRI en la próxima elección? ¿Se la jugarán con el candidato que salga ungido de la avenida Alfredo del Mazo sin número? ¿Irán hasta el final con un posible candidato aliancista, que quizá ni conozcan?
Esas respuestas aún no las tiene el ejército tricolor. Deshojan la margarita en los 125 comités municipales, que encabeza Eric Sevilla Montes de Oca. ¿Acaso se irán con quien encabece las encuestas y se olvidarán de la lealtad y disciplina que les exigía el profesor Hank, Beteta, Chuayffet y Montiel?
Obviamente discuten el muy posible desafuero de su líder, que muy poco conocen y que no les entusiasma nada. El enriquecimiento ilícito, peculado y uso indebido de atribuciones del Presidente del Comité Ejecutivo Nacional los tiene reflexionando. ¿Llegará al 23 Alito Moreno?
Los empresarios y proveedores están igual que los priístas tradicionales: pragmáticos, van tras la ruta del dinero los primeros, y tras el hueso los segundos.
Algunos le llamarán la gran traición y otros que sucedió lo que tenía que suceder. Otros más hablarán de que se entregó la plaza, y otros, que Morena y la ola lopezobradorista es imposible de detener.
Veremos pues cómo se comporta el priísta en el Estado de México, y cómo actúa el empresario y proveedor ante los destapes, unción, campañas y proceso electoral.
Estamos ante algo inédito en el Edomex, que quizá causa gran sorpresa porque nadie quiere perder “derechos adquiridos”; viviremos meses de confusión, traiciones, malabares, desorden, caos, perplejidad, follón, desvergüenza y tiberio.
Disciplina o traición, ahí está la cuestión.