Desafortunadamente hemos visto como la ola de violencia ha incrementado sus índices, cómo el tejido social ha ido desintegrándose paulatinamente y por ende, en el seno de la sociedad hemos ido dejando que se resquebraje la familia mexicana, para ello, quiero destacar que aún estamos en tiempo de buscar y encontrar los mecanismos que nos lleven a una renovación de nuestros valores, a través de aquello que hemos abandonado, es algo tan sencillo y conocido por todos, sin duda alguna, la familia.
En mayo del 2020 celebraremos el día Internacional de la Familia, haciendo un poco de historia fue la Asamblea General de la ONU, quien un 15 de mayo de 1994 la celebró internacionalmente. Es conveniente que seamos puntuales y que no se nos olvidé tal circunstancia porque estoy convencido de que si logramos fomentar de mano en mano aquellos valores perdidos como son la tolerancia, solidaridad, respeto, disciplina, amistad, honestidad, la ética, etc. vamos a poder renovar el tejido social, porque de otra forma la violencia galopante que ha ido permeando en las niñas, niños, jóvenes y en todos y cada uno de los rincones de la sociedad, hará que se colapse la sociedad mexicana, la cual, creo que está a escasos milímetros de lograrlo, si medimos la violencia mediante las manifestaciones por las muertes de mujeres, la desaparición forzada, el desplazamiento, la falta de seguridad, las manifestaciones de universitarios y enfermos, etc. son un parámetro manifiesto de que las políticas públicas no se están aplicando bien ni a lo largo ni ancho del país.
En este orden de ideas, debemos de refundarnos y aplicar las normas como es el artículo 16º de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que establece que:
“1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos, podrá contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.
Estas disposiciones que parecen difíciles de alcanzar, créanme que no lo son, porque si nuestro tema fundamental del diario vivir es la felicidad, creo que todos y todas las personas dentro de la sociedad tenemos derecho a ser felices, a levantarnos si caemos, a considerar que toda persona sin distinción de raza, sexo, religión, estado civil, status social, tiene derecho a la felicidad, a buscarla y por supuesto a alcanzarla.
Desde mi punto de vista, si una persona es feliz en el núcleo de su familia, los hijos recibiendo amor y respeto de sus padres y viceversa, el binomio podrá subsistir en una sociedad menos convulsionada y así dejar de crear monstruos, personas desestabilizadas e inconformes con la vida; en la que esta felicidad tenga como premisa mayor la de servir y no servirse de la comunidad. Los seres vivos, entre ellos los humanos luchamos por la supervivencia, pero a diferencia de las demás especies nosotros tenemos conciencia para no aplicar la ley del más fuerte, si logramos parar el odio y el resentimiento, podemos progresar de una forma escalonada viviendo, y trabajando para restablecer el tejido social y logrando su cohesión.
De otra forma, si dejamos que nos siga avasallando la intolerancia, el odio, egoísmo y la violencia, estamos condenados a perecer, por esa razón y porque somos más los que creemos en la familia y en la sociedad mexicana, estoy seguro y convencido de que haremos un frente que será el dique que detenga esta ola delincuencial, somos más los que queremos vivir en paz, hermanándonos entre nosotros. Empecemos de cero, aquí y ahora, no esperemos a un mañana, decidámonos ahora mismo a decir y hacer lo que tengamos que hacer para que nuestra sociedad no sea devastada por aquellos depredadores que la quieren ver destruida.