“Lo tienes ahora, y ese ahora es toda tu vida. No existe nada más que el momento presente. No existen ni el ayer ni el mañana. ¿A qué edad tienes que llegar para poder comprenderlo?” Ernest Hemingway
“Tener la posibilidad de herir a quien nos hirió y no hacerlo, eso es lo que realmente nos distingue de ser como ellos. La verdadera fuerza no está en la venganza, sino en el control, en elegir la paz sobre el rencor y en demostrar que somos más grandes que el dolor que nos causaron.” Morgan Freeman
“La iluminación ocurre cuando la ola entiende que ella es el océano”. Thich Nhat Hanh
“Cuando tiendes a quedarte a cero, corres el riesgo de olvidar todo lo que un día te llenó. Aprender de nuestras inercias es el camino mismo construyéndose.” Sara Búho
“Ella ha aceptado mi amor y yo he aceptado su amistad, los dos sabemos qué poca diferencia hay entro lo uno y lo otro.” Pierre Choderlos de Laclos
“Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía.” Anatole France
“Y lo lindo de cuando uno se siente feliz… es que parece que es para siempre, que nunca más uno se va a sentir mal.” Manuel Puig
“Deberíamos de empezar a vivir antes de ser demasiado viejos. El miedo es una estupidez, al igual que los remordimientos.” Marilyn Monroe
“Morirás mil veces antes de despertar sintiéndote vivo en tu propia piel. Amarás a todos los corazones equivocados antes de darte cuenta de la fuerza que hay en el tuyo.” Antoinette Foy
“La única libertad que pido es que nadie me diga cómo sentir.” Elena Poe
“Hay metáforas más reales que personas que pasan por la calle.” Fernando Pessoa
Cada vez es más urgente comprender que la vida es más que solo respirar. Sin embargo, aprender a respirar es también urgente hoy en día. Los procesos vitales y emocionales están asociados a un conjunto de procesos metabólicos y fisiológicos que están en íntima relación con la respiración, ese intercambio de gases que realizamos de manera regular, y que en la práctica cotidiana se tienen realmente muy pocos momentos de consciencia plena de lo que implica respirar y respirar bien.
Respirar es una condición para la vida, pero se trata de vivir, no solo de respirar, hacerlo es ya una función autónoma y que a la vez puede llevada a un nivel consciente, y ser, por tanto, un factor clave para tener una salud física, mental y emocional adecuada.
Cada día la oportunidad de respirar de una manera adecuada por algunos momentos en el día, puede ser una conducta que nos ayude a tener una mejor oxigenación, si es que lo hacemos de forma controlada, aspirando por la nariz y usando el diafragma, podemos hacer que entre más oxigeno a los pulmones, con lo cual aumentamos la energía que se requiere para todos los procesos celulares, incluidas sus funciones específicas en cada órgano y tejido, y para la propia regeneración celular.
De las cosas que hemos ido aprendiendo y asimilando en los últimos años en la cultura occidental, es que la meditación -Mindfulness- es un recurso que nos ayuda a mejora la concentración y la claridad mental, y que el respirar de la mejor forma nos ayuda a que exista un buen flujo de oxígeno al cerebro, que deriva en poder mejorar la memoria y desarrollar procesos mentales de atención plena, a la ve de que ayuda reducir la fatiga mental, y en ese proceso, se puede reducir de forma significativa el estrés y la ansiedad entre otras respuestas humanas ante la realidad que se vive. Las neurociencias han ido estableciendo relaciones directas entre aprender a respirar, por ejemplo, de forma lenta, con la capacidad de poder reducir la frecuencia cardiaca, con la relajación de la tensión muscular y con la reducción del cortisol, que es la hormona del estrés. Respirar lento es contra cultural es estos tiempos.
