El 5 de febrero el presidente Andrés Manuel presentó sus iniciativas de reforma constitucional en la última parte de su sexenio.
Como el mismo Ejecutivo Federal ha señalado, se enviaron por la cercanía de las elecciones; por lo tanto, busca que sean tema de discusión en las inter campañas y las campañas electorales.
Se trata de 18 reformas constitucionales y 2 reformas a la ley secundaria. Las podemos clasificar de la siguiente manera:
Socio-económicas: pensiones de adultos mayores y personas discapacitadas, becas a estudiantes, vivienda para trabajadores, aumento al salario mínimo y salario mínimo para maestros y policías e ingresos para agricultores.
Social: derechos de indígenas y afromexicanos y derecho a la educación y al trabajo para jóvenes.
Política: reducción de gastos de campaña y partidos políticos, reducción de integrantes del Congreso, elección de jueces y magistrados, desaparición de organismos autónomos, la Guardia Nacional y la austeridad republicana.
Medio ambiente: maltrato animal, prohibición del fracking y la minería a cielo abierto y atención de zonas con escasez de agua.
Salud: atención médica y prohibición de vapeadores y fentanilo.
Comunicación: 18,000 km de vías férreas para trenes de pasajeros.
Queda por revisar la posibilidad de las reformas y el uso electoral que tendrán para considerarlo en los próximos meses.
POSIBILIDADES
Considerando que en esta ocasión los partidos de oposición han declarado que apoyarán aquellas reformas que beneficien a los mexicanos, podemos clasificar las que presentan más posibilidades y las que menos la tienen.
Media posibilidad: Aquí podemos poner a las reformas que menos polémica generan y que la actualidad política reconoce, como: derechos de los indígenas y afromexicanos, derecho a la educación y al trabajo para los jóvenes, salario mínimo a maestros y policías, el maltrato animal y atención a zonas con escasez de agua.
Cierta posibilidad: En este grupo tenemos que considerar las reformas en las que es fácil estar de acuerdo, pero existen diferencias en el criterio y en los medios para conseguirlo: pensiones, becas, vivienda, aumento al salario mínimo, atención médica, prohibición del fracking y minería a cielo abierto, prohibición de vapeadores y fentanilo, uso de vías férreas para trenes de pasajeros e ingresos para agricultores.
Su posibilidad depende en gran parte de la disponibilidad del presidente de modificar sus iniciativas, lo que el sexenio nos ha mostrado que eso es remoto.
Nula posibilidad: Finalmente, están las iniciativas donde no se observan posibilidades porque difieren en la forma y en el fondo las distintas fuerzas políticas: reducción de recursos para campañas y partidos políticos, reducción de diputados y senadores, elección de jueces y magistrados, desaparición de organismos autónomos y la Guardia Nacional.
Si el presidente busca utilizar estas reformas para las elecciones; entonces, es muy probable que consigan aprobarse un número muy reducido. Recordemos que para su aprobación se requieren dos, terceras partes de ambas cámaras y la mayoría absoluta de los congresos locales. En estos momentos, la 4T no cuenta con esa mayoría calificada.
USO ELECTORAL
El Congreso de la Unión tendrá hasta el mes de abril para revisar, discutir y en su caso votar las distintas iniciativas. Posteriormente, vendrá el uso electoral de dichas reformas.
El presidente y la 4T le harán ver a los ciudadanos que algunas de estas iniciativas fueron aprobadas, pero las que no lo fueron se debió a la responsabilidad de los partidos de oposición. Por esa razón, la 4T necesita que le den la mayoría calificada en las elecciones del 2 de junio.
Los partidos de oposición, tendrán que explicar y convencer a la ciudadanía sobre las implicaciones de las reformas y la razón; por las que, no las respaldaron. Tienen un camino más sinuoso para que el ciudadano se informe sobre cada uno de los temas.
En toda esta discusión, también intervendrán comunicadores, medios, youtubers, redes sociales para tratar de convencer de una posición y otra. En alguna forma, estos debates serán caóticos, pero será parte del uso electoral.
ES LO QUE TENEMOS
Lo ideal sería que los distintos líderes políticos, partidos y la misma sociedad pudieran discutir estos temas con civilidad para encontrar las mejores alternativas; sin embargo, la 4T ha optado por politizarlos.
Eso traerá sus propias peculiaridades: será más ríspida la discusión, más lenta y dependerá mucho de la coyuntura política, en este caso, la competencia electoral.
A pesar de todo, esperamos que puedan venir cosas positivas en estos temas. Los mexicanos lo necesitamos.