Somos lo que hemos perdido

Vivimos un mundo hostil, contaminado e insolidario, donde los valores democráticos y morales han sido reemplazados por la avidez del mercado.

“Una vida sin inquietud ni resistencia, no es una vida humana.” Luciano Lutereau 
“Siendo totalmente sincero, diría que no sé por qué vivo y por qué no dejo de vivir. La respuesta probablemente reside en el carácter irracional de la vida que se mantiene sin razón.” Emile Cioran 
“A ojos del infinito, todo orgullo no es más que polvo y ceniza.”  Lev Nikoláievich Tolstói
“Vivir sólo es no pedir ni esperar nada más de la vida. […] Los grandes solitarios no se retiraban para prepararse para la vida, sino para soportar, interiorizados y resignados, su desenlace.” Emil Cioran 
“Elijo el silencio frente a la algarabía; Elijo ser invisible, no me interesa la ovación de pie de cientos de máscaras; Elijo mi pequeño rincón del mundo a la vastedad del mundo entero; No necesito un ramo de flores, solo una flor en mi jardín. Puedo ser todo. Déjame en la sombra.” Gio Carba
“Gracias a la vida no hay vidas impecables.” Carmelo Iribarren
“Del Amor aprendí a amarme, para poder amar.” Lía Risco
 
“He reducido el mundo a mi jardín, y ahora veo la inmensidad de todo lo que existe.” José Ortega y Gasset
“Ser libre no es huir del mundo, es habitarlo sin miedo. El miedo se conecta a la conservación física, el coraje a la conservación moral.” Karl von Clausewitz

 

“Nada es indiferente, nada es impotente en el universo; un átomo puede disolver todo, un átomo lo puede salvar todo.” Gerardo de Nerval
“Los sabios no persiguen el silencio; dejan de hacer ruido.” Wu Hsin
“Si algún día me ves triste no me digas nada solo quiéreme.” Mario Benedetti
“Vivo la vida y lo que hay con sus tal vez, con sus porqués. Con las respuestas que puedo encontrar, sin esconderme y sin engañar…”  Bertoli
“La realización del amor perfecto no es un fruto de la naturaleza sino de la gracia, es decir, de un acuerdo intersubjetivo que impone su armonía a la naturaleza desgarrada que lo soporta.” Jacques Lacan

 Hace unos días Byung-Chul Han (Seúl, 1959) ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias 2025. Él es un filósofo surcoreano radicado en Alemania. Estudió metalurgia antes de emigrar a Alemania, donde se doctoró en filosofía con una tesis sobre Heidegger. Ha enseñado en universidades como Friburgo, Basilea y Berlín. Su obra, escrita en alemán, critica el neoliberalismo, la autoexplotación, la hipertransparencia y la pérdida de lo otro. Autor de más de 30 libros, como La sociedad del cansancio.

En este espacio he hecho referencia a varias de sus ideas con relación a la sociedad contemporánea. Es un filósofo que se le ha cuestionado que en su obra tiene muchas ideas y conceptos redundantes y él ha dado una respuesta usando su afición por la música, diciendo que su pensamiento es como la composición de una sonata y que tiene variaciones producto de la interpretación y ejecución y desde mi experiencia con su obra, lo que encuentro son matices, énfasis y profundización de lo que el va denunciando sobre lo que observa de la sociedad actual y los efectos del neoliberalismo que explota la libertad de las personas y en donde la tecnología y sus prácticas están reconfigurando la formas en percibimos la historia y con ella el tiempo, así como la forma en que vamos reconfigurando la identidad individual y colectiva junto con ideas como la esperanza, la transparencia, la alteridad, en un entorno en donde la sociedad disciplinaria va dando paso a la autoexplotación y en donde hay un cambio en el malestar social y en donde lo emocional se convierte en la nueva esfera de sometimiento -enfermedad- creando un espejismo individualista de libertad y cediendo la voluntad a las prácticas y lógicas de mercado, con una serie de prótesis y artefactos tecnológicos de la era digital y de como se habita en las redes sociales.

En recepción del premio dirigió un mensaje que se ha ido compartiendo en las redes sociales y medios de comunicación, y otro tanto de personas, ahora como yo, nos hemos dado a la tarea de leer y pensar lo que discurso contiene.

Hay un refrendo muy importante a la Filosofía y la tarea de filósofo:

“En la Apología, el famoso diálogo de Platón, cuando Sócrates expone su propia defensa después de haber sido condenado a muerte, explica cuál es la misión del filósofo. La función del filósofo consistiría en agitar a los atenienses y despertarlos, en criticarlos, irritarlos y recriminarlos, igual que un tábano pica y excita a un noble caballo cuya propia corpulencia lo vuelve pasivo, y así lo espolea y estimula. Sócrates compara a ese caballo con Atenas.

