Seguridad Privada, lo que necesitamos saber

Maestro José Moisés Herrera Saldaña, columnista Platino
Maestro José Moisés Herrera Saldaña, columnista Platino

Les vemos todos los días, en los centros comerciales, tiendas grandes, en la entrada de los fraccionamientos; parados, en sol o sombra, a veces apuntando datos, cuestionando a dónde nos dirigimos (con mayor o menor diligencia), nos hemos acostumbrado a ellos o ellas, tanto que, normalmente no nos cuestionamos ¿quiénes son?, ¿de dónde vienen?, ¿ quién los capacita o certifica?, ¿se necesita permiso para prestar el servicio?

La seguridad privada es un negocio que crece día a día ante la demanda por parte de la población y la idea de que el gobierno no puede proporcionarla como la quisiéramos (sí, el sueño de un policía en cada esquina que no se puede cumplir), pero nos lleva a las interrogantes que mencionamos anteriormente -no son menores- porque detrás de todas ellas está una duda mayor, ¿en quién ponemos nuestra seguridad?

Nuestra Constitución establece un Sistema Nacional de Seguridad Pública, el cual está regido por la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el cual se contempla qué tanto el Gobierno Federal como el de las entidades federativas pueden autorizar la prestación de servicios de seguridad privada; a nivel federal, los permisos los maneja la Dirección General de Seguridad Privada, dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana; a nivel local, es la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Guanajuato, mediante la Dirección General Jurídica y de Derechos Humanos quien realiza este trámite.

En ambos casos, quienes quieran prestar este servicio deben de cumplir requisitos para ello, como son: acta constitutiva, comprobar domicilio, poder notarial, reglamento interior de trabajo, conformidad municipal, Registro Federal de Contribuyentes, Registro Patronal del IMSS, inventarios de recursos materiales, Manual Operativo, entre otros muchos mas.

Ahora, tal vez se esté preguntando, ¿cómo podría saber todo eso, si no estoy dedicado al derecho o a materia de seguridad?, le comento que no es necesario, uno de los requisitos que las leyes reglamentarias establecen tanto a nivel federal como estatal, es la publicidad; a nivel federal puede consultar las empresas o personas registradas en http://dgsp.cns.gob.mx/federales/federales.html, y a nivel estatal, este registro se encuentra en http://seguridad.guanajuato.gob.mx/prestadores-de-servicios-de-seguridad-privada/, en ambas páginas, usted puede verificar que la compañía que quiere contratar cuenta  con la autorización necesaria.

Los municipios también participan en esta tarea, las leyes reglamentarias establecen que las empresas de seguridad privada deben solicitar el visto bueno del municipio cuando quieran operar en su territorio, y que pueden supervisar y vigilar a estas empresas, velando el cumplimiento de sus obligaciones, pudiendo incluso sancionarlas por incumplimiento, en el caso del Municipio de León se cuenta con una Dirección de Seguridad Privada, la cual puede consultar en https://leon.gob.mx/leon/seguridad/#.

Existe un amplio mercado negro de seguridad privada, personas y compañías que no cuentan con ninguna autorización estatal o federal, y mucho menos con el visto bueno de la autoridad municipal; en su mayoría se contratan por comodidad o precio, se contratan a esas personas; pero, sí las autorizadas muchas veces tienen problemas, imagina ¿cuántos tendrán las que no cumplen con la ley?, las interrogantes que dieron inicio a esta columna aumentan, no sabemos quiénes son, se dificultaría hacerlos responsables ante cualquier problema.

La seguridad no es una inversión menor, pero sobre todo, no es un riesgo menor, si usted ha tomado la decisión de contratar un servicio de este tipo, la mejor recomendación que se puede hacer es tomar un tiempo para verificar que se cumplan con los mínimos necesarios como son: tener un permiso, tener un visto bueno de la autoridad correspondiente, lo que está en juego no es algo menor, es su patrimonio, su integridad y la de los suyos, y en un caso extremo, su vida y la de sus seres queridos, no pongamos todo ello en manos inexpertas o ilegales.