Seguro estoy, que en ocasiones estamos tentados a cerrar los ojos y volver mágicamente a nuestra vida cotidiana que llevábamos antes del COVID-19, pero esto resulta materialmente imposible.
El Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Guterres ha declarado que este virus global ha matado a 10,178 personas y ha contagiado a miles e incluso su país natal se ha declarado en estado de emergencia.
En este tenor, más que pensar en una probable erradicación mágica de esta enfermedad, que se ha diseminado en el mundo entero, incluyendo nuestro país, es necesario que nos adentremos en identificar plenamente las condiciones de riesgo, las cuales las debemos evitar. No quiero que esta columna se convierta en un catálogo de buenos propósitos, porque creo que eso le toca a las autoridades sanitarias, sin embargo, las recomendaciones han sido muy claras por parte de la Organización Mundial de la Salud y particularmente en nuestro Estado de Guanajuato y así vemos circulando en las redes videos del reconocido Infectólogo Dr. Alejandro Macías, quien fue uno de los pilares para que se controlara la influenza en México que azotó a nuestro país hace aproximadamente una década, el cual es egresado de la Universidad de Guanajuato y orgullosamente guanajuatense.
En este orden de ideas, a pesar de esto, es prioritario y urgente que se sigan fomentando las medidas de seguridad sanitaria, necesaria o necesarias en establecimientos públicos, bares, estadios, auditorios, cines, gimnasios e instalaciones industriales y de servicios, para evitar la propagación de la enfermedad al mismo tiempo y que el sistema de salud no se sature y no haya personal de salud, insumos, camas de terapia intensiva y ventiladores suficientes en los casos graves.
Con fundamento en lo anterior, quiero hacer una reflexión, ciertamente dolorosa, porque en estos momentos nuestra República y particularmente nuestra sociedad guanajuatense se debate entre la vida y la muerte, porque por un lado, su salud se encuentra vulnerable por esta enfermedad en comento y por otro lado, no paran los homicidios dolosos, los cuales siguen lacerando y dejando dolor y lágrimas en las familias de León, Celaya, Irapuato, Salamanca y demás municipios de nuestro Estado, por lo que vale la pena mencionarlos, estamos hablando de 811 homicidios en el último bimestre de 2020 según prestigiado reporte de un periódico de la ciudad de León, pero a los leoneses se les ha castigado con 81 personas que perdieron la vida en forma dolosa.
Bajo estas premisas, quiero compartirles que tuve un sueño, y el cual pongo sobre la mesa de todos los guanajuatenses, por qué no hacemos un toque de queda “voluntario”? es decir, que verdaderamente los leoneses y guanajuatenses no salgan por las noches para evitar la concentración de personas y propagación del coronavirus y de esta forma al renunciar voluntariamente a nuestra libertad de tránsito y de reunión, de paso se evite que se cometan crímenes dolosos, habida cuenta de que si no lo hacemos nosotros como una sociedad organizada y conscientes de la magnitud de esta enfermedad del siglo XXI que nos tocó vivir, con toda seguridad si el Gobierno Federal no logra detener la pandemia, se verá precisado a dictar medidas urgentes y sacar al ejército o la guardia nacional, o cualquier autoridad coercitiva para que se cumpla un toque de queda forzoso imponga sanciones y detenciones a quien viole un estado de excepción, además en lo que tiene que ver en la economía, sería loable que se declare un decreto presidencial que tenga por objeto que todos los convenios judiciales y contratos civiles, créditos hipotecarios, bancarios y de particulares, haya un plazo de 3 meses de gracia en los servicios de agua, luz, teléfono e internet, esto no causaría agravio alguno porque estas compañías cuentan con grandes capitales, lo que no les representaría llevarlos a la bancarrota y si, nos mostrarían un grado de solidaridad y patriotismo como ya lo harán en San Salvador.
Así las cosas, si sacrificamos nuestras libertades deambulatorias y económicas, seguro estoy que saldremos adelante de esta pandemia que nos amenaza.