Las cosas que son importantes en la vida llegan sin que una se dé cuenta; no las esperamos, dado que se han formado en la mente. Las reconocemos una vez han aparecido. Eso es todo. Doris Lessing
“Por entonces no había caído todavía en la cuenta de que, cuando intentemos resistirnos a algún sentimiento doloroso, lo que solemos conseguir es prolongar ese mismo dolor que queremos evitar.” Mark Wolynn
Escuchar a alguien es ponerse en su lugar mientras habla. Es una atención intensa, pura, desinteresada, gratuita, generosa. Esa intención es amor. La belleza es el misterio supremo aquí abajo. Es un resplandor que reclama atención. Simone Weil
“El paraíso nunca ha sido cuestión de lugares. Existe en momentos, en conexiones, en destellos a través del tiempo…” Victoria Erickson
Mira lo que todos miran y ve lo que nadie ve. Olga Maria Sai
Hoy se sabe por el trabajo en las neurociencias que el corazón piensa y que el corazón siente también al igual que el cerebro. Las mas de 40 mil neuronas que conectan el cerebro con el corazón dan evidencia de esta relación bidireccional que da sentido a lo que se siente cuando te oprime el corazón.
Y el corazón expresa su sentir y su pensar y de ahí lo simbólico, ya que desde hace siglos hemos usado al corazón para poner de manifiesto las emociones y los sentimientos en ese músculo vibrante, en que en sus latidos no solo nos hace sentir la vida en nuestro interior, sino también nos lleva a evocar con su sístole y su diástole la buena fortuna de estar vivos y todo lo que conlleva.
En el corazón depositamos el amor, la dicha, la felicidad, la alegría, la satisfacción, aun la esperanza.
En el corazón también ponemos nuestros miedos, nuestras aflicciones, nuestro dolor, el desamor, la tristeza, y la soledad. Las expresiones poéticas y artísticas en todas sus manifestaciones ponen al corazón con el lugar de las emociones, son corazones sangrantes, son corazones atravesados por lanzas, flecas, espadas asociadas con el dolor y el sufrimiento, hay corazón rodeados de flores, de aves, llenos de colores, corazón llenos ramas, de follaje, corazones que se unen a otros corazones, las formas de representación son infinitas, con alas, con pies, con nubes, con olas, con estrellas, con lunas, con ríos naciendo en el corazón.
Se te oprime el corazón por la vida y por la muerte.
Lo cierto también es que el corazón y cerebro tienen memoria, una memoria compleja, una matriz que relaciona todo, que es selectiva, que está impregnada por los recuerdos y la forma en que los interpretamos y los integramos a nuestra condición personal. Lo real es que la vida nos marca desde el lenguaje troquelando el alma. Los eventos significativos y aun los traumáticos entran al tamiz de lo subjetivo. Con los registros en la memoria que vamos teniendo en nuestra vida, su singularidad, – su significado y su significante-, estos entran a ser un “batido”, un “revoltijo”; que da pauta a lo que llamamos subjetividad. Así, cada uno de nosotros, cada una de nosotras le da sentido único a las vivencias que vamos teniendo en la experiencia de vivir y de hacerlo junto con otros y otras. El problema de las relaciones humanas es precisamente porque es con otros seres humanos.
No hay manual para vivir, no hay instrucciones únicas, pese a querer establecer ya se por la cultura, la economía o la política, incluidas, ideologías, creencias y religiones, un “deber ser” que se quiere imponer sobre todas y todos y que nada tienen que ver muchas veces con un proyecto o propósito de humanidad, en el sentido del bien común, o como posibilidad para el desarrollo de todas las capacidades, habilidades, destreza, creatividad, inteligencia y sensibilidad de los seres humanos, desde la diversidad y alteridad que nos ha caracterizado en la historia de la civilización.
Clarice Lispector escribió: “No me den fórmulas ciertas…porque no espero acertar siempre. No me muestren lo que esperan de mí… porque voy a seguir a mi corazón. No me hagan ser lo que no soy…no me inviten a ser igual…porque soy diferente. No sé amar por la mitad…no sé vivir de mentira…”
Hoy seguir al corazón es pensar. Hoy seguir a la mente es también reconocer lo que se siente. Ser “sentipensante” como lo escribió Eduardo Galeano o como lo argumentó filosóficamente Xavier Zubiri desde la “Inteligencia sentiente” que nos puede llevar buscar en nosotros la oportunidad de integrar a nuestra vida lo que hemos sido, para seguir siendo de forma dinámica. “Todas las fotografías son espejos de lo que fuimos, pero no de lo que somos ni de lo que seremos” dijo Silvina Ocampo y José Saramago escribió: “Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos.”
Eso que se siente en el interior, es el corazón que siente y piensa, eso que se piensa y se siente en el cerebro, ambos, están imbricando las ideas y las emociones y las buscamos expresar y ese interior humano nos puede llevar a descubrir lo que esta dentro de nuestro ser. Albert Camus plasmo:
“En medio del odio descubrí que había, dentro de mí, un amor invencible. En medio de las lágrimas descubrí que había, dentro de mí, una sonrisa invencible. En medio del caos descubrí que había, dentro de mí, una calma invencible. Me di cuenta, a pesar de todo, que en medio del invierno había dentro de mí un verano invencible. Y eso me hace feliz. Porque esto dice que no importa lo duro que el mundo empuja contra mí; en mi interior hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta”.
Te oprime el corazón porque la libertad se siente en el pecho. Te oprime el corazón porque los sueños se sienten en el pecho. Te oprime el corazón porque la injustica se siente en el pecho. Te oprime el corazón porque la solidaridad se siente en el pecho. Te oprime el corazón porque el amor se siente en el pecho. Te oprime el corazón porque la soledad se siente en pecho. Te oprime el corazón porque la existencia se siente en cada latido.
Así que el tener la oportunidad de tomar consciencia de lo que sentimos y pensamos desde el corazón, nos puede dar pistas para dar sentido a las palabras y a los hechos en nuestra trayectoria de vida. Tener la posibilidad de conocer un poco más de quienes vamos siendo desde lo que somos y desde lo que hicieron de nosotros nos permitiría pensar y sentir con la audacia de saber que al hacerlo también nos reconciliamos y nos ayudamos a comprender para entender lo que se ha vivido y para continuar en el camino de ser lo más auténticos y lo más libres que podamos ser con los demás.
Antes de acostarnos disponemos
de un tiempo para mirar el cielo;
nos quedamos un momento solos con la noche.
A esas horas el cielo estrellado parece pertenecernos, pero no.
Así es como mantenemos nuestro tamaño real
y podemos ir a dormir
sin falsas expectativas.
Juan Carlos Moisés
Me permito usar un poema de Jaime Sabines para terminar y lo hago haciendo la analogía de usar estas palabras para describir a ese corazón que te oprime tendido al sol, a la luna y a las estrellas, al viento y a la lluvia, al calor y al frio, al tiempo y al que todas y todos debemos tener y apreciar:
Me tienes en tus manos
Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mí mismo.