“Lo que me mantuvo cuerda fue saber que las cosas cambiarían, era cuestión de mantenerme unida a mí misma hasta que lo hicieran.” Nina Simone
“Pocos refugios en la vida son tan fuertemente protectores como el de un abrazo. A ningún ser humano jamás debería faltarle ese refugio que salva de las intemperies de la vida.” Marcelo Rocha
“Sólo durante los tiempos difíciles es donde las personas llegan a entender lo difícil que es ser dueño de sus sentimientos y pensamientos.” Antón Chéjov
“Tantas cosas por decirte y tan pocas salen de mi boca. Deberías aprender a leer mis ojos cuando te miro.” Frida Kahlo
“Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía, porque aquello que dejamos es una parte de nosotros mismos: debemos morir una vida para entrar en otra”. Anatole France
‘Eso es lo que soy, la persecución del viento”. Marguerite Duras
“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.” Jorge Luis Borges
A veces las palabras huyen de uno. No hay manera de poder atraparlas a la fuerza, nacen o simplemente se diluyen en el tiempo, en el aire o se pierden el laberinto del silencio y de la soledad. José Saramago con su magistral sensibilidad lo expresó así:
No era hoy un día de palabras,
intentos de poemas o discursos,
ni ningún camino era nuestro,
para decirnos bastaba un acto sólo,
y ya que en las palabras no me salvo,
di tú por mí, silencio, lo que no puedo.
El lenguaje es donde se juega el sentido de la vida. La consciencia humana se estructura por lo dicho por el otro aun antes de nacer. Somo seres convocados por el deseo, el azar, la noción del amor y de las circunstancias humanas que rebelan lo más contradictorio y ominoso del actuar de las personas. En todo caso nombrar lo que somos, tener asignado un nombre y poder nombrar lo que vamos viviendo es la única posibilidad de tener consciencia de sí mismo y consciencia de ser con los demás.
Nuestra fragilidad la damos sin querer a otras manos, a otros ojos, a otros humores, a otras miradas. El tejido de la consciencia va más allá de lo dicho, las palabras forman sus propias relaciones, conexiones, y hace los vínculos un caleidoscopio neuronal que refracta la luz dentro de un caleidoscopio, en donde cada espejo crea un reflejo al final intangible entre lo real, los simbólico y lo imaginario. Terreno inefable en donde se configura el deseo, los deseos, esos que hacer que la pulsión de vida sea, pese a la certeza de la muerte.
El asunto es como vamos entendiendo, integrando y haciéndonos responsables de nosotros mismos, entre esa parte del ser -uno en la singularidad- y esa otra parte de ser en el mundo con los demás. La insatisfacción, la curiosidad y el deseo de querer saber quienes somos nos lleva a la empresa humana de vivir y de encontrar sentido en los absurdos de la vida, en la permanente renuncia y el duelo de saber que vamos dejando ser quienes vamos siendo y también enfrentando las perdidas que el vivir conlleva.
Silvia Nelli lo resume así: “Se aprende todo en la vida. Incluso las cosas más difíciles. Se aprende a sonreír cuando se pierde las ganas de hacerlo. Se aprende a llorar cuando por orgullo no se deja bajar las lágrimas. Se aprende a caminar cuando las decepciones nos detienen. Se aprende a correr cuando se quiere alcanzar los sueños y se aprende a elegir a quien llevar con nosotros y a quien dejar atrás.”
Por otra parte, el ir al día a día nos lleva a estar pensando insistentemente en lo que nos pasa y es un terreno en donde la insatisfacción aparece y somos dados a estar siempre en la espera de un “algo” que nos da placer o nos hace sentir bien, sin embargo, la queja es lo nuestro, Eckhart Tolle dice; “Quejarse siempre es no aceptar lo que es. Siempre lleva una carga negativa inconsciente. Cuando te quejas, te conviertes en una víctima. Cuando hablas, estás en tu poder. Así que cambia la situación tomando medidas o hablando si es necesario o posible; deja la situación o acéptalo. Todo lo demás es locura.”
De muchas maneras el ser humano va encontrado a golpes y sufrimiento la más de las veces que el “El corazón humano es un pozo profundo de misterios. Amamos, odiamos, perdonamos y cometemos los mismos errores una y otra vez. Pero es a través de estas complejas emociones que encontramos el significado de nuestra existencia. Vivir es aprender a navegar por las aguas tormentosas del corazón, sin renunciar nunca a creer en la capacidad de sanar y volver a amar”. lo escribió Fiódor Dostoievski.
