Sentimientos no lineales

“Lo más bonito de la belleza humana es que alguien a primera vista no te llame demasiado la atención y que al conocerla, escucharla, olerla, tocarla, te parezca la más bella del mundo”.  Shakespeare 
“Todos somos comunes. Todos somos aburridos. Todos somos espectaculares. Todos somos tímidos. Todos somos intrépidos. Todos somos héroes. Todos somos indefensos. Sólo depende del día”. Brad Meltzer

 

“Quien ama sin necesitar, ama de verdad. Porque quedarse sin obligación es quedarse con todo el corazón.” Francisco J. Zárate
“No envidio a nadie, simplemente porque no tengo esa necesidad, me siento a gusto tal y como soy. No deseo tener nada de nadie, porque lo que deseo y quiero, ya es mío.” Mor More 
“No serviré por más tiempo a aquello en lo que no creo, llámese mi hogar, mi patria o mi religión. Y trataré de expresarme de algún modo en vida y arte, tan libremente como me sea posible, tan plenamente como me sea posible.” James Joyce
“Incluso cuando no hay nada sólo para decir… el corazón es capaz de entender…” Siba Koga
“Leo para poder vivir más de una vida en más de un lugar.” Anne Tyler
“No me digas que lo que siento son pequeñeces, en una caja de fósforos caben sesenta incendios.” José Vergara A.
“La cara de ilusión es una de las más difíciles de fingir y va desapareciendo a medida que desaparecen las ilusiones, las verdaderas, las infantiles, y son sustituidas por meros deseos”. Milena Busquets

Sentir es la posibilidad estar en mundo de forma consciente. Pensar es asumir la capacidad de comprender nuestra manera de estar en el mundo. Pensar y sentir son los atributos plenamente humanos que nos definen y nos condicionan en marco de realidad cultural. Somos una construcción social, con una base biológica y con comportamientos como especie. La consciencia de sí es parte de todo complejo, integrado y con múltiples superposiciones entre la memoria, el saber, los sentidos, el tiempo y los deseos.

La vida es por contraste, es un camino por el cual se transita para encontrar lo que nos falta, lo que deseamos ser, lo que queremos lograr en las tareas asignadas desde un imaginario personal y uno colectivo, desde un deber ser que se instala y se redefine en la diacronía de la existencia y en lo sincrónico del ser uno mismo todo el tiempo.

Estamos permanentemente entre lo que somos y tenemos y en lo que deseamos ser y lo que nos falta.

En la vida se va construyendo una existencia particular, única, irrepetible, en un contexto de control social, de una homogeneidad que ideológicamente instalada de “normalidades” como una forma de aprobación social y cultural, la normatividad valida lo que es permitido, la cultura dominante sanciona lo diverso, la alteridad rompe una normalidad que se ha impuesto y busca dar valor a lo singular en contextos que son revisados críticamente, bajo la mirada de saber que hemos creado un sistema de representaciones, de lenguajes y de símbolos que se han propuestos como verdades y que crean un aparato de pensamiento muchas veces lineal, de dicotomías que le dan valor a los opuestos como única posibilidad, es un si o un no, es estar a favor o en contra, es polarizar la razón y estigmatizar los sentimientos.

Los sentimientos son las emociones pensadas que nos llevan a nuestra historia afectiva, a nuestros vínculos, a las formas en que atendimos y resolvimos poder nombrar para si mismos y para los demás lo que nos pasó, lo que nos pasa, y el poder desde la palabra decir lo que paso, poner límites, rechazar el daño, denunciar abusos, maltratos, descalificaciones,  insultos es una parte fundamental de lo que nos constituirá como personas, como lo es el poner en palabras, el cariño, la ternura, la validación de nuestros sentimientos,  el reconocimiento de los logros y del esfuerzo sin minimizar lo alcanzado, el poder nombrar las experiencias de compañía, de seguridad, de amor.

Una sociedad reduccionista de los sentimientos, que los etiqueta, que los banaliza, que los reduce a lo pasajero, a lo instantáneo, que los trasmuta en mercancías o en experiencia de mercado, donde la tristeza se disipa comprado o donde la alegría se tiene celebrar consumiendo es una sociedad de mercado que traduce lo que se siente en algo sin importancia socialmente hablando, pero que es relevante para cada persona. El tema es que lo sentimental no cabe en la línea de producción de seres humanos domesticado, controlados, y solitarios, que se vale sentir se consume, ropa, licor, zapatos, diversión y entrenamiento para entonces no pensar y para devaluar lo que sentimos.

La vida no es lineal, aunque el tiempo marque un derrotero inexorable, por que la vida busca encontrar su propio sentido y camino ante la realidad que se vive día a día. Nada es para siempre y nada garantiza que seguir rutinas y establecer ritos, obsesiones y hasta adicciones son caminos seguros para la realización personal, con toda la subjetividad que esto implica. Cada quien va descubriendo que desea ser, en el contexto de realidad y de oportunidades que la vida nos pone y nos pone ante al desafío de incierto, de lo impredecible, de lo dolor, de la pena, de las perdidas, del duelo permanente y la renuncias por elecciones que hacemos por salud mental, por dignidad, por conciencia, por valores y principios, y por amor propio.

Estamos en una época que toca redefinir el sentido y significado de nuestra presencia en el mundo. Una etapa social en la que las emociones se han instalado como una prioridad sin pensar y sin traducir con claridad los sentimientos que encierran y que derivan en actuar, en decir y poder poner toda situación humana en con el principio de realidad, y es que la realidad es pese a nosotros, en tanto socialmente no cambiemos y transformemos las estructuras materiales de vida y las condiciones superestructurales que condicionan nuestro comportamiento.

Conocerse, es aceptar un profundo cambio interno que ocurre cuando te das cuenta, que eres mucho más alma que un cuerpo físico, sin dejar de lado la relación que se establece entre el sentir el pensar, somos lo que hacemos, lo que comemos, lo que pensamos. Somos soma, somos realidad carne y hueso, somatizamos las emociones que no se expresan, somos el silencio que hace nudos en la garganta y no nombramos lo que pensamos y sentimos, y entonces el cuerpo habla. Habrá que aceptar que hay dos tipos principales de tormentos en la vida: La consecuencia de demasiado coraje, y el arrepentimiento de demasiado miedo, en ambas tensiones nos vamos moviendo, tomando las decisiones y las consecuencias que implican y que no son lineales, ni univocas, ni certeras. Comparto estas palabras de la psicóloga Clara Aguiar Batiz que ponen la vida como esa oportunidad no lineal de vivir aceptando lo que vamos siendo con lo que hicieron de nosotros y de nosotras.

La verdadera felicidad no nace de lo perfecto, sino de lo consciente.

Agradecer lo bueno es fácil: la risa, el abrazo, los sueños cumplidos.

Pero el alma se eleva cuando también somos capaces de agradecer lo que dolió.

Porque hay cicatrices que fueron maestras, despedidas que nos enseñaron a volver a nosotros, y caídas que nos revelaron la fuerza que no sabíamos que teníamos.   

Agradecer la herida no es glorificar el sufrimiento, es honrar el crecimiento que vino con él.

Es decir: “No fue en vano. Me dolió, sí… pero también me despertó.”

La felicidad real es esa paz que nace cuando dejas de maldecir tu historia y empiezas a abrazarla.

Toda.

La luminosa y la rota.

Porque ambas te hicieron ser quién eres hoy.

 

 Clara Aguiar Batiz