Con profunda tristeza, observo en muchos lugares la decadencia de la humanidad a flor de piel, porque a pesar de que se nos divulgan los protocolos de sanidad, es notorio que muchos los acatan y se esfuerzan, asumiendo una cultura de prevención, pero por otro lado, tenemos personas que se envuelven en su propio egoísmo, dispuestos a violar cualquier cerco establecido para la salud de todos.
Debo hacer hincapié en que al existir corrupción en cualquier ámbito, impera el caos y que quienes están, en teoría, para hacer que se respeten las mínimas condiciones de higiene y evitar el contagio, se hacen de la vista gorda e inclusive lo fomentan, ponen en riesgo a los congéneres.
Este fenómeno social en que nos encontramos inmersos, parece sacado de una película de ciencia-ficción, sólo que los actores principales no son pagados, ni son estrellas de cine, sino que nosotros somos los personajes, personas de carne y hueso que estamos sufriendo una pandemia a nivel mundial.
La pandemia llamada COVID-19 viene a romper todo tipo de paradigmas en lo concerniente a la salud de los mexicanos y particularmente de los guanajuatenses, quien diga que la sociedad estaba preparada para una contingencia de estas dimensiones, está diciendo una falacia, creo que nunca nos imaginamos que íbamos a enfrentar un fenómeno de estas dimensiones y por ello es que advierto que debemos prepararnos para impedir que la civilización vuelva a un estado primario, y que en pocos días podamos empezar a vivir saqueos y caos, en donde se asalte para sobrevivir y poder conseguir alimentos.
Creo que todos estamos con la esperanza de que se resuelva la situación que genera esta enfermedad que nos lacera, sin embargo, de acuerdo a la información actual, deberemos pasar cada una de las fases apegándonos lo más posible a las recomendaciones de las autoridades sanitarias del país, con todas las consecuencias inherentes a cada una de ellas, pero mientras tanto, tampoco nos debe paralizar el miedo que nos está causando esta enfermedad mortal, luego entonces, debemos de prevenir y actuar ipso facto, de acuerdo a los protocolos que conocemos, como lo ha considerado la Suprema Corte de Justicia de la Nación, siendo esto un derecho fundamental en lo que tiene que ver con los derechos sociales, económicos y culturales, de los cuales me ocuparé al final de mi columna. Por lo pronto, que esta misma sirva como un llamado con todo el respeto al Alcalde de nuestra ciudad, López Santillana, porque es sabido que a él que le gusta caminar en las calles, barrios y colonias, para conocer sus necesidades, por lo que le será fácil aceptar la invitación a salir del edificio de la Presidencia Municipal, obviamente con todas las prevenciones de sanidad, y que camine por la calle 20 de enero hasta el crucero con calle Belisario Domínguez y ahí, observará un foco de infección, porque no podemos catalogarlo de otra forma, porque todos los transeúntes, que caminan por esa avenida, tienen que pasar a un lado de los cientos de puestos de comerciantes ambulantes que se encuentran apostados en dicho lugar y quienes consciente o inconscientemente, al estar ofreciendo sus productos, que no son de estricta necesidad sino que son objetos de regalo, pelotas, pilas, muñecos de peluche, etc. pero que si pueden ser transmisores del contagio si una de esas personas se encuentra infectada, lleva la infección a su entorno social y así subsecuentemente. Por esta razón, no es concebible que la dependencias municipales a través de sus inspectores, estén tolerando esta circunstancia.
Así las cosas, mientras que el Gobernador Diego Sinhué tomó la decisión de cerrar bares, cines, hoteles, restaurantes, etc y el Poder Judicial del Estado de Guanajuato, con base a un acuerdo del Consejo, suspendió las actividades jurisdiccionales de jueces en materias penales, civiles, oralidad familiar, oralidad mercantil y la SEP las clases en escuelas y universidades de Guanajuato, resulta contradictorio que a unos cuantos metros de la Presidencia Municipal de León, el contagio se encuentre inminente para todos aquellos que transitan por dicho lugar, toda vez que los inspectores de la Dirección de Comercio y Consumo y Dirección de Economía, quienes son los encargados de que no haya comerciantes “ambulantes” anden en la periferia o cómodamente sentados en sus escritorios, por lo que considero que Ud Sr. Alcalde, no puede tolerar esta corrupción que da pie al peligro de contagio, por la omisión de los funcionarios municipales y permítanme insistir, para que no se nos olviden, las calles Belisario Domínguez, 5 de mayo, Miguel Alemán, y todo el centro histórico de la ciudad.
Los leoneses hemos renunciado a nuestra libertad de tránsito, vivienda, medio ambiente, derecho al trabajo, algunos voluntariamente, con el firme propósito de que pase la pandemia y con la idea de que los Gobiernos cumplan en lo que tiene que ver con el derecho que tienen al acceso a medicamentos o tratamientos especializados para quienes lo requieran. Por lo que los ciudadanos exigimos que retiren el ambulantaje, mientras no cuente con las medidas Sanitarias pertinentes porque sería desastroso adquirir el contagio sólo por pasar por un estrecho espacio invadido por vendedores ambulantes. En este orden de ideas llamo al escrutinio público a cuestionar porque la Dirección de Economía y Dirección de Comercio y Consumo de León por parte de sus Directores Lic. Ramón Alfaro y el C.P. Fabricio Ibarra estén jugando a la ruleta rusa con la vida de los leoneses al permitir que los tianguistas y comercio ambulante se desarrolle sin las medidas sanitarias y así estén laborando. Porque una cosa es lo que declaran los funcionarios en los medios y otra es la que se vive en esos lugares. La excepción son los mercados, que en sus locales invierten en insumos, gel, cubrebocas, pinol, guantes etc. para los despachadores.
En esta tesitura, al ser testigos de las omisiones que he citado como botones de muestra, me permito exhortar a los leoneses a que tomen las riendas de su destino, protegiendo el presente para aspirar a tener futuro.