TEUCHITLÁN

Maestro Francisco Meza Estrada, académico, analista político y columnista Platino News.

Es momento de abordar el tema de Teuchitlán con el hallazgo de una propiedad que aparentemente fue centro de adiestramiento de una organización criminal y donde serían asesinadas diferentes personas.

No lo realizamos inmediatamente a su descubrimiento porque también es necesario considerar la reacción y respuesta de las autoridades para contar con un cuadro inicial, más o menos, completo.

Sin duda alguna, se realizarán una gran cantidad de análisis y cada vez serán más profundos porque se trata de una triste realidad que venimos arrastrando desde hace muchos años y con los gobiernos de todas las tendencias.

En esta ocasión, le proponemos retomar los aspectos del evento que se vienen repitiendo cada vez que se dan a conocer situaciones como las de Teuchitlán y que nos demuestran que el Estado Mexicano no ha tenido avances importantes.

RECLUTAMIENTO DEL CRIMEN ORGANIZADO

Tenemos mucho tiempo observando las diferentes formas en que son reclutados jóvenes por el crimen organizado. El CJNG no nació ayer ni hace algunos años, hemos visto como se ha fortalecido en varias regiones del país. La promesa de mucho dinero y la imagen tergiversada de valentía tienen mucho tiempo expandiéndose culturalmente en nuestra sociedad. A pesar de eso, hasta el momento no hemos escuchado que alguna autoridad haya realizado una investigación o captura de algún grupo por reclutar y adiestrar personas para cometer delitos y eso que las pistas están a plena luz en las redes sociales.

A eso hay que agregar los niveles descarnados en que son preparados o introducidos a estos grupos criminales donde los obligan a asesinar, desollar, desmembrar o comer a otros adversarios. Imágenes y videos corren por las redes sociales y páginas web con esta información y que son de fácil acceso, pero alguna investigación completa no existe.

Lo sucedido en Teuchitlán es un escándalo no porque apenas lo hayamos descubierto sino porque es una dinámica que no se ha podido detener.

SIN CUERPO NO HAY DELITO

La premisa bajo la cual el crimen organizado lleva a cabo las desapariciones de miles de personas es: “Sin cuerpo no hay delito” y nuestro país se ha convertido en un campo de fosas clandestinas y se innovan métodos para deshacerse de cuerpos. El caso del “Pozolero” se volvió emblemático de esta situación.

Estamos hablando 124 mil personas desaparecidas en México de las que simplemente no se sabe nada. Es una tragedia nacional y el caso de referencia fueron los 43 normalistas desaparecidos; sin embargo, historias como estas se siguen repitiendo en diferentes partes del país.

Quedará como una marca negativa para estos gobiernos el despido de la excomisionada Karla Quintana mientras se realizaba un ajuste al censo de personas desaparecidas.

LAS MADRES BUSCADORAS

El caso de Teuchitlán sale a la luz pública por la persistencia de las madres buscadoras que llevan a cabo su labor a contracorriente de las autoridades y de los propios grupos criminales.

Identificaron el rancho y no quitaron el dedo del renglón hasta poder ingresar para realizar una inspección para terminar mostrando la cantidad de ropa acumulada, rastros de adiestramientos y restos humanos.

Ese empeño lo hemos visto en varios estados del país, ignoradas por las autoridades y amenazadas por los propios criminales.

No nos puede ser indiferente el dolor de las madres buscadoras al señalar que han sido engañadas cuando al visitar el inmueble ya no hay nada y solamente las llevaron a recorrer el rancho sin darles acceso a los objetos personales encontrados.

COMPLICIDAD DE AUTORIDADES

Cada vez que se dan a conocer hechos tan lamentables como los del rancho Izaguirre siempre salen a relucir las omisiones, errores o complicidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno.

Las policías municipales conocen bien su territorio, las fiscalías estatales ya saben de delitos cometidos en determinados puntos y la Guardia Nacional trabaja coordinadamente con ellas. En el caso de Teuchitlán todas las autoridades habían tenido conocimiento porque hay evidencias de su presencia en ese predio. Si anteriormente habían detenido a delincuentes con personas privadas de su libertad, ya había elementos del crimen organizado para que fueran investigados por la FGR.

Pero la dinámica siempre se repite: se deslindan y señalan al otro nivel de gobierno. El trabajo coordinado es una mera ilusión.

LOS PROCESOS DE INVESTIGACIÓN DEFICIENTES

Casi como norma, también, en estos acontecimientos siempre aparecen procesos de investigación viciados de origen, contaminados o manipulados. El trabajo profesional en los peritajes poco se da en nuestro país.

Eso acarrea como consecuencia que la mayoría de las veces no se consigue hacer justicia. No es un secreto que la efectividad de la procuración de justicia en México es bajísima.

Un factor clave en todo esto es la nula autonomía de las fiscalías. Lo que se prometió en su reforma quedó en el olvido. Fiscales van y vienen, pero se mantiene que las instituciones responsables de la procuración de justicia responden a los intereses políticos del momento.

DESMARQUE POLÍTICO

Por último, está el uso político de nuestras tragedias.

El hecho es que durante los gobiernos de distintos colores se mantiene la violencia y la desaparición de personas en nuestro país. Esto no ha cambiado significativamente.

Indistintamente de las fuerzas políticas, cuando se está en la oposición se solidarizan con las víctimas y exigen medidas radicales para salir de estos problemas.

Cuando son gobierno, matizan el problema y se presentan con un discurso político de compromiso, pero los hechos dicen otra cosa.

Lo más lamentable en el caso de Teuchitlán es que medios con mucha historia como La Jornada se adelanten a cualquier investigación y busquen lavarle la cara al gobierno en turno publicando: Ninguna evidencia de crematorios en Izaguirre de Teuchitlán.

El mismo presidente del senado, Fernández Noroña salió a declarar: “¿Quién dice que los zapatos son de desaparecidos? Una expresión no solamente desafortunada sino insensible al dolor de miles de familias en México.

ALGO DEBE DE CAMBIAR

Si algo cambiara de todo lo anterior es posible que pudiéramos tener un México diferente.

Investigaciones más completas del crimen organizado, una política de desaparecidos que responda a la realidad, que las madres no tuvieran que salir a realizar su propia búsqueda porque hay instituciones que cumplen con esa tarea, autoridades cada vez más confiables, procesos de procuración de justicia profesionales y políticos congruentes

Algo debe de cambiar porque de lo contrario, se seguirán repitiendo dramas como los de Ayotzinapa o Teuchitlán y los conceptos sobre México de narcoestado o estado fallido cobrarán mayor vigencia.

Hacia adelante veremos los resultados de la investigación de la FGR, pero no hay muchas expectativas.