A la vez somos una existencia por demás pasajera, y lo que a veces pesa es que nos vamos dando cuenta muy tarde esto. El desafío humano es aceptar lo maravilloso de la vida, sabiendo que podemos tener una vida verdadera: Alessandro Baricco, pregunta y se contesta: “¿Sabes qué es lo más hermoso de aquí? Mira: nosotros caminamos, dejamos todas esas huellas sobre la arena, y ahí se quedan, precisas, ordenadas. Pero mañana, cuando te levantes, al mirar esta enorme playa no habrá ya nada, ni una huella, ni una señal cualquiera, nada. El mar borra por la noche. La marea esconde. Es como si no hubiera pasado nunca nadie. Es como si no hubiéramos existido nunca. Si hay un lugar en el mundo en el que puedes pensar que no eres nada, ese lugar está aquí. Ya no es tierra, todavía no es mar. No es vida falsa, no es vida verdadera. Es tiempo. Tiempo que pasa. Y basta.”
Cómo comprender y confrontar la vida. Muchas de las veces vamos postergando las preguntas que nos debemos hacer, vamos difiriendo el compromiso, vamos dejando pasar el tiempo como si fuera el único medio para resolver los problemas que se nos presentan. Pedir ayuda, buscar ayuda, actuar para rectificar, para perdonar, para reconciliar se posterga. “Cerrar los ojos… no va a cambiar nada. Nada va a desaparecer simplemente por no ver lo que está pasando. De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras. Sólo un cobarde cierra los ojos. Cerrar los ojos y taparse los oídos no va a hacer que el tiempo se detenga”. Dirá Haruki Murakami.
La vida no trae manual para ser feliz o para resolver todas las letras chiquitas que vienen de inherente en el contrato no escrito de la existencia, y aún en los días más difíciles y dolorosos “Llegan días en que la calma aparece, cuando aprendes a soltar lo que no te pertenece. Dejas de rogar amor donde ya te dijeron que no hay, dejas de retener a quienes no quieren quedarse. Nos complicamos, nos volvemos necios, peleamos contra lo inevitable. A veces el destino, lejos de castigarte, simplemente te toma de la mano y redirige tu camino. Solo hay que entender que no siempre ganar es lo mejor; a veces soltarlo todo es la única forma de empezar de nuevo.” como lo dice Francisco J. Zárate.
Al final de cuentas somos en la singularidad y en la palabra, pero somos seres sociales que necesitan afirmarse, confrontarse, aceptarse y cambiar cunado se necesario, somo seres en movimiento en consciencia, en aprendizaje y en responsabilidad, somos seres en que al final de cuentas sin falsos romanticismos el amor es lo único que nos salva de nosotros mismos. Te necesitas dice en un poema Magdalena S. Blesa y ahí está en parte lo que es indispensable vivir con dignidad y con la conciencia de las palabras para encontrar respuestas que nos hacen maravillarnos de estar y ser en el universo.
TE NECESITAS
No te das la importancia que mereces,
y vas dejando que la vida pase,
y para ti no hay tiempo casi nunca,
y nunca te regalas un detalle.
Y corres, por la prisa de los otros,
y llegas a tu vida siempre tarde,
y va pasando el tiempo, y va pasando,
y vas envejeciendo en el paisaje.
Y no se te pregunta por tu risa,
que se fue diluyendo con la tarde.
Y siempre los demás, y para cuándo
una cita contigo en cualquier parte.
Te necesitas más de lo que piensas
y nunca te detienes a escucharte,
y tienes tantas cosas que decirte,
pero no te pareces importante.
Y siempre tú después, y siempre luego,
y siempre, para ti, más adelante.
Y siempre tú detrás, y siempre nunca,
y el tiempo, que se va sin esperarte.
Queda contigo en un lugar hermoso,
lleva una flor para identificarte,
y cuéntate la historia de tu vida,
ya verás como vas a enamorarte.
Porque no hay como tú nadie en el mundo,
porque en el mundo, como tú, no hay nadie.
Y siempre los demás, y siempre luego,
y vas envejeciendo en el paisaje.
Y nunca tus asuntos lo primero,
y déjalo pasar que no hace falta,
y acaso el mes que viene, si se puede.
Y el tiempo, que te agacha la mirada.
Y tú, cuando los años lo permitan,
y tú, cuando esta crisis un día pase,
y tú cuando se pueda en otra vida,
y tú nunca jamás de los jamases.
Y el tic tac del reloj en tu muñeca,
y vas envejeciendo en el paisaje.