De aquel todos para uno, uno para todos. De aquel el pueblo unido jamás será vencido. De aquel todos somos… bla, bla, bla, ya queda poco, diré mejo… muy poco.
Aquellos sentimientos de identidad con la familia, la patria, el territorio, queda poco… muy poco. Así como de aquellos días en que nos rompíamos la cara por defender un ideal, una ideología y hasta un punto de vista llano y sencillo, queda poco… muy poco.
Pasamos del ponernos la camiseta al hay que sudarla y como grupo defendíamos todos y con todo al equipo, más de alguna vez nos trenzamos con cualquiera por burlarse de los que usábamos pantalón corto, ese uniforme icónico de los Boy scout.
Recuerdo cuando que cuando formé parte de la banda de guerra del colegio en pleno centro de la ciudad unos sujetos nos silbaron El uniforme que nos identificaba hizo que todos respondiéramos a la agresión.
Pero el proceso de fragmentación social ha existido siempre, aunque en los últimos tiempos se ha acentuado, logrando que haya grupos y grupúsculos múltiples. Se separan porque difieren en los ideológico, en lo genérico, en la tontería y media y así tenemos ya no un grupo fuerte y compacto, sino decenas y decenas de grupitos débiles y frágiles.
Los reinos de Europa de fragmentaron y se originaron un montón de países, y a diario pende de un hilo la unión europea. La URSS se fragmentó y quedaron muchos países. El cristianismo de dividió se crearon decenas de cultos.
América fragmentada por varios acuerdos comerciales, los del norte, los del sur, los del caribe y divididos en varias asociaciones que presentan francas fisuras que paraliza todo.
Cada día más y más se sienten poseedores de la verdad y no les interesa no sólo no hacer alianzas, sino ni siquiera sentarse a debatir las diferencias.
Así, en lo macro y en lo micro. Los ciudadanos cada día más fragmentados. Pelean por su equipo de futbol, de básquet, por los partidos políticos. Hasta por las recetas originarias o por el mejor puesto de tacos. La mejor película, el mejor grupo musical, el mejor celular, vamos, múltiples grupitos separados, divididos, fragmentados.
Seguramente todos esto beneficia a unos pocos, pues no hay oposición a favor de las necesidades más elementales y con tal fragmentación social se puede dominar todo y a todos. Nos han dividido y lo hemos permitido en pro de ser “libres, únicos, individuales”