Respirar de forma consciente y con la meditación se propicia un proceso interno de autopercepción que aumenta la consciencia corporal y crean condiciones para una introspección emocional, con lo que se ayuda entre otras cosas a que el sistema cardiovascular pueda tener un mejor desempeño en cuanto a la circulación sanguínea, con lo que se disminuye la presión arterial y se reduce el riesgo de problemas cardiacos. En pacientes que tienen problemas de corazón severos, la meditación ha sido un factor positivo de ayuda para su condición al practicarse de forma previa a las cirugías, así como en el proceso de recuperación.
Respirar bien es pensar bien. La prisa nos lleva a tomar decisiones igualmente apresuradas y sin un proceso de pensamiento que integre lo que implica tomada de la decisión y sus consecuencias. Tomar acciones sin hacer una reflexión, sin darnos la oportunidad de respirar profundamente durante unos minutos puede -o a veces bastan unos 30 o 60 segundos- ser un factor clave para poder decidir de la mejor forma, reconociendo las emociones y las ideas que asociamos con relación a la situación en la que toca actuar, decidir.
La relación entre nuestro cuerpo y la respiración también está documentada. Respirar bien nos ayuda a corregir la postura de la espalda y el cuello, disminuye la tensión muscular al prevenir dolores y malestar físico. La meditación y el yoga por ejemplo ayudan a crear condiciones para tonificar el cuerpo, lograr tener un control de la respiración y vigorizar partes del cuerpo, tomando claridad de lo que sentimos y de su relación somática.
Una respiración consciente, por ejemplo, respirar de forma lenta durante la meditación ayuda a activar el sistema nervioso parasimpático que está asociado al descanso y la digestión. Ejercitar la respiración profunda ayuda a temer una mejor oxigenación, y el lograr una respiración rítmica permite generar un estado de seguridad y control emocional.
Estamos en una época muy difícil, con una sobre exposición mediática, y con una prisa impuesta en casi todo. Una vida con poco tiempo para estar con uno mismo, y con las personas que amamos y queremos; estamos las más de las veces respirando a tontas y a locas, sin control y sin consciencia.
El respirar lo hemos relegado a un asunto funcional, sin embargo, las enfermedades respiratorias están al tope, con una serie de factores de riesgo que complejizan la el gozar con adecuada salud, que no es solo la ausencia de enfermedad, y que la contaminación del aire, el tabaquismo, la comida rápida, el consumo de alimentos ultra procesados, las bebidas endulzadas, la vida sedentaria y con ello el sobrepeso y la obesidad hacen que se expresen como enfermedades en las que las emociones y los sentimientos están asociados a otras conductas y con ello, a la presencia cada vez más común de afectaciones socioemocionales como la ansiedad, los ataques de pánico, el estrés y la depresión, y que en todas ellas algunos de los síntomas se expresan en modificaciones en la respiración y sus efectos.
Respirar y vivir, debería ser la praxis para tener una buena calidad de vida. Respirar bien para estar bien. Respirar de forma consiente y se podrá pensar con más claridad. Respirar con consciencia es disfrutar el poder ser y poder apropiarnos de nuestra corporalidad en todas sus dimensiones. Hoy hemos podido vivir más años y el poder hacerlo con una buena calidad de vida pasa necesariamente por dormir bien, comer bien y por respirar bien; y porque al final, se trata de que no solo se respire para estar vivo, si no de que seamos con otros y que se viva con plenitud y salud.
Marguerite Yourcenar escribió: “No somos lo que acumulamos, sino lo que dejamos en los demás. Cada gesto, cada palabra, cada acto de entrega se vuelve parte del mundo… incluso cuando ya no estamos. Como decía Fiódor Dostoyevski en “Los hermanos Karamazov”: “Cada uno es responsable de todos ante todos.” Una frase que nos recuerda que nuestras acciones no mueren; se transforman en la vida de otros. Somos eternos en lo que fuimos capaces de dar. Hoy, más que nunca, elijo dejar huellas que no se borren.” y por lo tanto, y por lo pronto, habrá que aprender a respirar.