 

Aquí uno se pregunta como hemos querido dejar fuera de las escuelas y universidades la enseñanza de la filosofía, o el enseñar a cuestionar y desarrollar un pensamiento crítico, desde la curiosidad y desde la insatisfacción a las respuestas que nos hemos dado como inamovibles, para comprender el mundo.

Han dice: “Yo soy filósofo. Como tal, he interiorizado esta definición socrática de la filosofía. También mis textos de crítica social han causado irritación, sembrando nerviosismo e inseguridad, pero al mismo tiempo han desadormecido a muchas personas. Ya con mi ensayo La sociedad del cansancio traté de cumplir esta función del filósofo, amonestando a la sociedad y agitando su conciencia para que despierte. La tesis que yo exponía es, efectivamente, irritante: la ilimitada libertad individual que nos propone el neoliberalismo no es más que una ilusión.”

Argumento que se yuxtapone con la lógica de consumo que denunció Gilles Lipovetsky en “La era del vacío. Ensayo sobre el individualismo contemporáneo” y las ideas de desarrolladas por Zygmunt Bauman en donde las personas solo valen si son consumidores y las que no lo sean son desechables, y en donde las identidades y referentes, creencias y prácticas sociales se hacen liquidas. 

Continuo Byung-Chul Han: “Aunque hoy creamos ser más libres que nunca, la realidad es que vivimos en un régimen despótico neoliberal que explota la libertad. Ya no vivimos en una sociedad disciplinaria, donde todo se regula mediante prohibiciones y mandatos, sino en una sociedad del rendimiento, que supuestamente es libre y donde lo que cuenta, presuntamente, son las capacidades. Sin embargo, la sensación de libertad que generan esas capacidades ilimitadas es solo provisional y pronto se convierte en una opresión, que, de hecho, es más coercitiva que el imperativo del deber. Uno se imagina que es libre, pero, en realidad, lo que hace es explotarse a sí mismo voluntariamente y con entusiasmo, hasta colapsar. Ese colapso se llama burnout. Somos como aquel esclavo que le arrebata el látigo a su amo y se azota a sí mismo, creyendo que así se libera. Eso es un espejismo de libertad. La autoexplotación es mucho más eficaz que ser explotado por otros, porque suscita esa engañosa sensación de libertad.”

Este análisis que ha realizado embona y describe a la perfección con el discurso vigente que promueven las élites y que se inscribe el de la cultura del esfuerzo, en la meritocracia, en el de que el pobre es pobre porque quiere, en donde que el nuevo modelo aspiracional es ser emprendedor, ser su propio jefe, y que esconde tras el espejo una verdad, el 72 % de las personas que nacen en situación de pobreza morirán siendo pobres, al menos en México.

Han resalta que: “También he señalado en varias ocasiones los riesgos de la digitalización. No es que esté en contra de los smartphones ni de la digitalización. Tampoco soy un pesimista cultural. El teléfono inteligente puede ser una herramienta utilísima. No habría problema si lo usáramos como instrumento. Lo que ocurre es que, en realidad, nos hemos convertido en instrumentos de los smartphones. Es el teléfono inteligente el que nos utiliza a nosotros, y no al revés. No es que el smartphone sea nuestro producto, sino que nosotros somos productos suyos. Muchas veces sucede que el ser humano acaba convertido en esclavo de su propia creación. Las redes sociales también podrían haber sido un medio para el amor y la amistad, pero lo que predomina en ellas es el odio, los bulos y la agresividad. No nos socializan, sino que nos aíslan, nos vuelven agresivos y nos roban la empatía. Tampoco estoy en contra de la Inteligencia Artificial. Puede ser muy útil si se emplea para fines buenos y humanos. Pero también con la Inteligencia Artificial existe el enorme riesgo de que el ser humano acabe convertido en esclavo de su propia creación. La Inteligencia Artificial puede ser empleada para manejar, controlar y manipular a las personas. Por eso, la tarea acuciante de la política sería controlar y regular el desarrollo tecnológico de manera soberana, en lugar de simplemente seguirle el paso. La tecnología sin control político, la técnica sin ética, puede adoptar una forma monstruosa y esclavizar a las personas.”

Sin duda el mercado neoliberal y los algoritmos que se han desarrollado y usan la información que les damos a través estar en las diversas redes sociales cibernéticas, son la pauta -control para el incremento de las ganancias y en donde la política global se una para incrementar las ganancias de los más ricos, un ejemplo es Donald Trump. Todas sus decisiones están orientadas a incrementar las ganancias de unos cuantos, el 1%, así, el senador Bernie Sanders ha denunciado que, desde el día de las elecciones en Estados Unidos, Elon Musk se hizo 186 mil millones de dólares más rico; Mark Zuckerberg se hizo 47 mil millones de dólares más rico y Jeff Bezos se hizo 10 mil millones de dólares más rico.

