“Si un pájaro supiera explicar lo que canta, por qué lo canta y cómo lo canta, dejaría de cantar.” Paul Valery.
“La felicidad, no en otro lugar, sino aquí; no en otro momento, sino ahora.”
Walt Whitman
“Lo más doloroso es perderse a uno mismo en el proceso de amar demasiado a alguien y olvidar que uno también es especial.” Ernest Hemingway
“Sólo durante los tiempos difíciles es donde las personas llegan a entender lo difícil que es ser dueño de sus sentimientos y pensamientos.” Antón Chéjov
“Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso las que perdemos.” Scott Fitzgerald
“No puedo evitarlo, soy irrevocablemente adicta a hacer equilibrio sobre el hilo que une tus dudas con mis miedos.” María Vera
“Existo en dos lugares, aquí y dónde estás tú…” Margaret Atwood
“Los poemas tristes son un secreto homenaje a la alegría.” Natalia Litvinova
Vamos rumiando casi siempre lo que la vida nos depara y lo que hacemos con la vida. A veces el punto es que nos pasamos entre la ilusión de que algo vendrá para bien como por arte de magia. La ensoñación de hacerse millonario ganando la lotería, pero sin comprar el billete es más común de lo que uno cree.
La vida es acción, la duda paraliza. La vida es tomar decisiones, pero el lapso, el tiempo entre la idea, la imaginación, las opciones de ansiedad ante lo que vendrá agobian y hacen que el tiempo pase, que dejemos incubar en la zona de la indefinición el miedo a todo, al cambio, a los resultados de la decisión, a las consecuencias, pareciera que la certeza se convierte en cárcel y la incertidumbre de la vida en pantano que no nos dejan avanzar. La idea es poder vivir haciendo, y vivir reflexionado sobre lo realzado, y de ahí aprender, lo que bueno y lo malo, si lo ponemos en de forma dicotómica, pero la vida es mucho más que blanco y negro.
Hay proyectos que requieren madurar, tener y crear condiciones para que se puedan concretar, requieren tiempo, el reto es que la gente sepa las diferencia entre saber esperar y perder el tiempo. Al final de cuentas se trata de hacer y no solo de esperar, de una falsa noción de esperanza, porque también muchas veces esa esperanza que se queda en el pensamiento mágico detiene los deseos y mata los sueños.
La vida es como el agua de un rio, que baja casi imperceptiblemente de la montaña, a veces desde un deshielo lento hasta formar su cause, con ímpetu, llega a tener sus “rápidos”, va desafiando la orografía, en su rodar arrastra materia orgánica, piedras y minerales que va limando con su paso, forma cantos rodados, transportara limos y arcillas finas que depositará en su delta. En todo su trayecto enfrentará obstáculos y será asediado su contenido por los hombres, por la naturaleza misma, sin embargo, su mera existencia sumará a múltiples procesos de la vida, dará agua a plantas y animales, servirá para el riego de cultivos, otras veces más será utilizado su flujo para paliar la sed de hombres y mujeres, podrá a veces ayudar a crear energía y será parte del ciclo natural del agua y terminará fusionándose con el océano. Evaporación y condensación, lluvia y hielo, la constante es la dinámica de su movimiento. Sentido y propósito se hacen uno.
Cada vez la certeza de que querer obtener de forma predeterminada las cosas que deseamos se convierte con mayor frecuencia en frustración. El miedo al fracaso es el censor que paraliza el deseo, la ambición, los sueños, el amor. Nadie quiere sufrir, hay un temor al dolor, al desamor, a la desilusión, a fracaso, que no permite actuar. O si se actúa, se abona desde del principio al fracaso y a poner todas las excusas, evasiones y pretextos para proteger una idea singular de triunfo, de placer, de gozo, y de una felicidad confeccionada desde los límites de la propia inseguridad y desde la falsa consciencia de sí mismo y de un egoísmo narcisista pasando por una falsa prudencia que raya en la utilización y abuso de las personas, de su confianza, de sus sentimientos, emociones y aún de su cuerpo.
La sociedad actual promueve el uso de las personas. La utilidad como precepto casi exclusivo de las relaciones interpersonales. Que obtengo de una relación, y no que doy a una relación. El capitalismo ha echado raíces y todo se mide en ganancias, afectivas y de efectivo, se mide en lo fácil, en lo rápido, en lo instantáneo, en lo inmediato, de ahí la complejidad actual de las interacciones humanas. El cambio de sentido y propósito a las relaciones sociales, afectivas, sexuales y amorosas. Los cambios en las dinámicas familiares, a la convivencia, a la amistad, al compañerismo y la integración social.
El individualismo se promueve como valor legítimo en la sociedad de mercado. Los deportes giran sobre el éxito personal, el piloto de fórmula 1 triunfa en función de todos los apoyos que le da su Staff y de las escuderías de autos. El jugador de golf gana con el apoyo del caddy y de los patrocinadores, y así, podemos ver como hasta en los deportes de conjunto se venden las individualidades y destrezas de las y los jugadores. Lo que se destaca es el sujeto en lo personal. Los ídolos son en tanto son únicas personas, desechables también, que duran mientras den ganancias. Lo efímero del éxito crea la ilusión de poder llegar a ser un día un número uno, aunque solo dure una o unas semanas en la cima del éxito.
