Querer a México

Hay que querer a México cuando menos lo merece porque es cuando más lo necesita. Me duele mucho el país que tenemos, yo crecí con la ideología jesuita, estudiando la teología de la liberación, con la firme creencia de que la justicia social es un deber para todos.

No soy neoliberal, siempre he pensado que el abuso es tendencia del ser humano y lo que no se regula adecuadamente termina siendo desproporcionado, me han dolido siempre los bajos salarios, los trabajadores que no tienen seguridad social, los abusos patronales en horas y prestaciones que la gente se ve obligada a aceptar porque es eso o nada.

No soy conservadora, creo firmemente en que todos tenemos los mismos derechos y que la ley debe reconocer realidades sociales y regularlas, no suprimirlas ni negarlas; y si, se habían acumulado muchas deudas con el pueblo de México, pero no solo en los últimos años, desde el siglo XX el PRI-gobierno, instalado en el corporativismo; necesitaba y fomentaba ciudadanos borregos porque era a los que podía manipular, y una clase media lo suficientemente acomodada como para no querer perder lo que a duras penas tenía, pero lo suficientemente necesitada como para poder estar aplaudiendo al gobierno a cambio de migajas.

Nunca voy a pretender decir que nuestro país fuera perfecto, pero al menos los primeros años del siglo XXI habíamos caminado en el marco normativo a establecer una democracia real, en donde hubiera una participación plural de las voces partidistas, se fomentara el diálogo y el debate.

Se establecieron organismos autónomos, que buscaban de una manera profesional realizar controles en sus respectivos ámbitos, se quitaron de las manos del gobierno todas las decisiones, y se crearon espacios de participación ciudadana. Repito el abuso es tendencia el ser humano y estábamos en camino de limitar los abusos del gobierno con contrapesos institucionales. No eran perfectos, tenían fallas, había que mejorarlos, pero en el camino estábamos.

El problema es que, apoyados en el rencor social, derivado de las fallas de atención a las necesidades colectivas, se construyó una narrativa de polarización y odio que abandonó las razones y se acomodó solo en la ilusión de la revancha o venganza.

Destruir todo lo existente fuera bueno o malo, no capitalizar los avances, eliminar la pluralidad, concentrar todo el poder, acabar con la transparencia, centralizar las decisiones, capturar al poder judicial para decidir desde el poder lo bueno y lo malo, tomando la impartición de la justicia  como una herramienta para poder pagar favores y cobrar desacuerdos.

Son unos genios de la propaganda y el discurso público; recuerdo los tiempos en que todos los mexicanos estábamos en contra de las barbaridades del gobierno; ahora me da tristeza ver a quienes defienden la supuesta democratización del poder judicial, cuando el relajo de elección que armaron de democrático no tiene nada.

Los mexicanos van a elegir para puestos de los que no conocen sus funciones, a personas de las que nunca han oído hablar, nadie entiende lo que se pretende elegir, punto.

Hay que querer a México, aunque esté pasando por periodos muy obscuros, y pensar que nada es para siempre, ojalá este periodo histórico de retroceso democrático dure poco, y regresemos a crear espacios donde de verdad se puedan escuchar las voces de todos.

Mtra. Katya Morales Prado
Abogada egresada de la Universidad Iberoamericana León. Maestra en Derecho Corporativo, por la Universidad Latinoamericana. Maestra en Derecho Constitucional y Amparo, por la Universidad Iberoamericana León, con un Máster en Políticas Anticorrupción Iberoamericanas por la Universidad de Salamanca, España. Presidenta de la Barra Mexicana de Abogados en el Estado de Guanajuato