Termina Andrés Manuel López Obrador

Nos encontramos en los últimos días del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador que comprendió el periodo 2018-2024. Un gobierno que ha sido un parteaguas en la historia política de México.

Todos los presidentes son controversiales, aún las figuras con mayor reconocimiento y lo son por la naturaleza del ejercicio del poder: tienen que tomar decisiones que afectan a millones de personas y es imposible emprender acciones que dejen a todos satisfechos.

Naturalmente, la figura de López Obrador no se escapa a esa controversia; por el contrario, ha sido un presidente que genera mucho debate sobre su persona y sobre su gobierno. Sus simpatizantes le profesan una lealtad a prueba de todo y sus detractores no le reconocen absolutamente, nada.

Algunos aspectos que se pueden rescatar de la polémica y que quedarán de manera significativa en la historia del país, podemos mencionar: es el primer presidente proveniente de la izquierda mexicana en la etapa de la alternancia partidista; también se convirtió en el presidente con una votación copiosa de electores (30 millones de votos) que no había conseguido ninguno de los anteriores y ha inaugurado una nueva etapa política de país que todavía tiene aspectos por definir.

Una perspectiva que podemos considerar, son sus niveles de aprobación. De acuerdo con Polls.mx termina su sexenio con un porcentaje de aprobación del 68% y 31% de desaprobación. Al comenzar el sexenio contó con 89% de aprobación. Cuando alcanzó sus niveles más bajos de reconocimiento fueron, por ejemplo: el 60% en julio de 2020 durante la pandemia, 62% en agosto de 2022 y 62% en abril de este año.

Comparado con presidentes anteriores, supera a los expresidentes: Peña Nieto, Felipe Calderón y Vicente Fox. Esta muy parejo con Ernesto Zedillo (66% -36%) y está por debajo del expresidente Salinas de Gortari (79%-20%).

Sin ánimos de ser concluyentes retomemos algunos de los aspectos que sus simpatizantes destacan sobre su gobierno y lo que sus críticos señalan como fallas de su administración. Se entiende que habrá desacuerdos, pero eso forma parte de este ejercicio.

LO QUE RECONOCEN

Para los miembros de su movimiento y simpatizantes se trató, en términos generales, de un cambio de régimen en donde se atendió las demandas sociales del pueblo, se eliminó la corrupción y se implementó una nueva forma de ejercicio de poder basada en la austeridad.

Para hablar de los logros que le reconocen los podemos clasificar en políticos, económicos, infraestructura, seguridad, por mencionar solamente algunos.

En el aspecto político una nueva forma de hacer política con un aparato de comunicación y el fortalecimiento del movimiento de la 4T con la incorporación de políticos de otros partidos y su crecimiento en estados y municipios.

En el ámbito económico, con la mejora en el salario de los trabajadores y los programas sociales para adultos mayores y jóvenes. La estabilidad de la economía mexicana y un peso fuerte.

En cuanto a infraestructura, sus grandes proyectos fueron el Tren Maya, el Tren Interoceánico, Dos Bocas, aeropuertos y el fortalecimiento de PEMEX y CFE.

Y en relación a la seguridad, la creación de la Guardia Nacional para garantizar la paz en todo el territorio nacional.

LO QUE NO LE RECONOCEN

En cambio, sus críticos se contraponen, incluso, con algunos de los puntos anteriores y agregan otros elementos.

En política, consideran que se ha dado un centralismo y concentración de poder en la figura del presidente, existe una manipulación de la información para resaltar los logros y esconder los pendientes, se ha atacado a comunicadores y medios de comunicación, se ha presionado y comprado a los adversarios para conseguir sus objetivos y se ha conformado una mayoría absoluta aprovechando los vacíos legales a su conveniencia.

Además, termina su sexenio radicalizándose en temas como la reforma judicial que destruye la división de poderes o la desaparición de los organismos autónomos que le permiten concentrar más poder.

En lo económico, el país ha tenido el peor crecimiento de los últimos sexenios, 1.1% del crecimiento anual y un porcentaje de la deuda como proporción del PIB del 49.7%. El salario ha mejorado, pero el acceso a los servicios de salud ha empeorado y esto también afecta a la economía de los mexicanos.

Respecto a las grandes obras, ha significado un gasto por encima de lo planeado y ha causado daños ambientales importantes; más aún, los proyectos no muestran que sean rentables. Se ha apostado por las empresas paraestatales que han sido un barril sin fondo y desaprovechado la inversión en energías renovables.

El tema de seguridad ha sido muy polémico y muy sensible. Se le cuestiona al gobierno de Andrés Manuel que ha optado por incorporar la Guardia Nacional a las Fuerzas Armadas a las que ha beneficiado con la construcción de sus proyectos, manejo de aeropuertos y puertos y la administración del mismo Tren Maya. Tareas que no le corresponden y que los mete a la política del país en lo que consideran una militarización. El país está lejos de contar con seguridad y paz en estados como Sinaloa, Tamaulipas, Michoacán, Guerrero o Chiapas.

SU RETIRO

El presidente termina su sexenio y ha declarado en múltiples ocasiones que se retira a su finca en Chiapas para no volver a intervenir en la política mexicana.

Sin embargo, ha heredado una agenda política muy intensa a la presidenta electa que difícilmente podría considerarse se mantendrá ajeno a su evolución. Incluso, él mismo lo declaró: “lo que podría hacerme regresar a la política sería el uso de mi derecho a disentir”.

Solamente el tiempo nos confirmará si hizo efectivo su retiro de la política siendo una figura tan predominante en el movimiento de la 4T.

Por lo pronto, mucho se analizará de su sexenio y con mucha intensidad. Seguramente lo volveremos a retomar.