Silao sí: 484 aniversario de su fundación

Juancarlos Porras y Manrique
Juancarlos Porras y Manrique, analista, promotor cultural y columnista Platino.

León Guanajuato a 22 de julio de 2021.- Siendo domingo, un 23 de julio de 1537, se fundó el poblado del glorioso Señor Santiago Apóstol del Llano Grande de Silao por don Nicolás de San Luis Montañez descendiente de Atzacáyatl y Moctezuma II, pero además devoto del emperador Carlos I de España y V de Alemania quien lo llenó de títulos y honores como el de ser caballero de la Real Orden de Santiago.

“Entré en el dicho ‘Llano Grande’, para fundar de Pueblo de Indios. Estando en el punto, mandé poner una cruz alta de madera de vigas; esta madera la trajeron los indios tarascos desde su tierra. Como los indios tarascos pretendían poner su pueblo primero, trajeron madera y mandaron poner la Ermita en el centro de la población, que es para la fundación de dicho pueblo”, reza el relato de la época que al paso del tiempo se convirtió en el acta de fundación.

“Se tasó y midió 1,000 brazadas para los cuatro vientos, desde donde está la Santa Cruz y la Ermita. Después fundaron el dicho pueblo sirviendo de testigos los indios tarascos porque se hallaron presentes. Primero lo intitulamos el Pueblo del Glorioso Señor Santiago Apóstol del Llano Grande de Silao, porque fue día del Santo cuando se hizo esta fundación”, continúa dicha narrativa.

La crónica habla también de la puebla de tres naciones en dicho Pueblo de los Llanos Grandes de Silao; y son los primeros pobladores, los indios principales, los otomí y los mexicanos, y otros son los tarascos, juntos todos. En medio se pusieron los otomí; los mexicanos arriba, por donde sale el sol; los indios tarascos, que fueron los dos barrios, y se hizo una conformidad, y cada año ha de gobernar una nación de las tres que hay, para que no tengan pleitos; sólo vivir en conformidad. El que hiciere pleitos, sería castigado y lo pasarían a otro pueblo ya que no convenía “que hagan pleitos sobre el próximo”.

Como Alcalde Ordinario quedó don Sebastián Lucas nombrado por Su Majestad otomí cacique y principal de la Provincia de Jilotepec y como Alcalde Primero don Santiago Guacamina, así como al Alguacil Mayor don Lucas Gentil R. E. y Regidor a don Pablo Juárez; por Fiscal Mayor a don Nicolás de Santiago Tlatelolco indio principal del pueblo dicho, que ha de enseñar a la gente la Doctrina Cristiana, y a los niños que hay encarga el Rey. Y en el Barrio de San Pedro Apóstol de Quicillo se propone poner un fiscal para que adoctrine a la gente. Allí mismo se recomienda que hagan sus casas para luego criar gallinas de Castilla, ganado mayor y menor.

En cuanto a los gastos se pide tributar al Rey Nuestro Señor cada año, un tostón para ayuda de la Fe. Labrar la tierra para sembrar maíz y trigo ya que Su Majestad dará posesión amplia para que gocen las tierras que quieran y fueran de sus conveniencias, sin perjuicio de ninguno.

Aunque no existe firma ni rúbrica en el citado escrito, a decir del profesor Fulgencio Vargas en el libro Lumbre brava de mi pueblo (1961; 2006) de Luis I. Rodríguez este le atribuye, “por la ingenua y sucinta relación trae luego a la memoria las redacciones aquellas del indio cacique de Jilotepec, Nicolás de San Luis Montañez, cuyas empresas de conquista abarcaron muchedumbres de lugares guanajuatenses, desde Acámbaro y Apaseo, hasta San Miguel el Grande, San Luis de la Paz, Xichú, Salamanca y Camémbaro. Esta circunstancia y la de la fecha aludida, me hacen creer que el documento proviene del mismo indio cacique o de alguno de sus compañeros, acatando las órdenes directas o bajo la inmediata dirección del Capitán General, nombre con el que fue reconocido Montañez por el gobierno virreinal de Nueva España”.

 

Del nombre de Silao

La versión recogida por el citado político y diplomático silaoense Luis I. Rodríguez —otrora gobernador del Estado de Guanajuato (1937-38) — en el citado libro nos ayuda a reconocer el “nombre que se impuso a la primitiva aldea: algunos historiadores explican su origen en la abundancia de yerbas, propias de la comarca, cuya especie típica crece en los prados húmedos, y a las que los botánicos llaman Silao;, mientras que otros encuentran en la voz purépecha tzinacua, que quiere decir lugar de humaredas, la etimología que se busca, y que por corrupción en los términos, produjo las palabras de silagua o sinacua. Quizá esto sea lo más acertado debido a la proximidad del pueblo con el manantial de aguas termales llamado Comanjilla, que constantemente emana sus vapores sulfurosos”.

Pero tendrían que pasar muchos años para que, a raíz de la batalla del 10 de agosto de 1860 entre conservadores y liberales, se le diera el nombre de Silao de la Victoria por el avasallante triunfo de los generales liberales González, Zaragoza y Antillón contra las huestes del general Miguel Miramón quien se dejó venir desde León —luego de la fuga del general Félix Zuloaga— con siete mil hombres y resultó derrotado el conservadurismo.