Con relación a la política y la democracia en su discurso Byung-Chul Han expresó que:

“Últimamente he reflexionado mucho sobre la creciente pérdida de respeto en nuestra sociedad. Hoy en día, en cuanto alguien tiene una opinión diferente a la nuestra, lo declaramos enemigo. Ya no es posible un discurso sobre el que se base la democracia. Alexis de Tocqueville, autor de un famoso libro sobre la democracia estadounidense, ya sabía que la democracia necesita más que meros procedimientos formales, como son las elecciones y las instituciones. La democracia se fundamenta en lo que en francés se llama moeurs, es decir, la moral y las virtudes de los ciudadanos, como son el civismo, la responsabilidad, la confianza, la amistad y el respeto. No hay lazo social más fuerte que el respeto. Sin moeurs, la democracia se vacía de contenido y se reduce a mero aparato. Incluso las elecciones degeneran en un ritual vacío cuando faltan estas virtudes. La política se reduce entonces a luchas por el poder. Los parlamentos se convierten en escenarios para la autopromoción de los políticos. Y el neoliberalismo ha creado ya una gran cantidad de perdedores. La brecha social entre ricos y pobres se sigue agrandando cada vez más. El miedo a hundirse socialmente afecta ya a la clase media. Precisamente estos temores son los que lanzan a la gente hacia los brazos de autócratas y populistas.”

Su claridad de pensamiento describe con precisión lo que hemos estado viendo en diversos países, el mismo triunfo de Donald Trump, de Javier Milei, de Giorgia Meloni, de Rodrigo Paz, Nayib Bukele entre otros y que apuntala lo que él mismo ha desarrollado en su libro Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder  y en la que se denuncias como se juega, se usa, se manipulan y se explotan las emociones para lograr que las élites de poder, político, económico y social triunfen y las estructuras vigentes continúen sólidas.

Va concluyendo Han:

“Creemos que la sociedad en la que vivimos es más libre que nunca. En cualquier ámbito de la vida, las opciones son infinitas. También en el amor, gracias a las aplicaciones de citas. Todo está disponible al instante. El mundo se asemeja a un gigantesco almacén donde todo se vuelve consumible. El infinite scroll promete información ilimitada. Las redes sociales facilitan una comunicación sin límites. Gracias a la digitalización, estamos interconectados, pero nos hemos quedado sin relaciones ni vínculos genuinos. Lo social se está erosionando. Perdemos toda empatía, toda atención hacia el prójimo. Los arrebatos de autenticidad y creatividad nos hacen creer que gozamos de una libertad individual cada vez mayor. Sin embargo, al mismo tiempo, sentimos difusamente que, en realidad, no somos libres, sino que, más bien, nos arrastramos de una adicción a otra, de una dependencia a otra. Nos invade una sensación de vacío. El legado del liberalismo ha sido el vacío. Ya no tenemos valores ni ideales con que llenarlo. Algo no va bien en nuestra sociedad.

La dicotomía sociedad-individuo es falsa, no puede haber una libertad individual descontextualizada de su colectivo identitario. Sin embargo, la fragmentación, la idealización del individuo y la negación estructural a su capacidad de decir y de decidir se ve nulificada y condicionada por las adicciones, y por las creencias de pretender arribar al éxito, que es solo sinónimo de autoexplotación y por la búsqueda de la recompensa inmediata, el placer y el gozo como única medida de satisfacción y por otra parte, hay una huida y rechazo al dolor y al sufrimiento en una sociedad paliativa, donde las adiciones son en parte los nuevos fármacos para evadir la realidad, negar el sufrimiento y no luchar contra la injusticia social,  junto con todo el catálogo psicofármacos: ansiolíticos, antidepresivos y estimulantes que hoy son parte del botiquín básico. Siguiendo el pensamiento de Han ¿El vacío existencial cómo se llena?

Byung-Chul Han termina diciendo:

“Mis escritos son una denuncia, en ocasiones muy enérgica, contra la sociedad actual. No son pocas las personas a las que mi crítica cultural ha irritado, como aquel tábano socrático que picaba y estimulaba al caballo pasivo. Pero es que, si no hay irritaciones, lo único que sucede es que siempre se repite lo mismo, y eso imposibilita el futuro. Es cierto que he irritado a la gente. Pero, afortunadamente, no me han condenado a muerte, sino que hoy soy honrado con la concesión de este bellísimo premio. Se lo agradezco de todo corazón. Muchísimas gracias”

Habrá que releer y contextualizar su obra y en especial este breve discurso, que además me lleva a evocar lo que Joan Manuel Serrat dijo el año pasado al recibir este premio:

Vivimos un mundo hostil, contaminado e insolidario, donde los valores democráticos y morales han sido reemplazados por la avidez del mercado. Un mundo en el que hay reivindicar la libertad, la justicia, la democracia, la tolerancia y el respeto al otro como pilares fundamentales que deben ir siempre de la mano.

En donde debemos sostener una crítica social y esperanza activa ante injusticias sin respuestas contundentes e hizo una crítica al conformismo haciendo una llamada a la acción ética y solidaria frente a las injusticias del presente.

Yo, hoy digo que somos lo que hemos perdido.