Estamos a unos cuantos días de la celebración religiosa de la Semana Santa y con ella nos viene la representación más política de nuestra fe, la cual va desde la construcción del liderazgo que significo Jesús de Nazaret como el revolucionario espiritual e ideológico más poderoso en la trascendencia de nuestra historia, hasta su desenlace con la más icónica de las traiciones conocidas, encarnada en el apóstol Judas Iscariote que por 30 monedas “entrego” a su líder, acercándolo así a la divinidad a la que fue llamado desde un inicio.
Muchos son los estudios y argumentos que han rescatado filosóficamente a Judas Iscariote de la natural ignominia que resultaría para el traidor más grande de la historia:
Thomas De Quincey por ejemplo presenta en su obra “Judas y Otros Ensayos” al apóstol no como un traidor, sino como el catalizador de la salvación.
Jorge Luis Borges aventuro en su ficción sobre “Tres versiones de Judas” las legítimas preguntas: ¿Era necesario que alguien entregara el predicador?, ¿No será en todo caso que La traición de Judas no fue casual? fue un hecho prefijado que tiene su lugar misterioso en la Redención.
Por último el descubrimiento del Evangelio de Judas en el año 2006 que presume su origen de fuentes gnósticas entre el siglo II o III d.c; En este escrito que se presume apócrifo se describe el siguiente reconocimiento: “Tú excederás a todos (los apóstoles). Porque sacrificarás al hombre que me reviste”, le dice Jesús en el pasaje clave, mas no como premonición –como lo señalan los Evangelios católicos. Judas no traiciona: ejecuta el acuerdo secreto que permitirá liberar del cuerpo al espíritu divino; es Judas el agente que facilita la trascendencia del Verbo en la Tierra pues es él quien conducirá a Cristo a la Cruz.
En fin sin pretender meternos en temas eminentemente religiosos que no son de mi competencia, sirva todo lo anterior solo para argumentar que la traición más grande que registra nuestra humanidad, amerita interpretaciones y significados distintos según el enfoque con que se vea y al paso del tiempo, cada quien lo juzga desde el crisol que le represente y según sus propias motivaciones muchas veces desconocidas; dicho lo anterior podemos abordarlo con un sentido político e histórico.
En todas las civilizaciones, sistemas políticos la traición se encuentra presente y es una constante en el devenir de la historia y me atrevería a decir inherente a la naturaleza humana, es un factor de transición lógico por el que se añade drama, consistencia y lógica a los impulsos humanos, que al menos en política buscan el ejercicio del poder.
No hay revolución, movimiento histórico o subversivo que no nazca de una escisión histórica de grupos y corrientes políticas, si esta es exitosa culmina con la legitimación de una victoria y si es frustrada por lo regular queda en la ignominia de quien no trascendió, al final de cuentas la historia la escriben los vencedores.
En próximos días nuestra tradición católica empata de manera accidental con nuestro calendario electoral en una fecha singular que bien podría describir lo mismo nuestro sistema político que nuestra cristiandad y me refiero al Miércoles Santo (08 de abril), día en que se rememora el evangelio por el que en la última cena Jesucristo anuncia a manera de premonición la traición de uno de sus apóstoles; Mientras que electoralmente hablando se actualiza el termino establecido en el art. 12 de la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales de Guanajuato respecto la elección consecutiva por partido político distinto: El precepto legal es el siguiente:
“Artículo 12. (LIPEG).-
…
No podrá ser registrado como candidato a elección consecutiva por partido distinto a aquel o cualquiera de aquellos que en vía de coalición, lo postuló en el proceso electoral en que resultó electo, salvo que haya renunciado o perdido su militancia antes de la mitad de su mandato.
… .”
La elección consecutiva si bien es un derecho subjetivo público del funcionario electo y en funciones, este derecho se encuentra sujeto a la determinación de los partidos políticos que lo proyectaron en un inicio mediante su postulación; Para poder buscar la elección consecutiva (entiéndase reelección) para el mismo cargo pero por otro partido político deberá entonces mediar una separación de la militancia al partido político que le dio origen antes de la mitad de su mandato.
Es así que la mitad del periodo de ejercicio de los Diputados Locales se cumplirá el 23 de marzo del 2020 y para los Ayuntamientos se cumplirá el día 10 de abril de los corrientes.
La limitación jurídica anteriormente expuesta tiene su explicación en 2 vertientes: la primera seria dar la certidumbre jurídica al derecho electoral de cualquier funcionario electo y en funciones; La segunda en cuanto a que los partidos políticos mantienen la rectoría en las postulaciones sin que se encuentre condicionado a la violación de garantías electorales o al chantaje de última hora de algún representante popular que busque a codiciada reelección.
Es así que si algún Regidor, Sindico, Presidente Municipal y/o Diputado Local buscaba ser elegido consecutivamente en el mismo cargo (reelección) pero por otro partido político los términos habrán fenecido el mismo día en que la tradición católica conmemora el Miércoles Santo, y en el caso de los Diputados antes todavía.
En Guanajuato se aprecia aun lealtad de los cuadros políticos en los distintos frentes partidarios, no se asoman escandalosas deserciones de funcionarios en activo que amenacen con buscar la reelección bajos otras siglas; un síntoma que podría hablar de la madurez de nuestro sistema político estatal en cuanto a sus representantes populares o de lo cerrado de los círculos políticos.
Basta con recordar que en otras latitudes de la república mexicana la oportunidad de este tipo de deserciones no han sido pocas, tal es el caso que el partido Benjamín que ha gozado de la última y abrumadora mayoría ha logrado la suma de distintos representantes populares que buscan una continuidad en su carrera política, sin embargo en Guanajuato al parecer no será así.
En cuanto a calificar o no de traición las motivaciones políticas que seguramente vendrán en las distintas aristas políticas con miras a los escenarios electorales venideros me permito no calificarlas, sino solo describirlas.
Sin pretender encontrar en toda actividad política dejos de deslealtad, me apegare a decir que estas son muy subjetivas y según el lente con que se mire y las explicaciones que le anteceden, sin duda que toda persona o institución que da la espalda a sus ideales resulta lamentable y en todo caso ¿Quién podría calificarlas como traición?.