El sentido y el propósito de la vida se han banalizado. La movilidad social es cada vez menos factible. La concentración de la riqueza en el 1% de la población mundial lo dejan por demás claro. Las personas que nacen en condiciones de precariedad y pobreza vivirán en esas condiciones sin tener oportunidades reales para mejorar sus condiciones de vida, el hambre y la miseria hacen que las personas decidan hacer cosas que van en sentido contrario a la esencia de lo humano y de la convivencia social sana. Las oportunidades que pueden tomar algunos son los garbanzos de libra que el propio sistema instrumenta para vender la ilusión de “que querer es poder.”
La vida tiene en la dignidad humana su propósito y su sentido. El ser persona en igualdad y en derechos, deberá ser la condición mínima con la cual la existencia singular de cada quien, le pueda permitir el desarrollo de las cualidades, capacidades, habilidades, destrezas y competencias propias de la inteligencia y sensibilidad humanas y que deberían ser el sentido y propósito del proyecto civilizatorio y de la sociedad actual.
La vida en búsquedas de sentido, en los propósitos que emergen de la capacidad y talento humano requiere de otros, requiere configurar un nosotros, en el que el deseo también parta de compartir, de recrear, de soñar, de reír, de crear arte, de poder ser con y para los demás. Julio Andrés Pagano lo planteo así:
“Necesitamos con urgencia magos, payasos, músicos, pintores, poetas, bailarines, artesanos, humoristas. Gente que sepa reír, que se anime a fluir. Gente que quiera jugar a volar con sus dones y talentos. Gente que comparta su riqueza interna y esté dispuesta a enseñar para seguir aprendiendo. Gente solidaria que se mueva con entereza. Gente que ame la naturaleza, que mire a los ojos y cree entornos de paz. Gente noble, de buen corazón, que confíe en su voz interior y trabaje, con amor, en lo que verdaderamente sienta. Necesitamos gente que se anime a Ser, para embellecer el escenario de la vida.”
Leo Pavoni lo describió así, en el deseo de pensar con el otro, la otredad de un ser humano que no solo piensa en si mismo:
“Hay un puñado de humanos que tiene el alma más luminosa, el corazón más inmenso, bondad en sus actos, serenidad en sus diálogos y están repartidos por el mundo para hacer el camino de algunos un poco más maravilloso, aventurero y repleto de alegrías.”
Cinco mujeres ponen en palabras lo que implica el sentido y el propósito de la vida, cada una en su contexto, con su mirada, con su corazón latiendo y con una inteligencia pensante y que ahora transcribo, como una manera invitarnos a reflexionar sobre la vida misma. Cada una de ellas nos regala en palabras esa posibilidad de dotar de sentido y propósito la vida, y que si bien cada quien deberá encontrar la forma de trascender en lo maravilloso que es la vida, con todos sus absurdos y contra sentidos el ver en ellas -siendo mujeres- esa parte del ser humano que no nos permitimos las más de las veces ver, reconocer y valorar y que ahora que todos los días deberían ser 8 de marzo tendríamos la obligación moral de comprender.
Emma Thompson
“Durante años intenté encajar, hasta que entendí que lo mejor que podía hacer era desarmar el molde. No quiero ser la versión femenina de nadie, no quiero interpretar un papel que no me pertenece. Quiero ser mujer, sin etiquetas, sin permiso. Quiero decir lo que pienso, sin disculpas. Porque al final, lo más valiente que puedes ser en este mundo, es ser tú misma.”
Clarice Lispector
Mi vida es un único día. Y es así como el pasado me es presente y futuro. Todo en un solo vértigo. Y la dulzura es tanta que hace insoportables cosquillas en el alma. Vivir es mágico y enteramente inexplicable. Yo comprendo mejor la muerte. Ser cotidiano es un vicio. ¿Yo qué soy? Soy un pensamiento. ¿Tengo en mí el soplo? ¿Tengo? ¿Quién es ese que tiene? ¿Quién habla por mí? ¿Tengo un cuerpo y un espíritu? ¿Yo soy un yo? “Exactamente, tú eres un yo”, me responde el mundo terriblemente. Y me horrorizo.
Meryl Streep
“He aprendido a no rogar atención, amor ni respeto. No quiero estar en la vida de nadie por obligación. Si debo explicar mi valor, si tengo que convencer a alguien de que me quiera, entonces ese no es mi lugar. La vida es demasiado corta para gastar energía en lo que no es mutuo. No temo envejecer; temo dejar de ser yo misma para complacer a otros. A estas alturas, elijo mi paz por encima de cualquier cosa.”
Viola Davis
“Por años creí que debía disculparme por ser fuerte, por hablar alto, por ocupar espacio. Hasta que entendí que mi voz no era demasiado fuerte, el mundo era demasiado frágil para escucharla. Ahora, cada vez que una mujer duda de su propia grandeza, le digo lo mismo: no te hagas pequeña para caber en la mente estrecha de alguien más. Tu historia merece ser contada con todo el poder de tu voz.”
Marguerite Duras
“La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice. Porque decidí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros. Sucedió así. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. La casa, esta casa se convirtió en la casa de la escritura. Mis libros salen de esta casa. También de esta luz del jardín, De esta luz reflejada en el estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de escribir.”